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¿Qué es de la vida de... Javier Martínez?

17:56 21/02/2020 | El exjugador de la Liga Nacional está dando sus primeros pasos como entrenador. Actualmente se encuentra en Paraguay y dirige a Libertad.

Martínez en Olimpia (Foto: Prensa Olimpia)

En la vida, como en la cancha. No hay grises, sólo negros y blancos, así es Javier Martínez. Dice las cosas de frente y no se anda con vueltas ni rodeos. No tiene miedo, es guapo y posee una personalidad determinante. Líder nato y capitán de cualquier barco. Paraguayo de nacimiento y argentino por adopción, su corazón está divididido entre dos amores, al igual que su devosión por el básquet, la cual le permitió desempeñarse primero como jugador y ahora como entrenador.

Como si todo estuviera planeado, Javier siempre llevó el alma de director técnico dentro suyo y los años lo fueron convenciendo. Asistente ceremonial en cada club que le tocó jugar, el base aportaba miradas internas y maneras de doblegar a los rivales de turno. Así fue que una tarde, el propio Nicolás Casalánguida le confesó: "Dejá de perder tiempo y empezá a estudiar, porque vas a ser un gran entrenador". Con el tiempo el paraguayo le hizo caso y así lo remarca cuando el grabador empieza a andar. 

-¿Qué es de tu vida?

. Vine a Libertad de Paraguay para desempeñarme sólo como entrenador. Voy a agarrar las formativas masculinas U13, U15 y U17 y también voy a ser asistente de la primera del club. 

-¿Y los Campus de Javier Martínez?

. Ya estoy organizando uno que va a ser desde el 13 al 15 de junio. Voy por la décima edición del Campus, así que estoy contento porque ya es una marca registrada mía que está impregnada en el mundo basquetbolístico del país. En el último Campus me fue demasiado bien, y cuando te va bien querés ir mejorando y arreglando ciertos detalles. Todo inició cuando fuí a jugar a Paraná y ahí lo tuve a Maximiliano Seigorman de asistente. Él me insistió para hacerlo y en el 2012 me animé a transitar por este espacio. Estoy feliz porque se sustentó en el tiempo y se hizo conocido.

-¿Por qué lado va tu futuro, más como un entrenador de la primera o de formativas?

. He probado de todo. Estuve dos años coordinando minibásquet en Olimpia, donde empezamos con 35 chicos y dos profesores, y terminamos con 170 chicos y cinco profesores. Crecimos de manera gigante. Desafortunadamente no llegó a buen puerto el arreglo con Olimpia y por suerte se me dio esta oferta de Libertad por cuatro años, y estoy muy contento de pertenecer a esta institución. Cuando asumí dirigí nueve partidos, pero me encantó y me sirvió muchísimo para crecer esa experiencia. Ya como jugador era un apasionado de la táctica y el armado del partido, el estudio de los rivales, qué podes hacer para mitigar eso y algunas cosas más que me gustaron vivir en primera. Por todo lo que viví, te diría que no tengo una preferencia, pero el cariño de los chicos a nivel inicial (minibásquet y U13) que coordiné en Olimpia, la docencia y los mimos que te dan es lo que hasta ahora más me gustó. Hay un ida y vuelta de valores que no existe en inferiores y mucho menos en primera. Pero estoy en la búsqueda de ir conociendo las diferentes divisiones, las cuales son bien marcadas.

-Tenés una mirada internacional por todo lo que te tocó vivir, ¿alguna vez te gustaría meterte en la parte dirigencial?

. Nunca digas nunca. Pero hoy estoy centrado en esto. Cuando traté de hacer algo en la parte estructural y dirigencial salió todo el mundo a decir algo. Paraguay es un mundo difícil y al que quiere hacer un poco mejor las cosas tratan de bajarlo de todos lados. Más allá de que es un anhelo, no lo descarto, pero no me pongo a pensar en eso actualmente.

-¿En qué momento hiciste un click y decidiste convertirte en entrenador?

. Siempre tuve muchos diálogos con los entrenadores que me dirigieron porque creo que me gané la confianza de hacerlo, quizás también por mi manera de jugar, que era más mental que física. Siempre trataba de darles una mirada más interior. Por ejemplo, si vos como entrenador tenés una idea fija a seguir, y a veces un jugador te dice que no está muy contento, tenés que tener la capacidad de adaptación. Siempre tuve ese ida y vuelta con los técnicos. Aproximadamente en el 2005 comencé a hacer este tipo de cosas, pero donde más énfasis logré fue cuando Nicolás Casalánguida era el entrenador de Regatas. Estábamos por jugar una serie de play-off contra Quimsa, en la que había una situación con algunos jugadores, y cuando terminó ese entrenamiento le hice un par de comentarios y Nico me preguntó: "¿Cómo?". Yo le dí la respuesta y el porqué y el me dijo: "Dejá de perder tiempo y empezá a estudiar, porque vas a ser un gran entrenador". Más allá de todo, no me veía en otro ámbito ni haciendo otra cosa. 

-¿Es un plus haber sido antes jugador?

. Es un plus, pero no creo que sea determinante. Sí tenés un cierto conocimiento empírico que te dan los años en la Liga, que un entrenador convencional no los tiene. Pero no sabría catalogarte en forma numérica cuánto sería ese plus. Porque ese plus que tienen los técnicos, de ir a clínicas, mirar y estudiar, en esta profesión ayuda mucho más de lo que puede ayudar el plus de haber jugador.

-¿Cómo ves el básquet actual, creés que las defensas bajaron el rendimiento general o que los ataques evolucionaron?

. Depende del lugar. En Argentina, por ejemplo todo pasa por un tema económico, y hoy se juega a un nivel más dinámico y físico que técnico. Pero sin lugar a dudas, la liga mantiene un nivel de juego que habla bien de la escuela argentina de entrenadores porque son todos muy técnicos, pero en cuanto a calidad el nivel bajó bastante. Lo mismo con la contratación de extranjeros, pero todo marcado por la realidad económica del país.

-¿Te ves en un futuro dirigendo en la Liga Nacional o en la Selección de Paraguay?

. Es mucho más factible la selección de país, porque acá todo fluctúa demasiado y el técnico del año pasado no fue tenido en cuenta este año, y posiblemente el de esta temporada no esté la próxima. La palabra proceso no existe acá, entonces no podés hacer un trabajo a largo a plazo o un manual de entrenamiento o una idea. No existe estructura, ni cabeza, ni medios. Pero sí calculo que llegará ese momento. Y la Liga Nacional la veo lejos porque ser jugador es totalmente distinto a ser entrenador y lo más difícil que tienen los técnicos que ya fueron jugadores como yo es tratar de encontrar de manera natural lo que sabés, para delegar eso y hacérselo llegar a los chicos para que te entiendan de la mejor manera y para que el mensaje llegue de forma eficienciente. 

-¿Cuál fue la mejor anécdota que te quedó como jugador?

. La que más me marcó, y no fue tan divertida, fue la de Comodoro Rivadavia. Había prácticamente una ciudad queriendo lincharme y lo percibía, no sólo a nivel profesional sino también a nivel familiar. Fue un momento demasiado hostil para un deporte, que al fin y al cabo me sirvió a mí (ya que sentía que era culpable de fogonear esa situación) para que crezca algo dentro mío y tuve un partido excelente. Estoy seguro que fui el más destacado del partido. Fue una anécdota oscura empezada por mí, y demasiada hostilidad sirvió para que haya jugado un gran partido. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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