Finales NBA

Diego Vadell analiza el J5: Ironman Butler nunca muere

20:01 10/10/2020 | El entrenador de San Martín de Corrientes nos da su visión de lo que fue el quinto partido de las finales de la NBA.

Lakers-Heat: Vadell y Ironman Butler
En la primera noche con posibilidad de definición de esta muy distinta pero excelente postemporada de la NBA, vimos dos equipos muy conscientes de esa situación.

Estar al borde de quedar eliminado (Miami) y la cercanía de la consagración (Lakers) como fantasma, entra en la cabeza de los componentes de los equipos de manera distinta. El ser humano tiende a quedarse en el pasado lamentando algún error, o algo peor, proyecta el futuro, viéndose campeón o llorando de regreso a casa. La mayor cantidad de jugadores que se mantenga en el presente, yendo jugada a jugada, superando rápidamente los errores, son los que logran un rendimiento superior.

Los Lakers comenzaron con la clarísima intención de mostrar su gran superioridad en fortaleza física, con una agresividad como muestra de deseo superior, con LeBron James posteándose fuerte contra Jimmy Butler intentando desgastarlo o forzándolo a que cometa faltas tempranas, pero a su vez desde ese poste bajo alimentar a sus tiradores, algo que tanto éxito le trajo, incluso metiendo triples, algo que se extendería todo el partido. El Rey marcaba el camino, pero….

Como en todos los partidos, al minuto 7 LJ descansó y algo cambió. Miami es un equipo que soporta todo, que absorbe todos los impactos y atropellos que les propongan, como Jason en la película Martes 13. Da la sensación de que nunca muere, que acorralados en el abismo logran la mejor toma de decisiones en ataque de la serie: pausa, paciencia, oportunidad, sorpresa, máxima atención ante cualquier cosa que suceda en defensa. 

Recordaba las categorías de jugadores que hice en el último articulo y pensaba ¿cómo se pasa de ser de los mejores jugadores a la categoría Superhéroe? Haciendo lo que hizo Jimmy una noche importante enfrente de 2 de ellos, jugando 47 minutos, siendo determínate en el nudo y en el final. Así es como te transformás en IRONMAN, mostrando autonomia infinita, con inteligencia y precisión demoledora y, algo importante en la épica: abajo en el marcador, con su jugada, poner a su equipo al frente para ganar.

Fue un gran partido, más dinámico, pero con la misma intensidad. Los Lakers se mantenían al acecho con contraataques que castigaban todas las pérdidas, con LeBron anotando mucho, con Davis castigando en aclarados ante un Adebayo que solo encontró paz después de la lesión de Anthony.

Los jugadores complementarios de Los Ángeles, irregulares, tensos, bien defendidos, no aportaban lo usual, pero sí los de Miami, con Robinson como castigador. Mostró por primera vez su poderío. Nunn creó, anotó y descomprimió a Butler del monopolio del balón. 

El small ball de los Lakers con LeBron y Morris como altos volvió a darle vida y esperanza que se podía, pero Miami metió un parcial de 13-5, que se frenó con Davis en cancha de vuelta.

Un tercer cuarto de muchos triples de un lado y otro nos mostraba que nadie le escapaba a la situación, pero la defensa de Miami llevó a los Lakers a lugares nuevos, poco habituales, que por más que se resuelvan bien, a la larga, en lo desconocido todo termina mal. 

Aunque parezca que el Heat le hacían precio cuando Adebayo fallaba cerca, Herro en modo intermitente y Crowder desacertado, apareció un LeBron enorme sosteniéndolo todo.

En el final, con varios cambios en el marcador y con emocionantes acciones, todo pendía de un hilo. El rebote ofensivo y doble de un lesionado Davis parecía que desataba los festejos, pero apareció el incansable Jimmy, IRONMAN, con los libres para el triunfo.

Tal vez esperaban más táctica en mi comentario, algún detalle que el ojo del entrenador aclare, pero no, este es un juego de jugadores, más en día de definición, y no puedo traicionarme. LeBron hizo la mejor jugada posible y su partidazo personal fue derrota. Butler nos mostró que en un escenario rodeado de tiradores y el espacio adecuado, el midrange te mata.

 

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