NBA

Kenny Anderson y el peligro de ser entrenador

08:40 04/09/2022 | Fue un base de una zurda exquisita jugando para los Nets, brilló con EEUU en el Mundial de Argentina 90. Se retiró, se convirtió en coach y casi sufre lo peor tras un derrame cerebral.

El devenir de los jugadores de la NBA tras el retiro puede ir para cualquier dirección. Están aquellos que son inquietos y buscan invertir su ganancia, otros que se vuelcan al periodismo, algunos van por la vía de ser entrenadores y otros simplemente se dedican a gastar lo que ganaron, casi que despilfarrando.

En el caso de Kenny Anderson, tras unos largos años de estar en otros menesteres, intentar meterse en el mundo táctico y ser coach fue su elección. Catorce años de carrera y haber sido un gran base lo avalaban para intentarlo, entonces optó por arrancar, pero bien de abajo con los jóvenes en el baloncesto universitario. 

La Universidad NAIA Fisk en Nshaville confió en él para el puesto de entrenador jefe. "Sabía que la escuela necesitaba algo de trabajo en el programa deportivo. Por eso pensé en mi entrenador de secundaria, Jack Curran, y me inspiró a querer empezar con algo de abajo y darle a los jóvenes del equipo algo a lo que aspirar".

Pero claro, estar al frente de un plantel, querer volcar tus conocimientos desde la óptica del entrenador y no de cómo lo haría uno habiendo sido un gran jugador, no es algo fácil de realizar o de sacarse de encima en la carrera desde la banca.  "Estuve estresado, sin comer bien. Los chicos no se lo estaban tomando muy en serio y me di cuenta que eso era mucho estrés para mí", contó a Slam Online.

Aquella primera experiencia no fue buena en cuanto a resultados ganando solo ocho partidos y perdiendo 17 juegos. Eso hizo mella en su salud, todo tomó otro color y mientras descansaba en la off season, en su casa en Florida, sufrió un derrame cerebral que puso su vida en jaque. Aquel ataque le ocurrió mientras estaba pasando un rato de tranquilidad junto a su hija, Tiana y su perro Kaleb. Vivió un instante de zozobra, del cual se pudo recuperar y no ser más que un gran susto.

Hoy continúa intentando con su vida como entrenador y ya está confirmado para la próxima temporada al frente de Fisk. Su recuperación fue rápida, acorde a su pasado como deportista de alto rendimiento, pero con algunas pequeñas cuestiones neuro cognitivas que no se restablecieron del todo.

"No tengo limitaciones físicas, pero mi memoria no es tan buen ahora", expuso Kenny.

Al límite se vive como entrenador de baloncesto, una carrera que demanda mucha pasión y mucho corazón, pero que debe tener el cuidado necesario como para que cada cual que ocupe ese cargo, tenga chequeos periódicos que indiquen un buen estado de salud. El estrés en esa tarea se lleva mucho y sin salud no hay pasión que valga la pena.

 

Etiquetado como:

Compartir