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En el 2016 se dio una cuestión fuera de lo común en el mundo NBA en relación a lo que tiene que ver con Argentina, es que había tres compatriotas en una misma franquicia, más no sea por una pretemporada. Manu Ginóbili recibió en “su” San Antonio Spurs a Nicolás Laprovittola y Patricio Garino, compañeros de la selección y con quienes había compartido su último baile con la celeste y blanca.

Ambos jugadores tuvieron su propuesta formal para sumarse a la pretemporada de los Spurs luego de los JJOO de Río en el 2016. El representante de ambos jugadores, el mismo que tenía Manu en Argentina, llegó con la buena nueva de poder tener la chance de probar suerte en la NBA y con el bahiense como nexo las posibilidades podían acrecentarse un escalón más.

No obstante lo primero y como para que la adapatación a la ciudad, a la franquicia y a la metodología de entrenamiento no sea tan abrupta, Ginóbili se puso a sus “pollos” bajo el brazo y casi que los trató como a sus hijos o hermanos menores que nunca tuvo.

“Lo que hizo con nosotros fue totalmente innecesario”, arrancó comentando Pato Garino para luego agregar y aclarar: “Es algo que me gusta remarcar porque si bien era un compañero de selección, del mismo país, y yo hubiera hecho lo mismo, creo que él se pasó de la raya con nosotros. Nos trató como familia y nos metió en su casa día por medio. ‘Vengan a comer, vengan a comer’. ‘No, si fuimos hace un día’ le contestábamos y nos decía ‘No importa, vengan que está solos, estamos con los chicos y mi señora en familia, en casa’. Y así nos hizo la vida mucho más fácil”, recordó en una entrevista con el portal 0223 Pato Garino.

“Haber estado en San Antonio, con lo que hizo es e hizo Manu, fue increíble. Era jugar con el ídolo máximo de mi infancia, compartiendo el día a día, estando en el mismo vestuario. Es difícil de describir con palabras, pero es algo que estará siempre en mi cabeza y en mi historia”, esgrimió Laprovittola en The Sporting News.

No solo se trataba de básquet para Manu, puesto que también cumplía la función de guía turísitico para Pato y Nico, dos jóvenes a los cuales les gustaba conocer la ciudad. “San Antonio es una ciudad muy tranquila, no hay mucho para hacer. Entonces lo teníamos a él que nos decía ‘no vayan acá, no prueben tal cosa, descubran aquello’, era una locura. Es el ídolo máximo del básquet argentino, en San Antonio es como un Dios y nos trataba como familia, me impactó su humildad y eso se ve totalmente reflejado en su familia, son todos iguales”, expuso el alero nacido en Mar del Plata.

“En San Antonio él era el más líder de todos, junto con Duncan. No era tanto desde lo vocal, sino de cómo lo miraban los demás, tenían muchísimo respeto con él”, esgrimió Laprovittola mientras repasaba sus momentos en San Antonio en Hola que tal Podcast.

Si se habla de baloncesto y el objetivo para lo cual estaban los dos argentinos, ganarse un lugar en el equipo, Pato estuvo cerca, pero Nico terminó quedando. Previamente Manu lo aconsejaba diariamente ante de los entrenamientos para mostrarse más y mejor: “Manu estaba en todo, a Pato (Garino) y a mí nos ayudó mucho con el tema de los ejercicios para poder seguirlos rápidamente. Capaz que me decía eso de la charla, lo de demostrá un poquito más y al mismo tiempo me estaba invitando a comer milanesas a la casa, la verdad que Manu es un grande”.

Ser y parecer, una frase que no comulga con la idiosincrasia de Manu, porque si hay algo que no hace es aparentar, simplemente vive como lo siente, sin máscaras, un altruista que va a dar todo porque un compatriota comparta lo que él vivió allá en la NBA.

Desde que se retiró es el hincha número uno de los argentinos en Estados Unidos, los quiere a todos triunfando y si alguien necesita alguna mano o consejo, allí estará Manu en modo padrino para ayudar, dejando de lado su investidura de crack que al fin y al cabo es la que le ponen otros, porque para él, la simpleza esta en ser buena gente, lo demás es extra.

Mauro Osores / [email protected]

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