Historias LNB

Juan Pablo Venegas: confianza, ilusión, realidad

14:13 24/04/2022 | Un Sudamericano U17 le cambió la vida, se le abrió una puerta a un sueño y no dudó. Dejó Perú a los 16 años y hoy muestra su prematura madurez en la Liga Nacional.

Juan Pablo Venegas, un conductor para Obras (Foto: Liga Contenidos)

Convicción es la seguridad o la certeza que tiene una persona de lo que piensa o siente y esa palabra bien podría ser lo que define a Juan Pablo Venegas, un joven nacido en Lima a principios de siglo XXI y que con solo 16 años se la jugó por su futuro sin muchos reparos. A los deportistas las oportunidades le llegan en el momentos menos esperado y al base de Obras, su chance nació en un Sudarmericano U17 disputado en Resistencia Chaco, donde el pequeño Juan de 15 años (daba dos años de ventaja) se destacó, captando la atención de dirigentes y entrenadores.

“Arrancamos a planear todo luego del Sudamericano U17 que juego para Perú y me fue bien. Se jugó en Resistencia, yo tenía 15 años y daba dos años de ventaja. Salí máximo anotador del torneo y me dieron un premio a mayor proyección, un trofeo que aún conservó en mi casa en Lima”, comentó Juan Pablo sobre el inicio de su historia en Argentina, donde además del jugar bien, para llegar contó con un nexo compatriota, Michael Saldaña.

Michael es un entrenador de básquet peruano que vino a hacer experiencia a la Argentina, primero en Unión Florida y ahora también en Obras. Los que vieron a Juan Pablo en el Sudamericano y apreciaron su talento entendieron que era momento de proponerle continuar con su desarrollo  y la gente de Unión Florida fueron los que primero se interesaron en cobijar al talentoso base.

“Me la jugué porque en Perú sabía  que no tenía chance de seguir con el básquet y era bueno para mí venir a Argentina. Vine a Unión Florida, un club del cual no sabía mucho, es decir sabía que se destacaba en el femenino pero no tanto en el masculino. Por suerte tuve la posibilidad de jugar bien ahí y encontrar a las personas justas que me dieron una mano como Gregorio Martínez, que en ese momento estaba dirigiendo el femenino en el club, en ese sentido si que tuvo que suerte. A partir de ahí, de haberme ido en Unión Florida me llegaron un par de propuestas y una de ellas fue la de Obras”.

Pequeño y habilidoso con la redonda número cinco y la naranja

En Perú los deportes son de iniciarse más en los colegios que en los clubes y el fútbol como en la mayoría de los lugares de Sudamérica es lo más preponderante. Sin embargo, a pesar de que amaba jugar a la pelota, en su colegio no había fútbol y la opción que quedaba era el básquet, deporte que practicaba su hermano, Oscar.

“Mi hermano jugaba en la escuela. El básquet  se jugaba mucho en los colegios. Yo practicaba fútbol, pero mi colegio no tenía ese deporte y solo había básquet y para seguir a mi hermano que era más grande me metí a jugarlo Resaltaba en mi categoría y me ponían a jugar con los más grandes, hasta me toco compartir equipo con mi hermano, quien es cuatro años más grande que yo”.

En el colegió arrancó la historia con la naranja pasando por distintos clubes de su país como el Real Club y el equipo del Ejercito. Muchas veces hay para quienes hacer deportes es algo natural y pueden desenvolverse bien en cualquiera, sin más algunas horitas de entrenamiento.

 “Siempre fui muy habilidoso para los deportes, en el fútbol cuando arranqué me iba bien y no sé, es como que se daba con facilidad hacer deporte”, aseveró mientras recorría por su pasado donde destacó que lo que más le gustaba era jugar con los más grandes, una historia que aún se repite con apenas 22 años y dos años de experiencia en la Liga Nacional.

