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DeMarre Carroll, actual jugador de Houston Rockets en la NBA, se encontró a los cinco años con el fallecimiento de su hermano de nueve debido a un tumor cerebral. Fue el primer golpe en una carrera donde ha encontrado varias barreras que ha ido superando. Empezó su etapa universitaria en Vanderbilt, pero se marchó dos años después a los Tigers de Missouri donde se encontró con una bala que rozó su tendón de Aquiles, cuando quiso separar a dos de sus compañeros que se estaban peleando. 

Todo este altercado retraso su proceso para dar el gran salto a la NBA. Cuando parecía recuperarse, en 2007 llegó otra mala noticia. Por reaparecer demasiado pronto, sobrecargó una rodilla y tuvo que esperar a finalizar su temporada senior (cuarto año) para pasar a profesionales. 

Y para acabar de completar el panorama, en el 2008 le diagnosticaron una rara enfermedad del hígado, aunque si bien esto no iba a afectar su carrera, sí comenzaría a hacerla bastante molesta. Elegido en el número 27 del Draft de 2009 por Memphis Grizzlies, parecía olvidarse de todo… pero no. Su carrera no alzó vuelo (pasando por diferentes franquicias) hasta que llegó a Atlanta Hawks donde rindió más de lo que se esperaba de él y luego pudo firmar un millonario contrato con Toronto Raptors. Tras esa experiencia jugó en San Antonio Spurs y ahora llegó a Houston Rockets. 

Ahora Carroll se acuerda de ese momento cuando le diagnosticaron la enfermedad: “Soy básicamente el primer jugador de la NBA que jugaba con una enfermedad del hígado y estoy tratando de ser un defensor de ello“. Esto no le llevó a dar un paso hacia atrás, al contrario: “Es un incidente que me ha ayudado mentalmente, así que cualquier cosa que me pase ahora no se compara con lo que pasé en aquel entonces”. 

Un año después estableció su organización, la Fundación de la Familia Carroll (CFF), la cual crea conciencia y recauda fondos para el tratamiento de la enfermedad hepática pediátrica y otros trastornos del órgano. 

Sin duda, un ejemplo de superación y de saber cómo llevar una enfermedad que no le ha frenado en su carrera como profesional. Usando siempre sus debilidades para motivarse y para demostrar a todos que con perseverancia y corazón se pueden alcanzar las metas propuestas. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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