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Los extranjeros en la Liga Nacional que se asientan en la competencia suelen dejar una marca en cada club donde juega. En ese sentido, Eric Anderson Jr. está determinado a hacer historia de la grande en Quimsa.

Nacido en 1993 en New Jersey, el gigante comenzó a jugar al básquet desde muy chico, aunque no era su único deporte. “Jugábamos un montón de deportes mientras crecía en mi barrio, como el básquet, fútbol americano. Comencé a jugar a los seis años, pero callejero. Al básquet organizado con entrenadores y árbitros recién en mi año Junior de High School, a los 11 años”.

En su etapa secundaria era bueno tanto al básquet como al fútbol americano, pero una oferta de beca universitaria lo llevó a decantarse por practicar de manera fija con la pelota naranja. Allí, el que llamó a su puerta fue la Universidad de New Have, de la Division II, donde pasó sus cuatro años en la NCAA. Logró ganar tres veces el premio al Jugador Defensivor, dos veces fue nombrado en el primer equipo de la divisional, haciendo historia para esta universidad.

“Mi tiempo en la NCAA fue increíble y disfruté cada minuto. El equipo era muy unido y somos hermanos hasta el día de hoy” expresó. Terminó su paso universitario con 114 partidos y promedios de 13.6 puntos, 11.1 rebotes y 2.1 asistencias.

A partir de 2015 dio el paso al profesionalismo y empezó su periplo, con pasos por Alemania, en Gladiators Trier, por Luxemburgo, en T71 Dudelange, y por Japón, en Tokyo Cinq Reves. “En cada lugar tuve distintas experiencias y disfruté mucho el tiempo que estuve en cada lugar. Me siento afortunado de haber jugado en varios buenos clubes”.

En 2017 le llegó la chance para jugar en Argentina, más precisamente en la Liga Argentina y con Villa Mitre, en la temporada que fue filial de Obras Basket en el segundo escalón. “Cuando llegué no conocía nada de Argentina y llegué con el objetivo de ir día a día y aprovechar cada situación que se me presentara”. Allí dio sus primeras muestras de poderío, con 17.6 puntos, 11.5 rebotes y 2.3 asistencias, llegando a las semifinales de la Conferencia Sur y cayendo ante Estudiantes de Olavarría.

Para el año siguiente el equipo de Núñez ya lo vio preparado y se lo llevó para la Liga Nacional, donde jugó dos temporadas y totalizó 49 juegos en dos campañas. Allí tuvo una media en su segunda temporada de 14.5 unidades y 8.9 rebotes. La comodidad de Obras le fue clave para crecer, no solo en lo físico sino también para disfrutar la Capital: “Vivía en Núñez y estaba muy cerca del gimnasio. Además hay mucho para hacer”.

“La Liga de Argentina es más física que otras donde jugué, además de tener diferentes estilos de básquet en los distintos equipos” analizó Eric sobre la Liga Nacional.

El interno dio el salto nuevamente a Europa y fichó en el Maccabi Haifa, donde solo pudo jugar dos juegos por una lesión y se perdió la temporada, cortada también por la pandemia. Ya recuperado en la 2020/21, pasó al Porto de Portugal, con 35 juegos disputados y 10.8 puntos más 7.6 rebotes, para recuperar su forma física.

Y ahí se decidió a volver al país ante el llamado de Quimsa. “Luego de lesionarme y perderme la temporada en Israel, pasé a Portugal, que me permitió recuperarme poco a poco. Pero realmente disfruté la liga argentina, el país, los jugadores y los fanáticos”.

Por eso regresó y dominó la competencia de inicio a fin, quedándose con el MVP de la temporada. “Significa mucho para mi porque hay un montón de buenos jugadores, es un gran honor” expresó con orgullo el estadounidense.

Un Eric Anderson que está a las puertas de su primera final y donde buscará dejar su marca para que los santiagueños levanten el segundo título en su historia.

Alejandro Malky / [email protected]

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