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Carlos Delfino: "Me sigo diviertiendo y nunca voy a renunciar a hacerlo"

13:23 26/05/2023 | Cerramos la gira europea con Básquet Plus TV con una charla profunda con el Lancha, repasando su carrera, la Generación Dorada y cómo vivió todo lo que fue la eliminación del Mundial.

Delfino remarcó que sigue disfrutando de jugar (Andrea Sabbatini)

Fuimos hasta Bologna para cerrar Básquet Plus TV porque el viaje merecía un cierre a la altura del protagonista. Y allí nos juntamos con Carlos Delfino, que habló de todo, reflexionó sobre su carrera, la Generación Dorada y, sobre todo, la eliminación de Argentina del Mundial.
 

- Terminamos la gira de Básquet Plus TV por Europa. Estuvimos en Barcelona, en Girona, en Kaunas, en Varese y cerramos con un grande como vos en Bologna, que se podría decir que es tu lugar, más allá que vivas en Cento.

. Estamos cerca. Bologna es mi segunda casa, fui adoptado ya desde hace años, así que bienvenido a mi zona de confort.

- Primero que todo hay disculpas públicas porque siempre se está diciendo que ya se terminó la Generación Dorada y vos seguís jugando.

. Despuntando el vicio.

- Es cierto que por ahí porque la figura de Luis (Scola) fue tan grosa, que cuando se fue se dijo que la Generación Dorada se terminó y no es así, porque vos estás pleno todavía en rendimiento. Igual lo primero que te pregunto es, terminaste la temporada hace una semana menos ¿estás o no estás con ganas de seguir? No tenés una cana...

. Para la foto estoy bárbaro. El tema de lo de la Generación Dorada es que yo en mi carrera tuve una discontinuidad, he parado mucho por tema lesiones y demás. Hoy estoy bien, disfrutando un poco el presente de estar sano. Terminé jugando, pero no sé, el tiempo va pasando, la edad sigue avanzando, los chicos se ponen más grandes, cuesta más dejar la casa y todo se estudia un poquito más, todo se toma con más cautela. Cada decisión, cada paso. Hay una sola cosa que es la que me da seguridad y es la que me tiene tranquilo, que es el amor que tengo por la pelota y por jugar al básquet. Lo digo siempre, me sigo divirtiendo y nunca voy a renunciar a hacerlo. Todavía me puedo seguir dando el gustito de jugar profesionalmente y veremos por cuánto tiempo más lo hago, o si sigo haciéndolo. Pero hoy estoy bien y estoy contento con eso.

- La pregunta que yo hago en estos casos siempre es la misma. ¿Qué es lo que te va a hacer decidir de no seguir?

. No lo sé. Una sola cosa quiero que no lo sea y es una lesión. Ya me pasó de no poder hacer las cosas. Entonces cuando entro en la cancha, como me pasó hace un par de días y decir ¿puede llegar a ser mi último partido? Sí, puede llegar a ser, pero ya me pasó, viene pasando hace años atrás. Decir hoy puede ser mi último entrenamiento, puede ser mi último partido. No lo sufro, no lo disfruto tampoco, lo tomo por ahí como un dato de color, pero tampoco sé qué va a ser lo que me va a parar porque yo creo que el amor que tengo por jugar al básquet es tanto que por ahí voy a parar a hacerlo profesionalmente, pero no lo voy a dejar hacer nunca a nivel de juego.

- Vos decías que el otro día podía haber sido tu último partido, y no tuviste muchas situaciones de último partido. Este año estaba claro que ibas a jugar y obviamente cuando te lesionaste en su momento contra Oklahoma, ni se te cruzó por la cabeza que iba a ser el último partido más allá de que tardaste tanto en volver.

. Sí, pero clínicamente a mí me retiraron, yo había dejado de caminar normalmente, caminaba rengueando, no podía correr. Entonces clínicamente en un momento estuve retirado, y mentalmente también. Después fue siempre volver. Y cuando terminamos la experiencia de la Americup, Pesaro me llamó para ver si iba a seguir. Porque saben que es como darle otra vuelta a la ruleta. Yo tengo muchas ganas, me encanta jugar al básquet, lo disfruto mucho. El tema de la edad hay que tenerla presente. No son muchos los jugadores por arriba de 40 en cancha.

