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El vaso de bebida que arruinó el sueño de Reggie Miller

18:56 16/01/2022 | Más allá de recordarse de vez en cuanto la batalla campal entre Detroit e Indiana en The Palace en 2004, se olvida el daño colateral que provocó.

Green, el de la gorrita, conteniendo a Artest, que se equivocó de agresor y le pegó al de al lado (captura TV)

La serie documental de Netflix "Malice at The Palace", que reflejó de forma brillante el bochornoso episodio protagonizado por Pistons y Pacers el 17 de noviembre de 2004, cuando una batahola generalizada terminó con los jugadores de Indiana en las tribunas peleándose con el público, tocó apenas al pasar uno de los daños colaterales de la gresca. 

Hagamos un poco de memoria y ubiquemos el contexto. Detroit e Indiana eran, en ese momento, enemigos íntimos en el Este. Los dos mejores equipos. De hecho, en la 2003/04, los Pistons habían eliminado a los Pacers en la final de conferencia 4-2, para luego coronarse campeones, apabullando a los Lakers de Shaq y Kobe 4-1 en la definición. 

Ese Indiana de Reggie Miller ya había tenido otros momentos en los que había estado cerca. Pero nunca había podido dar el zarpazo. Muchos recordarán la tremenda final del Este de 1994 contra los Knicks, perdida en 7 juegos. La vez que más cerca había estado Indiana de una final y de ser campeón. Habían pasado 11 años y Reggie Miller acababa de cumplir 39 al comenzar la campaña 2004/05. 

La realidad era que el equipo ya no se apoyaba en él, pero lo necesitaba. Era el líder, el hombre referencia, para un grupo que, ese año, sumó como refuerzo importante a Stephen Jackson. Tenían todo para dar un paso más hacia el objetivo del anillo, última chance para un Miller casi decidido a retirarse tras ese año. 

Entonces llegó el día. El 17 de noviembre de 2004. The Palace of Auburn Hills, la legendaria casa de los Pistons, recibía a los exitosos Pacers, que llegaban con marca de 6-2 y tenía a Ron Artest jugando a nivel All Star: 24.6 puntos, 6.4 rebotes. Esa noche lo demostraron. A 45 segundos del final, habían destrozado a Detroit y ganaban 97-82, cuando se desencadenaron una serie de hechos que terminaron con el sueño de Reggie. 

Primero, la tonta falta violenta de Artest sobre Ben Wallace, con el partido liquidado. Luego, la reacción de Wallace. Tercero, el desafío de Ron de acostarse burlonamente en la mesa de control mientras el estadio lo insultaba. Y cuarto, el hecho clave. El vaso de ¿gaseosa, cerveza? que Josh Green, un aficionado local, lanzó e impactó sobre Artest. Ahí cambió todo. Cuando los efectos de la gresca se estaban calmando, la tormenta arreció de nuevo. 

Artest salió despedido como un demonio hacia donde vio a alguien que podía ser el que lanzó el vaso (luego se supo que era el de al lado, que se hizo el tonto), y le pegó una trompada. Green intentó contener a Artest, pero atrás llegó Stephen Jackson y la situación se fue totalmente de control. Lo que siguió no se había visto nunca en la NBA: Jugadores a las trompadas con hinchas, sillas y botellas volando por los aires y todo lo que nadie imaginaba que podía pasar en la NBA. 
 

Tras unos cuantos minutos, en los que solo la policía pudo frenar de alguna forma a los jugadores y público, la locura terminó. David Stern, entonces comisionado de la NBA, no lo dudó un segundo y puso una sanción ejemplificadora: adiós a la temporada para Ron Artest (volvió a jugar casi un año después, el 2 de noviembre de 2005), 30 partidos para Jackson, 15 para Jermaine O'Neal (la otra gran figura del equipo) y millones de dólares en multas y salarios caídos. 

Reggie Miller estaba lesionado y no jugó ese día, pero estaba en la cancha y recibió un partido de suspensión por entrar al campo cuando empezó la gresca. Los Pistons, en comparación, casi no tuvieron bajas: 6 partidos para Ben Wallace. A partir de ese día, los Pacers perdieron 8 de sus siguientes 11 partidos. Llegaron a la segunda ronda en el Este donde, paradójicamente, los volvió a eliminar Detroit, ahora 4-2.

Reggie Miller decidió retirarse tras esa temporada, convirtiéndose en uno de los varios cracks de los 90 sin anillo (Barkley, Malone, Stockton, Ewing). Josh Green, que dicen que tiró el vaso porque le apostó al que tenía al lado 50 dólares que le acertaba a Artest, pasó 30 días en la cárcel y tuvo que pasar 2 años de probation. Nunca más pudo pisar una cancha NBA. Pero el daño que hizo fue irreparable. 

 

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