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Desde hacía algunos años, la idea del retiro de Manu Ginóbili copaba las páginas de los diarios y revistas deportivas luego de que la temporada para San Antonio Spurs finalizara. El 24 de abril de 2018, luego de la victoria de Golden State por 99 a 91 ante la franquicia texana, la nostalgia volvió a hacerse presente ya que parecía que el fin de la carrera profesional del argentino estaba cerca. Y así se encargó él mismo de confirmarlo al poco tiempo.

Luego de una temporada regular que los ubicó 7° en la Conferencia Oeste, los Spurs tenían que enfrentarse a los vigentes campeones en la primera ronda de los playoffs. Luego de un inicio complicado 3-0 abajo, San Antonio evitó la barrida y la serie regresó al Oracle Arena, escenario del fin del camino de los dirigidos por Popovich y de la trayectoria del bahiense en la NBA.

El resultado negativo pierde importancia ante el retiro del basquetbolista argentino más grande de todos los tiempos, destacado entre tantas cualidades por ser un profesional de elite hasta el último día de su carrera. En el último juego en la mejor liga del mundo, Manu jugó 25 minutos y redondeó la siguiente planilla: 10 puntos, 7 asistencias, 5 rebotes defensivos, 2 pérdidas y 4 faltas personales.

Luego de la chicharra final, la clasificación de los Warriors que luego se coronarían ante Cleveland y la eliminación de los Spurs, llegaron los saludos y abrazos de rivales y compañeros, que como todo el público, no sabían si habían sido testigos de la despedida del bahiense. “Si tú lo amas, sigue”, le dijo Steve Kerr en la pequeña charla que tuvo con Manu en su camino a los vestuarios.

Más tarde, a través de sus redes sociales, Ginóbili confirmó que se retiraba del profesionalismo, dándole un nuevo sentido a aquel partido ante los Warriors: realmente había sido el último. Fue una despedida que no pudo ser con los fanáticos que lo disfrutaron durante 16 temporadas, pero que se reencontrarán el próximo 28 de marzo para el retiro de la camiseta número 20.