-¿Y no te condiciona por ahí el hecho de que si vos estás bien y no te fijás en la edad, seguirías sin problemas?

. No es que me fije en eso. Lo que me fijo es que cuando las lesiones pasan, desde que te doblás un dedo a un tobillo sin tener que romperte, el tiempo de recuperación es distinto. También se habla de ‘qué hacemos con este acá y no le damos lugar a un chico’. Eso a mí en lo personal no me molesta si siempre está en el tinte del que va a tomar una decisión, ya sea un entrenador, un dirigente, un presidente. Llega un momento de darle gracias al cielo por todo lo que he tenido de carrera. Yo lo único que tengo que llenar es esto y estar contento, ¿no? Y si es por eso puedo seguir jugando muchísimo más también.

- ¿Vos acá en Bologna estuviste cuántos años?

. Acá jugué dos años, antes de ir a la NBA, 2002 al 2004.

-  Y en el 2003 jugaste la final de la Euroliga después de romperla toda en semis.

. Sí, y después jugué el último ascenso de la Fortitudo hace tres años atrás. Fue el único año que bajé a jugar el ascenso y subimos y vestimos a Neptuno y salimos al balcón a celebrar con el equipo. Bologna es denominada Basket City. En su época se vivía algo muy lindo que eran dos equipos jugando Euroliga. Una ciudad de 250 a 300 mil habitantes, con dos equipos muy fuertes, mucho dinero a disposición y figuras dando vuelta por la ciudad, no solamente en la cancha sino dando vuelta por la ciudad, entonces la gente enloquece mucho por el básquet y lo sigue haciendo. Hoy el nivel de ambos equipos no es el mismo de antes, solamente la Virtus está jugando Euroliga y tiene las estrellas que por ahí se podría decir que tenía antes, la Fortitudo va más alternando como se dice acá, no, sube y baja y por ahí tiene problemas de gestión. Pero la gente lo sigue el estadio está siempre lleno, y de hecho, cada uno en su categoría siempre son los que predominan en cuanto a la cancha.

- Para Argentina esta ha sido una ciudad muy importante, por vos y todo lo que consiguió Manu (Ginóbili) acá.

. Y hubo gente del fútbol, el gringo (Pelussi) fue capitán de la Virtus, pero también han pasado muchos jugadores importantes en su época, cuando me tocaba jugar acá en la Fortitudo, estaba Julio Cruz, Guli (Andrés Guglielminpietro), jugando en el Bologna.

- Bueno, acá jugó Choco (Raffaelli).

. Choco jugó en su época, lo recuerdan muchísimo.

- De hecho calculo que fue el primero que jugó en Bologna.

. Yo creo que fue el primer argentino, sí. Pero han pasado muchos, una historia linda e importante, obviamente el más ganador, Emanuel. Siempre él (risas), pero sí ha ganado con un equipo que fue histórico y habían ganado todo. Habían ganado Liga, Euroliga y demás antes de que se vaya a Estados Unidos.

- Vos hiciste 2002-2003 y 2003-2004 y ahí fuiste a la NBA.

. Y ahí es que me draftean después del primer año y me quedo a jugar el segundo. Por ahí todo el mundo se confunde con eso. Pero sí, eran otras épocas y hoy hablábamos también del tema de uno de los estadios más grandes de Bologna era el que jugaba a la Virtus.

- En un año es el aniversario 20 de la medalla, ¿te impacta no solamente que hayan pasado 20 años, sino con el tiempo lo que pasó?

