Liga Nacional

Atenas 2008/09: la vuelta a la sana costumbre de salir campeón

19:33 09/05/2020 | Los cordobes cortaron con seis años de sequía. Lograron su noveno título de Liga Nacional. Tuvieron que superar muchas cosas. La historia.

Hace cinco años no salían campeones LNB (Foto: Atenas)

La vuelta de Martín Fierro es un libro de José Hernández, que se publicó en 1879, y es la secuela de El Gaucho Martín Fierro, el cual se lanzó siete años antes, en 1872. En este texto el protagonista vuelve al territorio civilizado con la Cautiva, luego de haber matado a uno de los indios que lo hospedaba tras su huida al desierto. Cansado de los martirios del mundo moderno, el personaje en cuestión se había ido a vivir con los nativos mapuches a La Pampa, pero volvió a la sociedad tras superar su rebelde etapa rupturista y radicalizada. 

Atenas de Córdoba quizás no lo hizo a propósito, pero aquel 24 de mayo de 2009 el conjunto griego también volvió a la civilización tras un periodo de sequía. No llegó a la sociedad moderna como Martín Fierro en 1879, pero sí a la glorificación a través de un campeonato en la Liga Nacional, cortando una racha de seis años sin títulos ni vueltas ni alegrías y dándole a sus fanáticos el placer de volver a sonreír. 

"Vengo a trabajar y les informo que La Lacteo será el megasponsor del equipo y aportará el 30% del presupuesto", anunció Felipe Labaque antes de que todo arranque. Y así fue que empezaron a llegar los barcos al puerto. Primero Rubén Magnano, después Leonardo Gutierrez y luego Juan Manuel Locatelli, Federico Ferrini, Andre Laws y Djibril Kanté. El equipo estaba listo para ganar todo, tenía prisa y no quería esperar a nadie. 

El mejor de los inicios

Defensa. Nada describió mejor al Atenas de esa temporada que la defensa. Al mejor estilo de Magnano, el conjunto cordobés arrasó en la Copa Argentina, ganando el torneo realizado en Bahía Blanca de manera invicta. Luego llegó la Liga Nacional, en donde perdieron el primer partido del torneo ante Libertad en Formosa, pero después volvieron a la senda positiva y abrumadora, totalizando 17 triunfos consecutivos que empataron el récord de Peñarol en la temporada 1993/94. 

Ese equipo que parecía invisible comenzó a sangrar cual humano normal en el Super 8, en el que perdió ante Obras. Esa eliminación fue como estar en arenas movedizas, ya que, después de la pausa por las fiestas de fin de año, los cordobeses perdieron ocho de sus primeros 16 encuentros. 

A partir de ese momento los rumores comenzaron a invadir el vestuario griego. Algunos culpaban al entrenador, otros a los extranjeros y el resto al simple hecho de que no eran lo suficientemente buenos. Sin embargo, el equipo logró callar las críticas y respondió en la cancha. Atenas terminó la regular con seis victorias que le permitieron quedarse con la primera posición y aguardar con calma los playoffs. 

Lo mejor estaba por venir

En la postemporada el primer cruce fue ante un poderoso Regatas de Corrientes, que lo llevó hasta el extremo, forzándolo a definir la serie en el quinto juego, en el que los de Córdoba lograron salir ilesos con un triunfo por 93-69, gracias a un excepcional trabajo de Kanté, que en ese partido logró un doble doble con 19 puntos y 10 rebotes.

Tras esa gran demostración de carácter y estirpe, los cordobeses se chocaron con Sionista de Paraná y en la cancha hubo uno solo. Estaban en su mejor momento y no había forma de frenarlos, por lo que la serie se decantó en tres juegos luego de tres victorias a favor de Atenas (80-67, 78-67 y 85-79). 

Un espectáculo único 

En la final esperaba Peñarol y aquella definición fue una de las mejores de la historia. Pero no por el juego en sí, sino por todo lo que la rodeó. Por la gente (casi 60.000 personas), por la historia de los equipos y, principalmente, por los estadios en los que se disputó cada uno de los partidos. De un lado el imponente Superdomo de Córdoba y del otro el sublime Polideportivo de Mar del Plata. 

Dentro de la cancha también hubo entretenimiento y ambos equipos no se sacaron diferencias en los primeros cinco partidos de la serie. Sin embargo, en el sexto encuentro apareció la mística de los de Atenas en su máxima expresión. Con una gran defensa, el aporte clave de Leo Gutierrez en la chiquita y el surgimiento monumental de un Andre Laws que en ese momento ya era uno de los dueños del equipo (16 y 21 puntos en el quinto y sexto juego respectivamente), los de Magnano se llevaron el partido (91-83) y el título que les permitió romper con cinco años de sequía. 

Un campeón trabajado

Desde el inicio de la temporada fueron por todo y se quedaron con todo. Soportaron los golpes y demostraron que de los contratiempos nacen las mejores cosas. Se metieron en la historia grande la Liga Nacional con defensa, solidaridad y calidad. Fueron los campeones de Argentina. Jugaron, gustaron y ganaron. Con soberbia y determinación, y también con mucha oposición. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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