Basquetplus.com

La alegría y el miedo, dos de las emociones más profundas y dicotómicas de una persona. En los hospitales aparecen con frecuencia y en uno de esos establecimientos comienza la historia. Un tumor cerebral es el maldito motivo por el que dos padres primerizos pasaron del regocijo al sufrimiento en cuestión de horas.

De esa manera, Jrue y Lauren Holiday vivieron una experiencia durísima que tardó en solucionarse. Uno ya jugaba en la NBA y su compañera de vida contaba con experiencia en el seleccionado femenino de fútbol de Estados Unidos, con un gran futuro por delante.

“Rezá”, le dijo Jrue a Lauren, no había otra forma de ayudarla. Las rodillas de los Holiday tal vez estén golpeadas y con tejido cicatricial después de golpear el piso durante tantas noches de desidia en las que no sabían qué les depararía la vida.

Y, además, el actual guardia de los Bucks decidió tomar un camino nunca antes conocido, que ni siquiera estaba cimentado previamente. Lauren se había retirado del fútbol profesional en 2015 y Jrue tomó el mismo sendero en septiembre de 2016, cuando su compañera empezó con las complicaciones.

Casi cinco meses después de embarazarse, a Lauren le descubrieron un tumor cerebral benigno y su vida se vio temporalmente sumida en el caos.

Holiday se saltó el campo de entrenamiento de los Pelicans y se perdió los primeros 12 partidos de la temporada mientras la familia en North Carolina, cerca de los especialistas Duke University que manejaron la situación.

Su hija, Jrue Tyler Holiday, nació a finales de septiembre del 2016 y un mes después Lauren se sometió a una cirugía para extirpar el tumor.

"Estoy bendecido, hombre", dijo Holiday en esa época. “Ni siquiera puedo explicar cuántos estuvieron ahí para mí y mi familia. Todo lo que necesitábamos, nos lo proporcionaban. Aparecieron jugadores, entrenadores... Los fanáticos, tantas oraciones. Increíble”, finalizó.

Aquella familia estaba al fin en paz, con un cuento que debe contarse sobre cómo se conocieron. Jrue y Lauren se vieron por primera vez hace ocho años en UCLA, donde fueron a la universidad juntos, y según dice la historia, ocurrió en un partido de básquet femenino.

Se le acercó una chica que buscaba autógrafos y lo confundió con Darren Collison, su compañero de equipo en Bruin y exjugador de la NBA. Cuando Holiday le dio a Lauren las malas noticias, ella se marchó sin mirar atrás, pero Jrue no se rindió.

"No te preocupes, sos más lindo que Darren", le dijo una exfutbolista profesional que asistía a la universidad con ellos y que presenció el deplorable evento.

“Sé que a Jrue le gustaba mucho y cuando hablamos una vez sobre el tema estaba contemplando casarse. Efectivamente, lo hicieron aproximadamente un año después. Fue una buena unión. Él provenía de una familia atlética y ella obviamente tenía lo suyo por sus habilidades como futbolista", recordó Collison.

Tranquilo y calmado como ahora, la personalidad y el carácter de Holiday fueron valorados primero por los Sixers, que lo reclutaron, y después en los Pelicans y en la actualidad con los Bucks.

Lauren Holiday, por su parte, se convirtió en All-American durante los cuatro años que estuvo en UCLA, y luego se embarcó en una carrera profesional que también la convirtió en un nombre fijo en el seleccionado femenino de fútbol de Estados Unidos.

A partir de 2007 ganó brillo internacional, quedándose con el oro olímpico en Beijing y Londres, junto con el oro y la plata en el Mundial, hasta que se retiró para dedicarse a su familia.

Hasta el día de hoy la pareja se mantiene unida, sobreviviendo a las tormentas y formando una hermosa familia. Jrue se encuentra a un triunfo del anillo y en casa lo apoyan Lauren, su preciada hija y Hendricks, el niño que llegó en 2020.

Gane o no el campeonato, Holiday ya se quedó con lo más importante, el resto es pasajero. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14