. Está pasando lo que siempre dijimos que iba a pasar, que con el tiempo se iba a dar más valor a lo que lo habíamos logrado y que por ahí en el momento no se valoraba tanto. Por ahí en una época no se valoraba tanto el llegar a la NBA y hoy no tenemos jugadores y decimos, ¿qué pasó? Pero la medalla creo que es más aún. Fue algo tan impresionante, algo tan grande que ojalá tengamos la chance de poder vivirlo, de otra manera, desde otro punto en lo personal. Pero que se pueda lograr de nuevo. Creo que fue algo único. Y en lo personal sigo siendo el único que sigue corriendo atrás de la pelotita y me está pasando mucho de esto. Veinte años atrás que estaba pasando y que estaba haciendo lo que estoy haciendo hoy y suena raro porque veinte años es un montonazo y yo sigo haciendo las mismas cosas y hoy las valoro de otra manera justamente por esto. Ha pasado tiempo y creo que a pesar de que trato de no mirar para atrás para no ponerme muy melancólico y demás, te das cuenta que eran las cosas muy distintas a lo que están actualmente y que ese grupo y ese logro fue algo único y maravilloso.

- A los que participaron de ese equipo, que son muy poquitos, 12 apenas, más el entrenador, siempre que puedo les pregunto lo mismo, ¿tenés claro por qué pasó lo que pasó?

. Creo que fue la conjunción de muchísimas cosas, desde el grupo de personas excepcional, que trabaja de una manera excepcional. Resultados que se dan que por ahí ni siquiera son los resultados lógicos, pero que se dan, sea incluso perdiendo, y que hacen que llegues mejor desde la preparación que no le ganabas a nadie hasta después en el torneo que perdimos partidos que estaba ganado o al revés. Entonces, como se dice, la tormenta perfecta. Todo ayudado obviamente por producciones personales de jugadores extraordinarias, no solamente por producir números, sino también por algunos sacarse etiqueta y bajar de rol. Por eso digo que es la tormenta perfecta, porque incluso nosotros después, con los mismos actores o la mayoría de actores o actores repetidos, nunca pudimos lograr lo mismo. Creo que es lo que lo hace único, porque incluso si se repite va a ser distinto. Es lo que pasa con el Mundial del 86 y el Mundial actual que ganamos hace unos meses de fútbol, son distintos y eso es lo lindo y lo que lo hace especial.

- Si vos viste el documental Redeem Team, es loco que haya un documental donde se habla de ustedes. Estamos hablando del documental que hizo Estados Unidos sobre el proceso de volver a ser protagonista después de haber perdido con Argentina en el 2004.

. Es loco el proceso que ellos tuvieron a partir de lo que pasó. Tranquilamente podríamos ser otro nosotros de todo lo que fue eso y lo que fue después. Es loco porque en ese documental se ve un equipo de Beijing 2008 que para mí fue una bomba atómica.

- Para mí el nivel de juego de Atenas no está entre los top 3 de ustedes. Si está en top 3 de ganar lo que había que ganar y cómo había que ganarlo. Pero Indianápolis, hasta incluso China, Beijing y Japón 2006. Ustedes en Japón 2006 jugaban a un nivel extraordinario.

. Por eso digo lo de la tormenta perfecta y lo del resultado justo y que se dio un poco todo. Pero volviendo al documental, cuando miraba y lo que hablaba también lo que decía un poco el tema de los jugadores de NBA y el momento y demás, por ahí el 2008 de Beijing era mucho más adepto a una explosión más grande, y estamos diciendo que nos llevamos la medalla de bronce y que estábamos esperando algo más grande. Pero es que era un momento donde lo normal era competir a un nivel de excelencia y todo el mundo nos miraba de otra manera. Entonces se extraña mucho, se valora un montón con el paso del tiempo y son recuerdos únicos. Son recuerdos únicos porque el día a día de esas concentraciones, de convivir con esos equipos, de sentirse respetado y aún sentir el respeto de los jugadores que han crecido viendo esos equipos, es algo muy lindo.

- Obviamente ese grupo, no sé si por la medalla o por la continuidad que tuvo, es casi inseparable. Ustedes siguen teniendo un grupo donde se chatean y se hablan, vos hablás de la tormenta perfecta. En los otros torneos quizás faltó una gotita de la tormenta perfecta. En 2008 el triple de Kleiza que hace que termine siendo distinto el cruce de semi y así situaciones chiquitas.

