Informe

El equipo que quiso ser todo y no fue nada: Banco Córdoba

13:24 29/04/2020 | En 1992, el club cordobés rompió el mercado fichando a Campana, Osella y Filloy para hacerle la contra a Atenas. La historia no pudo terminar de peor manera.

Osella en Banco Córdoba, el año para el olvido (Foto Solo Básquet)

El 26 de mayo de 1992, Atenas de Córdoba se consagró campeón de la Liga Nacional al vencer 97-89 a GEPU, cerrando la serie 4-1. Fue uno de los mejores equipos de la historia liguera, al día de hoy: Milanesio, Campana, Filloy, Osella, Villar, Bryant, Siler...dirigidos por Rubén Magnano, en su primer título de Liga como entrenador. Atenas, a esa altura, llevaba ganados 4 campeonatos sobre 8 disputados. Y podía armar una dinastía. Pero no.

Poco tiempo después de terminado el torneo 1991/92, los dirigentes del club Banco Córdoba, también de la ciudad capital provincial, ascendido ese mismo año a la Liga A, con Osvaldo Bessone como presidente, salieron a tirar la casa por la ventana y ficharon a Campana, Osella y Filloy del equipo vecino, desafiándolos para la campaña 1992/93. Además, llevaron a Gabriel Riofrío, Luis Oroño, dos muy buenos extranjeros (Carl Davis y Keith Hughes) y a Horacio Seguí como entrenador. Estuvieron cerca de fichar al Lobito Fernández de base, pero finalmente no pudieron y se quedaron solo con Fernando Posetto. Quizá era el punto débil del equipo. A priori. 

"Bessone decía que iban a salir campeones. Armaron todo en base a la publicidad que iban a vender, e incluso los jugadores iban a tener participación en los ingresos publicitarios, pero fue un fracaso rotundo y jugaron todo el año a estadio vacío", recuerda el periodista cordobés Gustavo Farías. 

Como diría la Ley de Murphy, todo lo que podía salir mal, salió mal. Pero a tamaños industriales. Germán Filloy, por ejemplo, arrastraba una molestia en una rodilla desde antes del comienzo de la temporada que le permitió debutar recién en la séptima fecha, frente a Regatas, en San Nicolás. Ese día, 2 de octubre de 1992, quedará grabado en la memoria de Bessone y de todos para siempre. 

Pichi Campana, que no había empezado el torneo por una lesión, había anotado 43 puntos en 35 minutos, con 17/23 de cancha, y había sido un demonio. Pero a 5 minutos del final (ganaron 93-92), cayó en una acción fortuita y el diagnóstico fue terrible: rotura del tendón de Aquiles. Pichi había jugado solamente 4 partidos, todos los que jugaría con la camiseta de Banco Córdoba. El torneo recién empezaba y allí comenzó a desmoronarse todo. Filloy, que debutó esa noche, nunca se puso bien de la rodilla (meniscos) y también jugó solo 4 partidos en toda la temporada. Dos de las tres figuras fichadas, out del equipo.

El que quedó como semi capitán del barco fue Diego Osella, que con 22 años había decidido meter un cambio: "Quizá busqué una nueva experiencia y, cuando surgió la posibilidad de ir con Pichi, se dio lo de Banco, donde se iba a armar un lindo equipo, generando una rivalidad con Atenas, y eso podía ser atractivo. Además también venía Germán (Filloy), dos extranjeros buenos, Oroño, Posetto, Riofrío...estaba lindo, pero todo empezó mal, porque Pichi se lesionó en la pretemporada, no pudo jugar, después se rompió el tendón de Aquiles y al segundo mes se vino todo abajo". 

El proyecto que cambiaría el básquet cordobés duró un mes. Hasta la lesión de Campana, podría decirse. Porque sin Pichi, hubo un cambio general de dirigentes, la publicidad nunca llegó, no se le pagó nunca más a nadie (Osella cobró un mes en todo el año), se fueron los extranjeros, se fue Horacio Seguí y el castillo de naipes se vino al piso con una velocidad asombrosa. 

Para Osella, la única parte relativamente positiva fue que tuvo un desarrollo importante como jugador. De hecho, ese año jugó mucho como alero, incluso tirando de 3 puntos (6/36 en el torneo, en una época donde no se lanzaba tanto de tres), y terminó promediando 20.8 puntos y 9.6 rebotes, antes de volver a Atenas para la campaña 1993/94. 

El final no pudo ser peor. El equipo terminó último en las posiciones, dirigido por Javier Sánchez (asistente de Seguí) y ni siquiera se presentó a jugar los playoffs finales por la Permanencia ante Independiente de Neuquén, luego de caer 3-0 ante Quilmes y Gimnasia de Pergamino en los cruces por no irse al TNA. Se fue al descenso y no volvió nunca más a jugar en la Liga Nacional. El plan que había comenzado con la idea de revolucionar la competencia terminó como no podía ser de otra manera ante su escasa planificación: como el fracaso más grande de la historia.

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

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