Informe

La historia del frustrado partido NBA en Tecnópolis

10:30 30/01/2022 | Pocos saben que durante dos años se llevaron a cabo negociaciones con la NBA para tener un partido amistoso en Buenos Aires en 2016.

Tecnópolis, para unos 12.000 espectadores, era el estadio elegido

Corría la primera mitad del año 2013. Casi prehistoria si tomamos algunos parámetros. El dólar ya tenía un cepo desde octubre del 2011, pero a comparación de hoy era relativamente suave y valía unos 5 a 6.5 pesos cada unidad. Había un blue que costaba unos 10. Sí, 20 veces menos que ahora. 

Para esa época, como ahora, la empresa Proenter era la comercializadora de la Confederación Argentina de Básquetbol. Y la selección era uno de sus principales activos. Haberse metido en el básquet, con gente adentro que mamaba también el juego, los hizo embarcarse en una locura: traer un partido de la NBA a la Argentina como parte de la pretemporada 2016/17. Y estuvieron cerca. Muy cerca. 

En ese 2013 comenzaron las visitas, llamados, charlas y negociaciones. Hubo viajes de Buenos Aires a Estados Unidos, y de Estados Unidos a Buenos Aires. Un hecho potenció la posibilidad de que la NBA bajara a la Argentina: el incendio en el México Arena en diciembre de 2013 que hizo cancelar el partido entre San Antonio Spurs y Minnesota Timberwolves. Estaba Manu Ginóbili ese día, pero el partido no pudo jugarse y fue un verdadero papelón.

México era habitué en este tipo de amistosos, pero la NBA quedó afectada, por lo que miró hacia dos candidatos factibles: Río de janeiro en Brasil y Buenos Aires en Argentina. La idea de traerlos a la Argentina era verdaderamente loca. Solo el cachet de la NBA era de aproximadamente un millón de dólares. Más los gastos. Por ejemplo: traer a cada equipo en su avión privado, con todo lo que eso genera. El sueño era que vinieran los Spurs con Ginóbli, pero nunca se llegó a avanzar tanto. 

Uno de los mayores problemas era el estadio. Argentina no tenía (y casi no tiene), uno como para competir con Brasil, pero había dos opciones: el DirecTV Arena o Tecnópolis. En el torneo Tres Naciones (Tecnópolis) que se hizo como previa al Mundial de España, en el 2014, llegaron los que en ese momento manejaban NBA Latam (Pepe Espinilla, Emilio García Duarte, y sobre todo Philippe Moggio, el uno para Latinoamérica. Fue una prueba de fuego para ver si el estadio pasaba la supervisión. 

Moggio era una pieza clave en la idea. Este franco-colombiano exjugador profesional de tenis (4 Copa Davis para Colombia), se convirtió en el referente para cerrar el acuerdo. A la vuelta del Mundial, siguiendo las negociaciones, se hizo un 3X NBA en Tecnópolis, que salió muy bien. Las charlas siguieron. Había que presentar todo el plan económico-financiero, cosa que se hizo. Poco después, la NBA armó un Cleveland-Miami Heat, nada menos, en Río, con la presencia, entre otros, de LeBron James y Dwayne Wade. Eran épocas de Dilma Roussef y, si bien el país no era el de años antes con Lula, venía de organizar el Mundial de fútbol y haría los Juegos Olìmpicos del 2016. El lugar justo para vender la NBA.

Sin embargo, no fue ese el golpe principal para la aspiración argentina de ser sede de un partido. Más allá de que la situación económica había empeorado bastante desde el comienzo de las charlas, el punto de inflexión fue la salida de Moggio para tomar el cargo de secretario general de la CONCACAF de fútbol. Su reemplazante fue el brasileño Arnon de Mello, hijo del expresidente de su país, Fernando Collor de Mello, obligado a renunciar en 1992 ante la amenaza de un juicio.

De Mello, obviamente, inclinó más la balanza hacia su país, donde en el 2016, incluso durante los Juegos, se hicieron varias acciones en Río. Así, de a poco, las posibilidades del partido en Argentina fueron desapareciendo, con alguna interna local que tampoco jugó a favor. México volvió a tener el lugar de siembre (después de aquel incendio se jugaron 10 partidos (todos de serie regular), en la capital del país, y todo quedó en un sueño no concretado. Hoy, directamente es imposible pensar con una acción de ese tipo. Pero en Argentina, el país más imprevisible del mundo, nunca se sabe.

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