. Un montón de cosas que vos decís, ‘bueno después vemos’. Pero no sabés nunca. Son esas cosas locas que tiene el deporte, esas cosas que por ahí uno hace esto, que empieza a maquinar y enloquecerse o a pensar ‘qué hubiese sido si…’ y no puede controlarlo. Y no puede controlar tantas cosas. En lo personal pienso en la palomita, en un tiro que yo erré en el primer cruce contra Italia que la pasé por el otro lado del aro y todo el torneo cambiaba prácticamente.  Son cosas que vos decís, ‘por algo tiene que pasar, por algo tuvo que pasar’. Esto ya pasó y nos fue bien, estuvo bien el resultado y estamos contentos, no queremos cambiarlo por nada del mundo, fue un momento maravilloso.

- Si de ahí te salto al partido con Dominicana, ¿es muy cruel?

. Yo creo que no. En el deporte no hay crueldad. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que no tengo que sufrir ni mucho una derrota, ni exaltarme mucho con una victoria, porque es competencia. Es lo lindo que tiene el deporte, uno la mejor noche de tu vida podés perder, porque la mejor noche del otro fue mejor que la tuya, y eso no va a hacer que ella tiene un mal partido, si un mal resultado. Cuando uno es doctor la mejor operación es buena y cuando no es buena no tuvo un gran día, no es buena la operación y quedó renga la persona que le operaron la rodilla. En nuestra profesión es así, entonces yo creo que, obviamente con el diario del día después, cuando uno habla de partido con Dominicana, de la situación, de la actualidad de hoy Argentina que no está en un Mundial, es durísima, es durísima. Pero se trata de eso, se trata de competir, de ganar los partidos que hay que ganar, de no llegar a un límite, como por ahí llegamos a depender de un último partido con Dominicana, que no depende un proceso de una última ventana como quedamos pendientes de esa última. Después uno empieza a tratar de valorar y de tomar conclusiones, aprender a no repetir errores, pero equivocarse creo que es normal y en el deporte pasa todo el tiempo, en el básquet vamos a hacer un error que meterla, así que hay que convivir con eso.

- ¿Le encontraste una explicación a esos 12 minutos finales o no se la buscaste tampoco?

. No los miro, buscarlas las busqué, creo que no dormí por un par de días. Cuando llegué a Italia, llegué, una ojera estaba destruida, no podía dormir, no podía parar de pensar. Quiero pensar que no tenía que ser. Hicimos todo lo que teníamos que hacer. Desde la logística, desde la cantidad de jugadores que estaban a disposición, desde la predisposición de los jugadores que no tenían que haber ni siquiera estado, hasta los que llegaron horas antes. Creo que fue algo de poco creer, ya me muero de alguna manera, y con lo que hay que convivir, con la cabeza en alto, seguir adelante. Argentina es un top ten mundial que hoy por hoy no está en grado de ir a pelear por una Copa del Mundo, pero no por eso dejamos de ser buenos. Tenemos muchos jugadores que están capacitados para jugar a un altísimo nivel de básquet de élite y lamentablemente no pudimos conseguir resultados. Empezamos un proceso pensando en ganar partidos por 20 puntos para sumar puntos para la tabla FIBA, también pensando que con 7 partidos ganados, entrábamos a un Mundial y ni una cosa ni la otra. Terminamos ganando 8, terminamos con un puntaje de la tabla FIBA perfecto y buenos, y no terminamos en la Copa del Mundo. Entonces creo que tenemos que seguir trabajando, es solo lindo que tiene el deporte, hay seguía trabajando la cabeza en alto porque no se le robó nada a nadie y se hizo todo lo que se tenía que hacer. Eso es lo que me deja tranquilo, he escuchado muchísimas críticas a todos, porque cuando pasan cosas así venimos de un lugar, somos los argentinos especialistas en ciertas cosas y en criticar de alguna manera. Y a mi que me tocó estar adentro, me cuesta muchas veces escuchar tantas cosas que por ahí no son verdades porque se hizo todo, se hizo todo para ganar, se hicieron las cosas bien y después el resultado no sale y aparecen jugadores que hacen el imposible o la épica y te cambian el resultado de un partido y hay que convivir con eso.

