Informe

Balance de la 1º rueda de la LNB: Quimsa, decididamente superior al resto

16:45 10/02/2024 | Los santiagueños se quedaron con la punta de esta mitad inicial de la competencia con una actuación feroz y contundente, mientras el resto navega en la irregularidad.

Quimsa, dueño indiscutible de la primera rueda de la 2023/24 (LNB Contenidos)

No fue una primera rueda cualquiera la que terminó el pasado fin de semana en la Liga Nacional. Aunque parece repetido (por momentos lo es), la Argentina de este 2023 ha sido particularmente agitada. Una situación política explosiva, con nuevo presidente que pretende dar vuelta al país de golpe, una situación económica con mecha corta, con una inflación extrama y un dólar alto, pero sobre todo con enorme incertidumbre a corto plazo. Algo que a competencias como la Liga Nacional le juegan muy en contra. 

En ese contexto, esta primera rueda ha mostrado, por ejemplo, un equipo muy sólido como Quimsa (18-1), de los más contundentes de la historia de la competencia en cuanto a resultados (18-1, marchando claramente a pelear por el mejor récord de serie regular de todos los tiempos), sostenido por tres o cuatro factores que resultan siempre claves: mantuvo al coach, mantuvo la base de jugadores que le dieron el título en la 2022/23, reemplazó a la figura que se fue (Anderson), con lo más parecido del mercado local (Gallizzi) y trajo jugadores más del gusto del coach, para hacer un plantel largo. 

Con eso, formó un equipo muy completo, con dos jugadores por puesto comprobados, con jóvenes que quieren hacerse un lugar (Rolfi, Zezular) y con mucho concepto de juego de equipo. Salvo Robinson, justificadamente, nadie se salva desde lo individual. Realmente, un enorme equipo que hoy no tiene rival que le haga sombra.

Olímpico (15-4) empezó con una energía avasallante, que se fue oscureciendo a partir de la pérdida de Devon Collier. Con él perdieron 1 partido en 12 y, sin él, 3 de 7. Buscaron reemplazarlo con Perry, pero vino un poco jugado con una lesión y operación en el medio. Apenas pudo jugar 1 partido y volvió a lesionarse. Si le aceptan el pedido de recambio por este problema y acierta, puede volver a ser el que fue. Si espera a Perry o lo pierde, le costará muchísimo sobrellevar la parte más importante de la temporada sin un pivote dominante. Porque no es solo lo que Collier hacía, sino lo que generaba su presencia para el resto. Ahora hay menos espacios, más confusión y por ahora no han podido rearmarse. 

Instituto (14-5), si bien tampoco fue muy regular, sobre todo al principio, va tomando forma con el torneo y el regreso de Copello por Elías le dio un salto de calidad donde quizá más lo necesitaba. Se la jugó manteniendo a Jefferson, que es alguien que cuando está bien aporta (como en la final de la Sudamericana), pero que tiene muchos altos y bajos, pero eso mismo le dio un respaldo a este grupo, el segundo mejor en la última parte del torneo, perdiendo el partido menos esperado quizá (en San Martín), tras ganar 8 seguidos. Victoriano ha sabido sacarles el mayor jugo a todos y otra vez hizo un plantel largo, con responsabilidades parejas y hambre. Quizá tenga la pareja de pivotes más sólida de la Liga y eso, cuando lleguen instancias decisivas, puede ser clave. Lo mismo que Hoover, que ya parece adaptado a cómo se juega aquí.

Platense (13-6) es un caso de estudio. Tiene a un jugador que se sale del libreto, como Eric Flor, y luego ladrillos de una misma pared, que levantó el Cholo Vázquez de acuerdo a su filosofía particular: entrega total y poco margen para apartarse del sistema de juego establecido. Eso le da resultados. Fue hábil para elegir jugadores que encajan, como el brasileño Ianguas (para esta Liga, atléticamente superior) o que ya lo conocen a la perfección, como Seba Morales o, claramente, su hijo Facundo, que está teniendo una temporada de explosión. Molestará hasta el final si no sufre problemas de lesiones. 

