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Nikola Jokic, un hombre solo

16:10 24/04/2022 | El serbio ha hecho todo para poner a Denver en los playoffs, pero a medida que el año avanzó, se notó más la falta de ayuda.

Nikola Jokic es un talento único, pero sin compañia (Getty)

El dato es claro: de los 16 equipos que juegan playoffs en la NBA, Nikola Jokic es el único que no tiene un solo compañero con al menos 16 puntos de promedio. Atlanta Hawks, el caso que más se le asemeja, con Jason Collins promediando 16.2 detrás de Trae Young (28.4), tiene un detalle extra, sin embargo: 9 jugadores tienen 10 o más puntos de media, repartiendo las responsabilidades fuera de Ice Trae. 

Lo de Denver es obviamente un caso muy especial. Porque esto que se ve no es Denver. Aunque las lesiones son parte del juego, sería como analizar a los Clippers sin Kawhi todo el año, a los Pelicans sin Zion o a los Nets de la 2019/20 sin Durant. Pero en los Nuggets el caso es peor, porque no tiene a Jamal Murray, su segunda estrella, ni a Michael Porter Jr, su tercera máxima figura.

Lo que ocurrió durante todo el año entonces es que el equipo, la gente y los que los miran por TV, se acostumbraron a ver a unos Nuggets donde absolutamente todo pasa por Nikola Jokic. El serbio asumió ese rol con prestancia, hizo más de lo que uno se podía imaginar, porque a sus números hay que agregarle que la ausencia de otros anotadores hizo que siempre se lo sobredefendiera, y así y todo terminó con 27 puntos y casi 14 rebotes de media. 

El punto es que eso no alcanza para los playoffs, y es en la postemporada donde saltan las frustraciones, que en el caso del serbio, no tienen demasiada contención. Jokic no frena sus instintos de explotar. Le ocurrió en la segunda ronda del año pasado contra Phoenix cuando se estaban yendo eliminados y barridos (ya sin Murray), le pasó en esta serie ya contra los Warriors (expulsado en el juego 2), y creemos que tiene que ver fundamentalmente con esa sensación de que, por más que él haga, su alrededor es demasiado pobre para ir más arriba.

Aaron Gordon es la segunda espada, con 15 puntos de media. Ningún equipo con aspiraciones se apoyaría en él para ir por un anillo. Y el resto, ya los conocemos: todos de rango medio, ni siquiera medio alto: Morris, Barton, Green. Habrá que ver cuándo crece Hyland, pero después no se encuentra mucho talento. Además, el problema se duplica porque, sin ese extra de talento, tampoco hay una dósis de entrega máxima, de defensa combativa para equiparar. Este dato impresiona: Jokic lleva 7 derrotas seguidas en partidos de playoffs (las 4 ante Phoenix del año pasado, las 3 de este contra GSW). En 6 de los 7 fue el máximo goleador de su equipo y en todos no hubo ningún compañero que pasara los 25 puntos. Jokic metió 22, 24., 32, 22, 25, 26 y 37. 

La frustración en la NBA, imaginamos, debe ser además muy difícil de sobrellevar dos años seguidos, porque la serie regular es tan desgastante que, habiendo tenido dos de sus años más productivos como jugador (jokic es joven todavía, pero nunca se sabe si se va a poder seguir subiendo el nivel, si no habrá una lesión, etc), los playoffs se le acaban pronto. 

Repetimos que no es una crítica puntual a la franquicia, porque de los ejemplos que mencionamos antes, ninguno pudo disimular las ausencias. Quizá un poco New Orleans, pero la realidad es que, sin Jokic, estos Nuggets no tendrían ninguna chance de jugar playoffs, y posiblemente estuvieran en el fondo del Oeste. Habría que estar adentro del plantel para saber si, además, su frustración se agranda porque pensó que Murray y Porter estarían en esta etapa final, y eso no ocurrió ni, 99%, ocurrirá. 

Se dice muchas veces (posiblemente en algunos casos sea verdad), que en la NBA los jugadores franquicia se enfocan en justificar su alto contrato y, si se llega lejos, mejor. Pero que eso no les mueve el amperímetro. En la historia hay muchísimos jugadores con números impresionantes que casi no han jugado playoffs y, menos, jugado finales. Jokic no parece ser ese caso. Su sangre europea, serbia, es indudablemente competitiva. Y cada año que pasa es una oportunidad perdida que no vuelve. 

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