- El partido se resolvió en esos 12 minutos, no se puede decir que la ventana completa, más allá de los problemas que tenemos los argentinos para jugar esta ventana por las ausencias, haya habido algún lugar puntual donde se perdió antes. Pero iba más al tema de la eterna tragedia argentina, vivís en Italia hace muchos años, donde nos vemos muy reflejados en cuanto a situaciones de carácter de los italianos y creo que ese es uno, el tema de la tragedia. Vamos a hablar del deporte, pero se podría desplegar a cualquier ámbito. ¿Por qué en el deporte, en la Argentina, fallan cosas que jamás podrían fallar?

.¿Tipo?

- Este partido.

. Yo creo que es la típica del ‘no dejes para mañana lo que pueda hacer hoy’. Yo sé que cuando entro en un partido, para darte un ejemplo, las chances de que tenga la noche perfecta y que no erre son mínimas, pero si sé cuántos miles de tiros tomo en la semana antes, en los días antes, depende de qué liga esté jugando y cuánto tiempo tenga, para prepararme para que cuando tomo esos cuatro, cinco, diez, 15, 20 tiros, tenga la efectividad más alta o esté lo más tranquilo posible. Después puedo errar los 20 que tome, pero yo mentalmente sé que tiré mil para tratar de estar lo mejor posible ese día y hacer las cosas bien. Tenemos la predisposición de dejarlo para el final tal vez. Dependíamos mucho de esa última ventana. Pero también venimos hablando de muchas cosas que se van dando juntas, los resultados se venían dando para que estuviera todo bien. Incluso cuando estábamos yendo a la última ventana pensamos que con un partido ya estábamos. A priori todos pensábamos que no era el de Canadá, que era el segundo, cuando ganamos de Canadá me acuerdo salir de la cancha y hablar todo el grupo de periodistas, la gente, diciendo ya estábamos adentro en un 99%. Después se da resultado de Brasil con Puerto Rico después y no la ves venir, pero la trompada llega y empezás a pensar en la ventana anterior con Dominicana, a contar esos porotitos que dejaste. Nos termina pasando eso, igual yo no soy de estar buscando culpables atrás, creo que hay que mirar para adelante, hay que convivir con eso y no repetirlo. Con el tiempo me di cuenta que lo mejor es no repetir el error que cometerlo.

- El error lo aprendés.

. Lo aprendí lamentablemente con el pie. Tres, cuatro veces metiendo hueso, metiendo hueso y la solución era sacarlo. Y después decís, ¿por qué no probé antes sacar hueso? Porque era lógico, pero la medicina no estaba para ese lado. Hay que cambiar la ecuación para buscar el resultado distinto, o buscar la manera que la ecuación dé otro resultado. Lo bueno es que hay jugadores, hay material técnico, hay buena predisposición, hay oportunidades nuevas, porque ahora hay una repesca, que no es el Mundial. Pero tal vez la repesca es más fácil que jugar el Mundial, y tal vez jugándolo no tenías acceso a la repesca que va a haber después. Tal vez es el camino que se tiene que dar. Tratemos de verla de esa manera, busquemos la parte llena del vaso. Yo cuando miro al equipo creo que jugadores, para lo que es la actualidad y el futuro de la Selección Argentina, tiene para seguir consiguiendo resultados, y que este tropezón que hemos tenido no hay que ir y buscar de nuevo otra piedra. Hay que aprender de los errores que se cometieron y tratar de buscar otro camino que nos lleve a volver a tener la chance de conseguir resultados importantes, pero no hacer una tragedia de todo esto.

- Vos sos la persona más indicada para hablar y para opinar, por haber sido parte del proceso más exitoso de la historia de la Argentina. ¿Cómo afectó, cómo te afectó personalmente la salida de Néstor (García) en su momento? Que también, por ahí no se la pone demasiado, pero digamos, algún efecto también tuvo.