Boca (12-7) es un caso aparte. Apostó otra vez a una base de veteranos comprobados, pero manteniendo un par de problemas que vienen de antes. Uno es el efecto del desgaste a lo largo de la temporada en esos veteranos. Otro es que, siendo Mainoldi figura central, es muy difícil ponerlo al lado de Barber. Leo es un 4 en ataque (quizá el mejor de la Liga), pero 5 en defensa. No puede ir con 4 jóvenes y tiradores. Barber tampoco. Entonces sufre mucho. Por otro lado, Vildoza es un base distinto a Balbi, más absorbente, con un uno por uno desequilibrante, pero que le quita fluidez al equipo, que depende mucho de él. No metió cambios, aunque Langston le dará una mano. Panorama difícil para los porteños. 

Lo de San Lorenzo (11-8) sexto sorprende hasta ahí. Leo Costa tiene esta vez un plantel mucho más completo que el año pasado con Hernández y Basualdo y, principalmente, acertando con los de no tanto nombre, pero que están rindiendo alto, como el pibe Conrradi, Federico Grun (candidatazo a mayor progreso), Gastón Córdoba o el chico Dupuy. Mucho mérito de Costa ahí. 

Obras (11-8) fue de mayor a menor. Pete Domínguez impuso un estilo que en Argentina no estaba desarrollado, aprovechando algunas características de sus jugadores (el tiro de Inyaco o Smaniotti, por ejemplo), pero con el tiempo se hizo más previsible, ya no tuvo tantos tiros cómodos y empezó a forzar más su juego. Ahora se fue Domínguez y asumió Vadell, con lo cual se esperan ajustes post ventana, mirando quizá más un sistema intermedio, donde otros jugadores tengan más poder de decisión. 

San Martín (11-8) es, junto a San Lorenzo, el equipo más productivo en cuanto a costo-beneficio. No solo armó un equipo súper modesto en presupuesto, sino que se bancó varios partidos con 3 jugadores menos (el extranjero y los lesionados Gargallo y Pérez Tapia). SM intenta hacer un juego moderno, de tiros elegidos y buen spacing, y Revidatti ha demostrado en ese sentido ser un entrenador joven con mucha capacidad. La enorme juventud del equipo le juega en contra quizá, pero también puede darle un extra emocional a favor cuando lleguen los playoffs, si se logran meter en ellos. 

Regatas (10-9) tuvo muchos problemas de lesiones, algunos cambios, y todavía no encontró su camino. Redujo presupuesto con la salida de McGhee y Thomas parece un buen reemplazo. Veremos cuánto pueden levantar con el equipo completo y ya sabiendo que serán los que terminen el campeonato. 

Oberá (10-9), si bien sigue intentando ser competito, fue el que más claramente prefirió resguardar las arcas del club en un momento de incertidumbre. Se fue un extranjero caro (Mitchell) y llegó un joven con energía y hambre (Stormo), no reemplazó a Guyton y se deshizo de un fichaje caro como Gallegos para traer al paraguayo Martínez. La dirigencia misionera tiene muy claro que el club es lo primero y por eso lo cuida. Con esto intentará llegar lo más lejos posible. Ya vendrán tiempos mejores. 

De Gimnasia (9-10) podría decirse algo parecido, con la diferencia de que los sureños lo hicieron desde el comienzo del año, con un equipo económico de entrada, buscando darle un toque de mayor nivel cuando llegara el límite de cambios. El retorno de Tyrone White fue en ese sentido y con Cárdenas por Stucky buscaron lo mismo. El problema fue la salida de Nazione, al que reemplazó con Arese. Temporada de transición para los de Villagrán.

Riachuelo (9-10) es de los que esperaba más, pero está a tiempo de lograrlo porque Sebastián González metió mano en las últimas semanas para levantar el nivel del equipo, con las llegadas de Davis y, sobre todo, Castillo, que dejó una gran imagen en sus primeros partidos. Será un problema para el que lo enfrente en playoffs en primera ronda. 

