Juegos Olímpicos Beijing 2008

El llanto de Ginóbili que motivó a Argentina a ganar el bronce en 2008

16:21 11/04/2020 | Se había lesionado el tobillo e intentó jugar, pero su cuerpo se lo impidió. Lo encontraron llorando en el vestuario. La situación motivó a todos.

Ginóbili festejó como un hincha más (Foto: FIBA)

Manu Ginóbili estaba en una cancha paralela entrando en calor, sin que nadie del equipo supiera nada. No quería crear falsas expectativas de que jugaría, debido a que en la instancia anterior se había lesionado gravemente el tobillo. Ya lo había ganado todo a nivel clubes y en su selección, pero no quería perderse la oportunidad de jugar ante Lituania por el bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. No por él, sino por sus compañeros. No los quería defraudar y quería ingresar.  

Lamentablemente, en cada arranque sentía que le metían una aguja en el tobillo y nada le permitía moverse sin problemas, todo era dolor y desazón. Con gran dolor, se sacó las vendas y se despachó en el vestuario, llorando como si fuera un chico de 12 años al que su mamá le prohibió jugar por sacar malas notas en el colegio. Estaba con la vestimenta del equipo y todo indicaba que jugaría, pero su cuerpo se lo impedía, no había manera de que pudiera hacerlo. 

 

En ese instante ingresó el resto del plantel y todos y cada uno de los jugadores se sorprendieron de verlo postrado en el banco. Continuaba llorando desconsoladamente y todos comenzaron a entender el por qué. En esa época ya había sido campeón olímpico, de la NBA y de Europa, pero él quería jugar como sea. Estaba completamente frustrado. 

Esa tristeza fue un grito de guerra que motivó a sus compañeros, una inyección silenciosa de energía que los disparó para arriba. De ninguna manera iban a defraudar a su jugador más valioso.  

En la cancha lo demostraron y salieron como toros viendo banderas rojas por doquier. No le dieron chances a Lituania y desde el primer minuto probaron que en el rectángulo de juego sólo estaban ellos, y sólo ellos ganarían. El resultado final fue 87-75 a favor de Argentina, que disputó uno de los mejores partidos en la historia de la selección con emoción, excitación y devoción por la camiseta. ¿Todos para uno y uno para todos? Más bien todos para todos. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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