. Tenés que ir a mirar cada cosa que pasó. Cuando tenés un cambio de entrenador tenés un sacudón, hay cosas que van para arriba, que se estancan, que se terminan. Nosotros tuvimos en un momento un corte abrupto que fue la salida de Néstor, totalmente en seco. Pero lo bueno y lo lindo era que el día después jugábamos. En la Americup estábamos por subir al avión, vino el gringo Pelussi y nos dijo ‘chicos, Néstor no va, veremos allá’, llega Pablo. Muerto el rey, viva el rey, como se dice de alguna manera, y jugamos el día después, y jugando y ganando, ¡pum! cambia la cabeza. Si hubiese sido un proceso de días, tiempo, tal vez era distinto. En lo personal lo viví y lo sufrí por una relación con Néstor, por cómo se dio, pero al mismo tiempo en el deporte pasa y se cambian jugadores, entrenadores, gente entra que sale y ya me había pasado. Entonces tratás de seguir, de ir para adelante y buscar lo positivo a todo. Después cuando te ponés a mirar el resultado viéndolo desde la parte de que Argentina queda fuera del Mundial, te pones a contar las ventanas, el proceso, el trabajo y eso quedará para quien tenga que tomar la evaluación de decir qué camino se había tomado, cuánto tiempo se gastó en tomar un camino y que tal vez después el camino fue distinto y obviamente el objetivo no se logró. Cada uno que se puso la camiseta de la selección, que fue parte de un proceso de una ventana, tiene responsabilidad en que Argentina no esté en el Mundial. Pero el tema de Néstor seguramente es un nudo a desatar, o fue un nudo a desatar o un problema más que creó el resultado final.

- Si me decís que no te afectó nada, no sé si te voy a creer, pero cuando terminó partido con Dominicana, el festejo de Néstor y tenerlo enfrente sobre todo en ese partido, ¿Te generó algo?

. Yo soy una persona muy emotiva. En ese momento el último del pensamiento mío era cómo festejaba Néstor o qué es lo que estaba pasando. Yo a Néstor lo felicité cuando nos ganó la Copa América, él dirigiendo para Venezuela, porque me puso contento Néstor y yo no estaba jugando ese torneo pero mi camiseta es la Selección Argentina, yo soy soldado argentino. Me puso bien Néstor, me puso bien. A mí después del partido me tocó el doping, cuando salía ya no quedaba nadie, Néstor seguía festejando atrás. Yo lo fui a abrazar y lo felicité porque me pone bien que a él le vaya bien. Mi tristeza y mi calentura era que no era Argentina el que pasó. Preguntar a Néstor si tiene que festejar o no, o qué tenía que hacer él o no, es una cuestión de Néstor García. Yo no estaba pendiente de eso, estaba pendiente de lo que nos pasaba a nosotros y desde mis emociones que días sin dormir estuve después pero eso, pero no deja de decir que fui y lo felicité porque él se va al Mundial y habrá hecho sus cosas para ir y nosotros nos quedamos con las manos vacías así que no podía hacer nada.

-¿Te ilusionaba jugar al Mundial o no pensabas todavía en eso?

. Lo recontra pensaba, y hasta me costó reencontrarme conmigo mismo después volviendo a jugar acá. Lo dije incluso en la prensa de acá días antes, mi zanahoria fue siempre el estar jugando con la selección y el ir para adelante y seguir dentro de una cancha. O se hizo últimamente el tener la camiseta de la Selección Argentina de nuevo y el estar dentro de una cancha representando mi país, creo que era la cosa más linda. Cuando se me desconectó esa máquina, es como que me quedé sin el respirador. Estuve un par de días en apnea, me costó un montón.

. Hilándolo con lo que hablábamos al principio, ¿París se te convierte en una zanahoria o no? O es demasiado fantástico, demasiado lejano.

. Y es como que me preguntes ahora qué está pasando cinco kilómetros abajo de la galería.

-Pero falta un año.

. ¿Se puede llegar a convertir en una zanahoria? Obviamente que sí. Yo me siento bien físicamente, tengo la chance de poder seguir jugando, tengo un equipo en el cual me puedo sentir bien, me puedo sentir importante y me tengo en forma para estar competitivo. Pero también es saber qué necesita la selección, si puedo ayudar, si me tiene en cuenta o no.

- No te creés con derechos.

