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¿Cómo es la vida de los extranjeros en la Liga Nacional?

20:37 21/03/2020 | Los viajes, el alejamiento de sus seres queridos, el lenguaje y mucho más en esta compilación de declaraciones de los foráneos de la Liga.

Smith en Regatas (Foto: La Liga Contenidos)

Vivir de un deporte nunca es fácil, mucho menos hacerlo en otro país que no sea el de origen y ni hablar de la tarea de rendir por encima de la media nacional. Armar las valijas, tomar el avión y ponerse la camiseta de equipos de los que no se tienen muchas referencias sería descabellado para cualquier mortal, pero para los extranjeros que llegan a jugar a la Liga Nacional de Básquet de Argentina es una oportunidad de continuar haciendo lo que aman al más alto rendimiento posible. 

Lejos de sus esposas, hijos y parientes, los extranjeros dejan muchas cosas de lado en busca de su sueño y, la mayoría de ellos, se sienten bendecidos y afortunados de poder hacerlo. Tras no haber tenido muchas oportunidades de jugar en la NBA o en Europa, éstos valientes jugadores desembocan en Argentina intentando redimirse, alcanzar fama y colmar con las expectativas de entrenadores que necesitan éxito inmediato. 

La vara para medir jugadores foráneos es siempre más alta en comparación con los nacionales y las oportunidades de demostrar que pueden rendir en la Liga Nacional son efímeras. No hay espacio para errores, lesiones o contratiempos y en el poco tiempo que tienen para adaptarse al sistema del equipo deben colmar las expectativas. Cualquier discrepancia de gustos, estado físico o mental con el entrenador o los dirigentes puede conllevar el corte y la prescindencia de sus servicios. 

Para los forasteros de la Liga Nacional no hay mañana y están obligados a mantenerse fuertes para sobrevivir. Acechados por las amenazas de todo deportista, entre lesiones, malentendidos e idiomas confusos, los extranjeros transcurren sus días siempre al filo del abismo y en Básquet Plus decidimos poner voces a la situación tras recoger sus testimonios. 

Experiencias en el país 

Anthony Smith Jr., Estados Unidos: “En Europa el juego es un poco más rápido, especialmente en Francia. Pero acá la defensa es muy importante, además hay mucha competitividad. Todos quieren ganar. También me gusta la cantidad de partidos que hay. Es mucho mejor de lo que esperaba, me encanta estar acá". 

Donald Sims, Estados Unidos: “De donde vengo no mucha gente tiene la oportunidad de jugar profesionalmente al básquet. Entonces trato de aprovechar esta oportunidad, de ser el mejor y me siento bendecido por ello”, comentó el base que en el pasado vistió los colores de Regatas, Atenas y San Lorenzo. “Cuando vas a algún lado no estás muy seguro de lo que te podés encontrar. Por suerte acá todo es fabuloso y representa una gran oportunidad”, finalizó. 

Jeremiah Wood, Estados Unidos: “¡Los nombres de los equipos argentinos son muy raros hombre! Todavía me cuesta aprendérmelos. Cuando llegué al país no tenía muchas referencias y estaba desconfiado. Antes de venir a San Martín (Corrientes) habíamos arreglado un contrato con otro equipo de Argentina (Ciclista Olímpico de La Banda), pero cuando estaba haciendo mis valijas prescindieron de mis servicios sin aviso previo. Luego de esta situación no sabía con lo que me iba a encontrar. Por suerte fue todo lo contrario y siempre me sentí a gusto en la Liga Nacional”. 

Fotios Lampropoulos, Grecia: “Por suerte pude jugar con muchos argentinos en Europa. La decisión de venir a Argentina era simplemente jugar al básquet y como allá se estaban cambiando muchos jugadores ocurrió todo sorpresivamente. Como conocía a Adrián Boccia (su compañero en equipos de España) la decisión se hizo más fácil y al hablar bien el español tampoco tuve mayores dificultades. Al principio me costaba y tardé bastante en dominarlo, por suerte ahora ya puedo hablarlo fluidamente y con cualquiera”. 

Lee Roberts, Estados Unidos: “Desde que llegué a Estudiantes en 2013 me enamoré del país. Siempre sentí que Argentina era mi liga, que ese era el lugar en el que nací para jugar, el espacio en el que podía hacerme conocido. También me encantaba Corrientes. Tenía un gran entrenador como Sebastián (González) y un equipo en el que estaba muy cómodo. Ojalá pueda volver pronto”. 

Historias curiosas 

Anthony Smith: “Las peores cosas ocurrieron mientras jugaba en Polonia. Solamente jugué allí durante media temporada. Como el equipo no tenía mucho dinero, un día nos llamaron a todos los jugadores a la oficina y nos dijeron: “perdonen chicos, pero no podemos pagarles así que los vamos a dejar libres y para que puedan ir a jugar al equipo que quieran”. Tuve grandes aventuras en el extranjero, pero en este país no fue así. Por suerte, nunca más estuve en una situación igual”. 

