Liga Nacional 2019/20

El basquetbolista en la época de las redes sociales

20:35 10/04/2020 | En la actualidad, el uso correcto de las redes sociales por parte de los jugadores es fundamental. Un análisis al momento en el que se vive.

En la actualidad se debe tener responsabilidad al usarlas (Foto: Jim Taylor)

Las redes sociales les permiten a todos estar conectados, informados y actualizados con todo lo que pasa en el mundo. Se puede hablar con un amigo de Estados Unidos, charlar de negocios con un conocido en Japón y hacer un podcast con un grupo de españoles sin moverse de la comodidad del sillón. 

A través de las redes se pueden conocer noticias de cualquier país, escuchar distintas voces y construir opiniones propias en base a múltiple información. Además, el rol del individuo se multiplica en el sentido de la intimidad, ya que cada vez se reduce más la esfera privada de las personas. 

La confidencialidad se reduce a la nada misma y crece la constante exposición de los seres humanos en las redes sociales. Mediante aplicaciones como Instagram, Twitter y Facebook, las personas abren su vida como si fueran ventanas que parecieran ser el gran hermano de George Orwell en 1984.  

Ante este paradigma, los individuos están en peligro en el sentido de que todavía no hay un correcto y limitado uso de las herramientas de estas redes. Y entre esos sujetos, los deportistas son quienes se encuentran aún más expuestos, ya que el mínimo error puede erupcionar un escándalo de magnitudes inconmensurables. 

Un detalle en un video en vivo en Instagram o Facebook, un tuit en caliente tras un partido, una recriminación a un árbitro o un insulto a un dirigente son algunos de las equivocaciones más comunes, pero la lista se extiende y pareciera ser infinita.   

Una herramienta particular  

“Las redes sociales son herramientas, y como tales pueden usarse bien o mal. Marcaron un cambio de paradigma, ya que acortan las dimensiones de tiempos y espacios. Se puede estar en vivo en un lugar remoto o conectarse y generar lazos de acuerdo a intereses comunes”, expresa el psicólogo Gustavo Mena.  

En esa misma línea se posiciona el especialista en comunicación y en contenido digital, Julián Núñez, quien señala que “las ventajas que hoy por hoy tienen las redes es la posibilidad de hablar con cualquier persona del mundo estando a 1.000 kilómetros de distancia, generando contenidos e informando a las personas en el caso de los medios”.  

Así también lo entiende Diego Romero, pivote de Gimnasia de Comodoro Rivadavia: “Las tecnologías llegaron para quedarse y el deportista no está exento. Veo que muchos utilizan las redes de buena manera. Hay que ser responsable para usarlas, ya que los jugadores tenemos perfiles altos y todo lo que decimos hace eco, por ejemplo, en los más chicos. Hay que ser prolijos y responsables. Estaría bueno que los clubes den clases e instruyan acerca de cómo usarlas para tener una herramienta más”.  

Pero no todo el cielo es celeste en el mundo web y también hay desventajas a la hora de utilizarlas. “Las desventajas vienen de la falta de discernimiento entre lo público y lo privado, especialmente en el deportista que suele estar más expuesto. Si no entiende esa línea puede conspirar contra sí mismo si se filtran opiniones privadas en el ámbito público”, detalla Mena.  

“La principal desventaja pasa por las publicaciones espontáneas y en caliente que muchas veces traen secuelas, ya sea algo ofensivo hacia alguien como cargadas hacia un rival, por ejemplo. En la actualidad, por más que te des cuenta que te equivocaste, siempre hay alguien que realizó una captura y todo queda grabado”, comenta Núñez, quien también exclama que son los más jóvenes los que usualmente se distraen mucho en las redes, resignando tiempo de entrenamiento o estudio. 

La voz oficial 

La Asociación de Clubes (ADC) también posee sus propias reglas de juego y en el artículo tres del reglamento estipula que “los protagonistas involucrados en la órbita de la ADC (jugadores, entrenadores, árbitros, dirigentes y personal en general) deberán ser cuidadosos en sus manifestaciones públicas para mantener la buena imagen de la competencia”.  

A su vez, en el código de ética también se castigan distintos comportamientos que afecten a la imagen de la asociación, del jugador y del club al que pertenece. Esto está escrito en el artículo tres: “De acuerdo a la gravedad de la falta cometida por alguno de los estamentos de la Asociación (jugadores, técnicos, auxiliares, dirigentes, agentes o público en general), la Mesa Directiva podrá instruir los sumarios correspondientes, sin perjuicios de las sanciones que pudieran corresponder por las disposiciones del Código de Penas de la Confederación Argentina de Básquetbol”. 

Junto con ello, las penas estipuladas para esta clase de faltas son económicas y oscilan entre los 10.000 y 100.000 pesos. Dichos valores son actualizados por la Mesa Directiva antes del comienzo de cada temporada regular y se aplican de acuerdo a la gravedad del hecho y resuelto por el Tribunal de Disciplina correspondiente.  

La política de los clubes 

Con respecto a los clubes la situación no difiere mucho “La mayoría de ellos, además de los contratos registrados, hacen firmar un código de disciplina por lo general. Es decir, tienen algunas normas de conductas internas”, manifestó una fuente de la ADC que prefirió mantenerse anónimo. 

En números, todos los clubes se mantienen activos en las redes sociales y continuamente ofrecen cursos a los jugadores para que estos sepan manejar su imagen en esas cuestiones. A su vez, de los 20 equipos en la liga, sólo Bahía Basket y Obras poseen un manual de comportamiento interno, en el que estipulan qué hacer y qué no hacer fuera de las canchas.  

“En ese documento se abordan temas tales como reglamento de prensa, uso de vestimenta en notas televisivas, recomendaciones sobre qué temas se pueden abordar y qué temas no, etcétera”, dice Julieta Esposito, jefa de prensa de Obras con respecto al manual que se gestó en la última temporada en la que Julio Lamas fue entrenador del club. 

“El reglamento se fue armando entre ambas partes. Es decir, hay varios puntos que los construimos conjuntamente para que no sea algo unilateral y también para conocer la mirada de ellos. Por ejemplo, a la hora de subir posteos se tienen que respetar ciertos puntos. Esos puntos los pusimos conjuntamente”, destacó Lucas Mattioli, jefe de prensa de Bahía Basket. En dicho equipo, el reglamento interno insta a no herir a terceros, insultar o provocar. A su vez, antes de publicar algo, tomarse unos minutos para pensar si el contenido realmente es relevante. También respetar al club y ser responsables, entre otras cosas. 

La hora de aceptar la realidad 

Las redes, como dijo Diego Romero, llegaron para quedarse y todos deberán aprender a manejarse en ellas tarde o temprano. Los jugadores de básquet no están exentos a la cuestión y su esfera de exposición pública es mayor a la de una persona común. En vísperas de un mañana puramente tecnológico, todos tendrán que entenderlo y comprenderlo.  

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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