Liga Nacional 2019/20

Barral y Zurbriggen, los Apolo y Dafne de la Liga Nacional

22:06 18/12/2019 | La dupla de Obras está consolidándose como una de las mejores de la competencia. En esta nota, una revisión de sus aportes.

Barral y Zurbriggen en el saludo (Foto: La Liga Contenidos)

Apolo y Dafne es uno de los relatos más significativos de la mitología griega, el cual se mantiene fervientemente vivo hasta la actualidad. La obsesión, el amor y la tragedia forman un crisol único en el que la ceguedad es un castigo eterno, un círculo vicioso provocado por el atrevimiento de un dios que se creía intocable. 

Este ser místico es Apolo, dios de las artes y la música, quien fue maldecido por Eros después de que este se burlase del joven por jugar con un arco y una flecha. Enojado, el imberbe disparó dos flechas, una de oro que incitaba al amor y otra de plomo que suscitaba el odio. La primera atisbó el corazón de Apolo y la segunda fue a parar a la humanidad de Dafne.  

El dios de las artes comenzó a sentir como su amor por la ninfa resurgía hasta convertirse en una obsesión. Lamentablemente, era un sentimiento no correspondido ya que la dama, inmersa en la maldición, no estaba interesada. Sin embargo, él nunca se rindió y finalmente consiguió que ella se diera cuenta que tarde o temprano la conquistaría. Presa de su destino, Dafne decidió invocar a su padre para que la ayudase y este la convirtió en un árbol. Ilusa, pensó que Apolo la dejaría de perseguir, pero él, al verla, no se asustó y decidió quedarse a su lado para siempre. 

Quizás por un hechizo, tal vez por motivos propios, Pedro Barral y Fernando Zurbriggen se convirtieron en una pareja ideal, enmarcada por la conexión intangible en el rectángulo de juego, en donde ambos marcan los tiempos y el presente de Obras en la Liga Nacional de Básquet 2019/20. 

Verticales, picantes, anotadores y facilitadores, Pepo y Fer están logrando transformarse en una de las duplas más vistosas de la competencia y, en tiempos en los que la doble base es regla y no excepción, el sistema de Gregorio Martínez los potencia, abraza y celebra. Saben que con sus timones pueden ser competitivos y dar el batacazo ante cualquiera que los enfrente.  

Ofensiva eficiente

Como Apolo atrás de Dafne, Zurbriggen se mueve bajo las huellas de Barral, que emergió como uno de los mejores armadores del torneo, capaz de revolucionar el partido gracias a sus piernas, pero también a su lectura de juego, visión de cancha y velocidad de ejecución tras rompimientos o rotaciones. Poco propenso a las pérdidas, Pedro posee uno de los ratings asistencia/pérdida más bajos de la liga (1.1).  

A su lado va Fernando, quien ya se proyecta como una de las promesas argentinas por su talla, la cual le permite sacar ventajas en transición, pero también en el poste bajo, en donde hace uso de su tamaño para aprovecharse de rivales más pequeños. Sin tener tanto la pelota, Zurbriggen demuestra una cualidad que es muy valorada en el básquet actual: jugar sin pelota. Esto le permite ser la nafta del auto de Pedro, el conductor que generalmente posee la bola.  

En ataque ambos dieron un salto de calidad con respecto a la temporada pasada. Barral pasó de 13.2 puntos y 2.6 rebotes en la 2018/19 a 19.5 unidades y 3.6 atrapas en la campaña actual. Mientras que Zurbriggen aumentó también sus guarismos anotadores (de 9.7 a 14.2) y reboteadores (de 3.9 a 5.3).  

Su preponderancia es tal que juntos consiguen 33.7 de los 85.1 puntos totales del equipo dirigido por Gregorio Martínez. Además, su volumen de asistencias combinado es el mayor del equipo: 86 entre ambos. También, en el caso de Barral, se nota una mejoría considerable en el tiro, puesto que promedia 33.3% en sus intentos de tres, a diferencia de la campaña pasada en la que tenía una media de 29.3%.  

Defensiva sólida

Atrás son dos caballos del Apocalipsis y juntos forman la falange exterior de Obras. Zurbriggen, como se remarcó previamente, tiene un físico de corte europeo. Potente de piernas y de larga envergadura, su impacto pasa por la fuerza, explosividad y agresividad que posee para defender en múltiples posiciones sin sufrir en demasía.  

Barral, por su lado, es más oportunista y su lectura de juego le permiten entender lo que hará el rival y actuar en consecuencia. Cada 100 posesiones, el base logra 0.6 robos que, a pesar de presentar una decaída en comparación con la temporada pasada, sigue siendo un volumen muy alto, especialmente para un base.  

Tal para cual 

Al convertirse en árbol, Dafne sintió alivio, sabía que no sería más perseguida y que las preocupaciones al fin terminarían. La sorpresa ocurrió cuando Apolo abrazó las ramas y observó las raíces. Él no estaba listo para soltarla y con convicción le susurró al oído que siempre estaría a su lado y que sus vástagos coronarían las cabezas de los héroes.  

Como aquellos amantes malditos, Pedro Barral y Fernando Zurbriggen están destinados a encontrarse, a mantenerse y a consolidarse en donde la naranja los encuentre. Oro y plomo, amor y odio, paz y descontrol. Su conexión es sensacional, singular y particular. Algo excepcional.  

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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