Ferro (8-11) se quedó finalmente con el jugador que quiso todo el año, Rodrigo Gallegos, metió varios cambios y ahora irá por el objetivo de meterse en los playoffs. Tiene un plantel extraño, con muchos súper experimentados (Tintorelli 42 años, Cantero 41, Fierro 37), más Gallegos (33) más los pibes. Una apuesta.

Zárate Basket (8-11) hizo un enorme comienzo (8-5), pero se cayó en el 2024, ganando el primer juego y perdiendo los seis siguientes, quedando en una posición un tanto incómoda. Si bien tiene 4 partidos ganados más que el 19º que marca los Playoffs por la Permanencia, esta mala racha actual prendió la alarma. Como suele ocurrir y ya repetimos, los que ascienden y mantienen casi el mismo equipo tienen una ventaja inicial importante de funcionamiento, aunque el plantel no sea tan bueno. Zárate apostó además por jugar sin extranjeros y eso a veces es una limitación para poder cambiar para arriba. Igual, su tarea es loable, porque también está por arriba de lo esperado con un presupuesto bajo.

De acá para abajo están los que miran hacia la Permanencia más que para entrar en playoffs, aunque quizá alguno lo logre. Independiente (7-12) metió un último cambio con Alderete por Scaramuzzino y lo bueno es que siempre supo que estaría en esta zona peligrosa. Arrastra una forma de jugar desde el ascenso que da mejores resultados el primer año que el segundo. Tiene un margen de error, pero no muy grande. Fue un equipo en esta primera rueda en donde ganó dos partidos clave de visitante, ante los dos últimos: Argentino y Unión. Eso puede darle más aire. Fue bastante sólido de local, aunque cerró en mala racha. Deberá estar muy alerta. 

Peñarol (6-13), si bien sigue cerca del fondo, desde la llegada de Laginestra cambió la cara y, a nuestro entender, no debería sufrir demasiado para zafar, algo que claramente no era la idea inicial. Con sus nuevos extranjeros armó un quinteto inicial competitivo, mejoró mucho la defensa, levantó enormemente su porcentaje en triples (sus dos principales falencias) y ahora aspira a mantener esta sinergia que le permitió ganar 5 partidos de los últimos 8. Si sostiene la localía, mantendrá la categoría. 

Comunicaciones (6-13), metió 3 triunfos en 4 partidos de local que le dieron vida, porque parecía destinado a seguir bajando, pero ahora le cambió la cara. Fue un equipo otra vez dependiente de extranjeros básicamente de uno contra uno, como Deshields y Thomas, y ahora les prenderá una vela para que tengan el compromiso necesario para no desaparecer en esta instancia. 

La Unión (5-14) es un equipo que pocos imaginaron acá. No tuvo respuestas desde la base, se acostumbró a perder y, cuando quiso darse cuenta, estaba al borde del precipicio. No consiguió un armador de juego antes del cierre de recambios y ahora sufrirá hasta el final. Dejó escapar un partido increíble en Junín que podría haberle dado un poco más de aire. 

Argentino (4-15), como Peñarol, cambió con la llegada de Capelli y algunos cambios, pero no le sobra nada. Perdió 10 de los primeros 11, pero ganó 2 claves con Capelli ante posibles rivales directos, como La Unión y Zárate. Su localía no es la de otras épocas (4-6), pero llegado el momento, se supone que será un arma a favor. Pero con eso solo no le alcanzará. 

Unión (3-16) estaba en coma y, pese al compromiso y absoluta lealtad de Seba Puñet, estaba claro que el equipo necesitaba un cambio. Llegó Maxi Seigorman a rescatar un barco averiado en el medio de una tormenta perfecta. Tarea complicadísima. No acertó en general con los extranjeros y a hoy está emocionalmente golpeadísimo. No solo perdio sus últimos 5 partidos, sino que los perdió por una media de 18.4 puntos, casi sin mostrar reacción. Para mantener la categoría, Seigorman deberá, primero, devolverles la confianza perdida. Y luego ver cómo los extranjeros se acoplan a un juego más colectivo. Si no, será muy difícil. 

 

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