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La temporada 1987-88 de Michael Jordan con Chicago Bulls es una de las más icónicas en la historia de la NBA. El astro ganó el título anotador, el MVP y el premio al Mejor Jugador Defensivo del Año, convirtiéndose en el único jugador en lograrlo en la misma campaña.

Sin embargo, un análisis reciente de los datos de esa temporada ha puesto en duda la legitimidad de su galardón defensivo. Según el periodista de Yahoo Sports, Tom Haberstroh, los números de Jordan en partidos de local fueron notablemente superiores a sus actuaciones como visitante, lo que sugiere una posible manipulación de las estadísticas por parte de los anotadores oficiales de los Bulls.

Haberstroh encontró que Jordan promedió 5.5 robos y tapones por cada 36 minutos jugados en Chicago, mientras que esa cifra se reducía a solo 3.0 cuando actuaba como visitante. Esta diferencia del 182% es la más grande registrada por un ganador del premio al Mejor Defensivo en la historia de la NBA.

Incluso se detectaron otras irregularidades, como el hecho de que 9 de los 10 partidos de Jordan con al menos 4 tapones ese año fueron en el Chicago Stadium. Además, en 6 juegos analizados, los Bulls registraron 59 robos de balón, a pesar de que sus rivales solo cometieron 41 pérdidas en vivo, lo que sugiere un posible "inflado" de estadísticas.

Si bien el anotador oficial de los Bulls, Bob Rosenberg, nunca admitió haber manipulado las estadísticas, existen antecedentes de prácticas similares en la NBA de los años 80 y 90. Alex Rucker, ex anotador de Vancouver Grizzlies, reconoció que él y otros colegas solían inflar las cifras de sus equipos locales.

Pese a estas revelaciones, el premio al Mejor Jugador Defensivo de Jordan en 1987-88 no será revocado. La NBA no tiene planes de verificar sus estadísticas de esa temporada, por lo que el reconocimiento seguirá en manos del legendario número 23 de los Bulls.