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Una historia que en el baloncesto se vio infinidades de veces, un equipo dominando a voluntad a otro, hasta que el aro se cerró, el rival levantó la mira, luego la actitud y el miedo a perder hizo el resto para que el equipo que estuvo siempre abajo gane el juego. En este caso Minnesota hizo todo el gasto, pero Memphis como un felino resurgió en el capítulo final, lo ganó 37 a 12 y se llevó el tercer punto por 104 a 95, poniéndose adelante por 2-1.

Los dos primeros cuartos fueron de Minnesota, quien dominó por completo, acaparó las acciones y era una vendaval de energía ante un desconocido Memphis. Todos jugaban, anotaban y el lucimiento era total, hasta con 25 puntos de ventaja. Patrick Beverley hacía de la suya y la Target Center era un hervidero.

Al medio tiempo Minnesota ganaba 51-44, pero el resultado no reflejaba la diferencia entre uno y otro. El tercer cuarto tuvo la misma tónica, los Wolves tomando nuevamente el control, mientras Memphis no lograba fluir en ataque y solo Desmond Bane le daba aire ofensivo. El canadiense siguió calentando su mano, sumándose a la fiesta Brandon Clarke (16) y con un parcial de 13-0 se metieron en juego, trasladando todas las dudas al dueño de casa.

Ese inicio de último cuarto fue letal, el lenguaje corporal de Minnesota era desconcierto, mientras que de la otra vereda, triple tras triple Bane construía su gesta épica. Ja Morant aportó menos que siempre, pero fue importante en el cierre, el cual solo alcanzó con ponerse enfrente en defensa ante un oponente paralizado por lo que estaba ocurriendo, por ver como perdían un juego imposible.

Finalmente fue victoria Grizzlies por 104-95 y ahora lo mental se verá para donde queda mejor, si se relaja Memphis por ganar uno o si Minnesota se deprime por completo y regala la serie en su casa con otra derrota. Boxscore oficial del juego