. A mí no me gustó nunca el derecho por nombre o por historia o por lo que sea. No me gustó nunca, lo detesté desde un principio. Soy un agradecido de que eso no funcionase porque si no yo tal vez no podría haber ganado la medalla de Oro, porque por historia por nombre o por grupo hubiesen llevado a Lucas (Victoriano) y a Pala, y Walter (Herrmann) y yo, que entramos al último momento, no hubiésemos entrado. Fui siempre muy respetuoso de eso, son de esas cosas que me calientan un poco que por ahí se piensan y me choca. Nunca lo provocaría y si me diera cuenta sería el primero en bajarme el barco. Porque no creo que haya nada más importante que la camiseta, y creo que un entrenador tiene sobre todo el poder de elección y tiene la obligación de llevar los mejores jugadores, no el amigo o a un histórico porque por lo que hizo hace tantos años. No me gusta para nada y no es justo sobre todo.

- Doy fe de tu enorme compromiso y amor por la Selección Argentina, y por eso te voy a pedir una reflexión sobre algo que estoy pensando hace bastante tiempo, que tiene lógica pero que es gran parte de la Generación Dorada no vive en Argentina. Vos todavía estás jugando con lo cual obviamente sos una excepción creo, es loco ¿no?

. Y no es algo que no se hable en el famoso grupo nuestro. Creo que es loco, porque es algo tan lindo de dónde venimos. A mí me encanta volver, estar en Argentina, estar en Santa Fe, estar con mis amigos. Tuve la suerte de, hasta hace tres o cuatro meses atrás, volver a jugar una cancha en Argentina y sentir la gente que es única y cuesta. Pero son también esas cosas que cada uno en su manera y por decisiones o por la vida misma te va alejando lugar al cual representamos y al cual siempre tratamos de dejar tan arriba. Por ahí por distintos motivos siempre cada uno ha terminado con lecciones distintas a las por ahí lógicas para todo el mundo.

- Yo lo digo porque cuando me pongo melancólico pienso que no va a haber nunca más un Ginóbili en Argentina, pero un Ginóbili en serio, un Ginóbili de apellido, no un Delfino, no un Scola, no un Pepe Sánchez, no un Wolkowyski.

. Tenés un Scola (Tomás) que está jugando en una selección menor ya.

- Claro, pero no vivió nunca en Argentina.

- No, poco me parece. Mi hijo, naciendo a pocos kilómetros de acá, dice que va a jugar para Argentina. No juega al básquet, pero él se considera argentino. Creo que a todos nos pasa lo mismo. Vivimos nuestra argentinidad desde afuera. Tratamos de argentinizar a los delfinitos, a los scolitas, a los ginobilitos desde cada posición. Yo vuelvo, vuelvo siempre, mi lugar en el mundo está allá, pero mi oficina hoy es mi familia y los dos más chicos los tengo acá, nacieron acá, están en la escuela acá, mi señora es de acá. Hablan español. Mi hija más grande está viviendo en Valencia, se terminó yendo para España. Por ahí cosas de la vida que van pasando y los chicos crecen y uno trata de estar más cerca. Creo que los hijos cambian mucho el pensamiento de cada uno. Si vos me preguntabas a mí a los 18, a los 20, cuando jugaba acá en Bologna, cuando jugaba en Reggio Calabria, si me iba a quedar a vivir acá, te decía no. Hoy creo que tengo muchas más chance de terminar por estos lados, que pescando en la Setúbal.

-¿Pero depende mucho de cómo esté Argentina o depende de otra cosa?

. Creo que depende mucho de la familia y la tranquilidad que uno pueda tener. Eso es lo más importante. A mí me tocó volver a Boca, y viví una situación de que entraron a mi casa, me robaron, mis hijos no querían volver a entrar a la casa y demás. Y cuando uno ve sufrir a los más chicos se ponen en padre protector. Uno sigue siempre, a pesar de que pasen los años y que salgan las canas, se sigue sintiendo Rambo y va y choca contra el mundo. Pero cuando te tocan a los chicos es distinto, porque uno trata de que siempre estén en un lugar más tranquilo para que estén más seguros ellos. Yo miro más por ese lado.

Fabián García / [email protected]
Enviado especial en Bologna, Italia
En Twitter: @basquetplus

 

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