A Argentina con 16 años y una valija llena de ilusiones

 “Convencer a la familia fue un poco complicado, si bien mis dos viejos siempre son de apoyarme mucho. Por ahí soy más pegado a mi vieja y fue quien la sufrió un poco más, pero era algo que yo quería desde chico y por eso en ese sentido siento que maduré bastante rápido. Me lo hicieron fácil a mí, pero también sé del esfuerzo que hicieron para mantenerme en ese primer año a la distancia y en el segundo año ya lo cubría todo el club con el apoyo de los padres”.

Unión Florida es un club completamente de barrio, muy familiar, que tuvo la dicha de destacarse a nivel nacional en la rama femenina, pero en el masculino también era un club afianzado en el ámbito metropolitano. Con mucho empujes de los padres y de la comisión, haciendo todo a pulmón pudieron cubrir la llegada de Juan Pablo y Alonso Carpio, el otro chico que vino con él, pero que se fue rápidamente por una cuestión de extrañar, algo lógico para dos menores de 17 años.

“Unión Florida se portó muy bien conmigo, la pasé muy bien, era un hijo más ahí. Había una gran organización entre Mikael, los dirigentes del club y los padres, me trataron como a un hijo más, tuve una muy linda experiencia y muy lindas amistades me llevé.”

Dos años en Florida, fueron suficientes para que Gregorio Martínez, por entonces entrenador del femenino en el club y una persona muy allegada a Obras, vea la madurez del chico tanto dentro como fuera de la cancha y aconsejar su fichaje.

“Nunca dudé de ir a Obras, venía a ver los partidos cuando estaba en Florida y ya conocía a algunas personas, por eso se me hizo mucho más fácil la adaptación y además porque compartí con chicos que estaban en mi misma situación y eso ayudó mucho. Fue un cambio importante, pero sabía adónde llegaba y me objetivo siempre fue ir ganándome mi lugar de a poquito y creo que lo voy logrando”

El peruano más famoso del básquet de su país

Perú no tiene mucho recorrido en el básquet internacional, su selección casi ni participa de los grandes torneos del continente y el desarrollo de la actividad está muy verde todavía. Su partida al extranjero lo puso en el mapa y en esta temporada, con actuaciones destacadas en la Liga Nacional, casi que es el peruano más rendidor en el mundo de la naranja en su país.

Sobre la cuestión de ser el mejor del país y si tiene una presión extra, Juanpi advirtió: “De Perú soy el único jugar en la Liga internacional. Hay muy poco ambiente de básquet, pero hay y saben cómo me está yendo. Tratan de tener un contacto conmigo, entrenadores, dirigentes y me tienen como uno de los referentes de básquet del país, pero mucho no me quiero meter en los líos que hay en la federación. No siento presión por ser el único peruano jugando afuera con cierta notoriedad, pero si trato de dejar una buena imagen con la manera de entrenar y seguir progresando para dejar una vara alta para los que vienen, una especie de marcar un camino para otros peruanos y que ojalá sean muchos”.

Un master en la posición de base, con Zurbriggen y Barral como exponentes

 “Ellos dos me ayudaron un montón. Actualmente con Pepo sigo aprendiendo muchas cosas, el año pasado con Fer manejamos el equipo y hablaba mucho con él, como lo hago con Pepo este año. Aprendí muchos de ellos dos, tanto dentro como fuera de la cancha, ambos son muy profesionales. Tengo un sueño de poder jugar en Europa, pero estoy tranquilo viviendo el presente y quizás el día de mañana me llegué la oportunidad a mí como les pasó a ellos y mientras tanto sigo trabajando para sacar la mejor versión de mí para sí llega la oportunidad, estar listo y no desaprovecharla”

Lanzado a la vida, pero con la humildad de hacer lo que quiere y sintió en ese momento, a pesar de tener 16 años. Animarse, progresar, creer, soñar, las palabras de cabecera en el diccionario de Juan Pablo Venegas, de Lima para el mundo viajando en una pelota naranja.

Mauro Osores / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @osoresmauro

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