Donald Sims: “Estuve en Ucrania cuando estalló el conflicto de Crimea. Después de eso no se podía jugar, la ciudad estaba paralizada y tuve que dejar el equipo. Apenas pude participar de 13 o 14 partidos, pero la situación era muy riesgosa. Fue una verdadera locura”. 

Jeremiah Wood: “Mi primera experiencia fuera de Estados Unidos fue en Finlandia y al comienzo era un poco rara. En las primeras prácticas nos hacían hacer fundamentos individuales, lanzar el balón e intentar pases. Me fue muy mal porque nada de eso era lo mío. Yo necesito estar dentro de una cancha, jugando contra otras personas, para demostrar lo que puedo dar. Tras unas cuantas semanas estaban a punto de cortarme, pero en el día del debut tuve un gran partido. Al final, no lo hicieron y terminé cerrando una excelente temporada con promedios de 20 puntos y 12 rebotes. Jamás lo voy a olvidar”. 

Fotios Lampropoulos: “Fue muy difícil irme por supuesto. Dejé el país con 20 o 21 años, pero como en Grecia los equipos no te dejaban libre quería probar afuera. Por eso y por suerte apareció la oportunidad de España y no dude en emigrar. Al principio la adaptación fue complicada, principalmente porque no hablaba español, pero después con el correr de los años todo fue mejorando y hasta el día de hoy tengo la suerte de tener muchas amistades allí”. 

Lee Roberts: “Mi agente le dijo al entrenador del equipo de Francia al que llegaba que yo medía 2,08 metros y cuando llegué el entrenador no estaba muy feliz. Jugué muy bien, pero unos días después fue sincero conmigo y me dijo que necesitaba alguien más alto, así que ordené mis valijas, me subí al tren y me fui a Alemania. No fue tan malo, pero el primer año traje muchísimo equipaje porque no sabía qué esperar. Tenía como cinco bolsos, uno lleno de zapatillas y otros tantos en los que estaban todas mis pertenencias, era una cosa de locos”. 

La difícil tarea de adaptarse a quienes extrañan 

Anthony Smith: “Generalmente toda mi familia viene conmigo así que no es complicado adaptarme. A mis hijos los educamos en casa así que están viajando durante todo el año. Creo que es una oportunidad única de que vean el mundo y conozcan lo que ocurre en él”. 

Donald Sims: “Mi mujer vive en Washington por trabajo y yo me mantengo siempre en movimiento por el mío, por lo que la situación es bastante complicada, pero nosotros la llevamos muy bien. Siempre estamos juntos cuando estoy fuera de temporada y el año pasado tomamos la decisión de casarnos. Ella habla español y cada vez que voy a jugar a un nuevo lugar me ayuda a instalarme mientras yo pienso en el baloncesto”. 

Jeremiah Wood: “Amo esto. Siempre quise viajar. Yo vengo de un barrio en Akron (Estados Unidos) y tener la oportunidad de ver todos esos lugares que aparecen en las películas es un sueño. Prefiero jugar básquetbol en el exterior que hacerlo en la NBA. Para mí, ver nuevas personas y nuevas culturas es de lo que se trata la vida verdaderamente. No todo es dinero y por suerte mi novia me acompaña a todos los lugares adonde voy, ella es mi familia en el extranjero”. 

La formación en universidades 

Donald Sims: “Asistí a una universidad militar y allí había que levantarse muy temprano. No había siesta, teníamos que estar siempre afeitados y con el pelo corto. Esta experiencia me ayudó a prepararme para el profesionalismo, a ser organizado y a estar en una posición en la que tenés que aprender a seguir las reglas, a dirigirte con respeto hacia la gente”. 

Lee Roberts: “Siempre daré crédito a mis papás más que a la universidad por la persona que soy. Mi viejo era un trabajador duro y mi mamá, a pesar de que no trabajó mucho cuando éramos chicos, se encargó de que tengamos comida y zapatos todos los días. Además, me incentivaron a que tuviera un trabajo desde pequeño. Todo fue parte de la experiencia y del camino que tomé para convertirme en hombre. Sin ellos como guías estoy seguro de que no estaría acá”. 

Todo pasa 

Con valijas en las manos, el corazón en el pecho y la incógnita del éxito en la mente, los foráneos vienen a forjar su nombre y su suerte. Como Roger Casement en el Sueño del Celta la figura de los extranjeros resurge tras la muerte y estampa su efigie en el ideario común argentino. Héroes, villanos, traidores, libertarios, morales o inmorales. Los adjetivos escapan a su mundo oculto dentro de los auriculares que llevan tras cada entrenamiento. Inmersos en su música, alejados de todo. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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