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Finales NBA 2019: claves en la batalla de los 300

14:20 15/06/2019 | Las finales de la NBA entre Toronto Raptors y Golden State regaló momentos épicos y los canadienses se metieron en la historia grande de la liga con su primer título.

Toronto festeja en el Oracle Arena su primer campeonato (Foto: USA Today)

Fueron derrotados en sus quintas Finales NBA consecutivas, en la bahía de Oakland, que no es el paso de las Termópilas pero podría haberlo sido. Las acometidas del compenetrado ejército del rey Jerjes, más conocido como Kawhi Leonard, repleto de guerreros temibles (Marc Gasol, Kyle Lowry, Pascal Siakam, VanVleet…) fueron rebatidas una y otra vez por las mermadas huestes del rey Leónidas Curry, que al final se quedó solo, con los cuerpos de sus generales caídos recordándole que el final era inevitable, cruel… Pero a la vez legendario.   

A continuación les ofrecemos las claves de una guerra baloncestística sin cuartel que se tornó épica a medida que las fuerzas de ambos bandos quedaban desniveladas por la ausencia de los héroes abatidos y que, aún heridos, siguieron levantándose para proteger a su rey hasta que les llegó el último aliento.

  • Jerjes Leonard terminó estos playoffs con 732 puntos anotados, el 3º de la historia en lograrlo junto con gente como Michael Jordan y LeBron James. Poco o nada más se puede añadir a una de las actuaciones más clamorosas de las Finales NBA y sus eliminatorias previas. MVP con todos los honores y sin cambiar el rictus. Gesto serio e impasible, como los forenses profesionales. Él fue la clave de todas las claves.

- El primer entrenador que viene de la G-League en ganar un anillo y para colmo rookie en la NBA. Nick Nurse fue la apuesta del afamado GM Masai Ujiri para liderar a estos Raptors y su riqueza táctica y capacidad de motivar a sus tropas, a la vez que ganarse su respeto siendo un novato, le han encumbrado al título ante el asombro del mundo entero. Su equipo jugó como tal, repartiendo galones y buscando las mejores posiciones para anotar. Por momentos parecieron los Warriors de años pasados… Y eso en la NBA tiene un mérito arrollador.

- La serenidad del estratega. Steve Kerr, al más puro estilo del Maestro Zen que tanto le enseñó, Phil Jackson, no perdió nunca el gesto ni en la banda ni en los tiempos muertos con sus tropas. Es el poder de la calma que hace que no se descompusieran o perdieran el norte cuando las ventajas de los Raptors superaban los dobles dígitos. Eso sí, los árbitros no pueden decir lo mismo, con los que podía resultar un volcán en erupción ante cualquier decisión: eso lo tiene de Popovich… Y es que se puede agarrar un poquito de cada uno de tus mentores. Hasta en el último segundo de la derrota esbozó tranquilidad y una sonrisa de apoyo a los suyos. Muy genio, crucial para que se llegase al 6º asalto.

- Rachas asesinas. Las que cambian la dinámica de un mal momento porque hace falta muy poco para que generen un impacto brutal. En décimas de segundo, en un parpadeo, se crean espacios para todos los compañeros y se recupera una desventaja o se desmonta al rival. Así fueron las de Klay Thompson hasta que llegó la rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda en la última batalla. Nadie tiene que tocar el balón menos segundos para asesinar tanto a sangre fría. En el segundo partido, tanto Bogut como Cousins aprovecharon esas rachas para campar a sus anchas y desmontar a Toronto dentro de la pintura. ¿Qué decir de la de Kevin Durant en el primer cuarto del 5º envite antes de romperse el tendón de Aquiles? Fueron 11 puntos en 12 minutos que lograron dos aspectos clave: espolear a los suyos de inicio y generar la reacción lamentable del público (celebrando su forzada retirada del campo) que a la postre encendió el infierno interno de los ‘Splash Brothers’.

  • El invitado caradura. Uno al que nadie esperaba a este nivel en la fiesta de las Finales. Fred VanVleet, con su nombre de actor, se erigió en el coraje de unos Raptors sin miedo a ganar ante el equipo de los tres títulos. Ante la dinastía. ¿Tomar responsabilidades? Sin problema. Pareció que llevaba jugando los play offs y las Finales la vida entera. Con una personalidad arrolladora, asumiendo tiros de tres cruciales, metiéndolos, y siendo capaz de convertirse en un ‘factor X’ para la suerte de los suyos. Un soldado raso que se tornó en general a medida que avanzaba la contienda. Hasta recibió un voto para ser MVP de las Finales tras sus 22 puntos el día del anillo, con un último cuarto que pasará a los anales.
  •  El factor Robert Horry. O Andre Iguodala, como quieran. Recordando al viejo rockero de Rockets, Lakers y Spurs generador de anillos en los momentos calientes de los play offs, el alero de los Warriors, que ya fuese MVP de las Finales una vez, saca sus mejores jugadas clave (como el triple para cerrar el 2º partido o defensas de élite en cada posesión) cuando llega esta época del año. Una moneda al aire de la que siempre sale cara cuando se aproxima el anillo. Sus 22 puntos en la última guerra ganada al Norte sólo suponen una muestra más. 

- Ausencia de poste bajo. No se han jugado apenas balones dirigidos a la pintura que en otros tiempos serían típicos para gente como Marc Gasol o DeMarcus Cousins, que ahora deben jugar siempre de cara tras poner el bloqueo en posiciones alejadas del aro. Su baloncesto se encaminaba a ser tan unidimensional en ataque como el de un Serge Ibaka para el que pasan los años sin pulir sus cualidades en el juego de espaldas o de pies pero… ¿Quién dijo que jugando la continuación del bloqueo directo con potencia y profundidad no se podía desmontar a un equipo? El atlético africano/español lo hizo para ser decisivo en la serie mientras Cousins, en el bando rival, se mostró lejos de su mejor forma física tras las lesiones sufridas durante el año.

- Trampas tácticas. Empezar los Warriors con Livingston posteando a Lowry en el 3º partido (eso sí, les duró un par de jugadas y se olvidaron), los Raptors cambiando en todos los bloqueos indirectos para parar el movimiento sin balón del rival y evitar las ventajas fulminantes, los de Kerr alternando entre ‘traps’ y ‘under’ (hundidos, forzándole a parada más tiro) al defender el bloqueo directo de Kawhi Leonard, defensas de ‘caja y uno’ contra Curry por parte de Nurse… Un rico abanico de alternativas que analizar. Todas ellas decisivas en el resultado de cada choque. 

  • Exhibiciones. Que siempre las hay en las Finales de la NBA. Como los 25 puntos de Curry en la primera parte del 3º partido (47 tantos totales) sabiéndose solo y sin ayuda. Eso sí, contrarrestados por los 6 triples triunfadores de un Danny Green en estado de gracia. Y es que esa es gran parte de la magia de la NBA: que nunca sabes qué actuación maravillosa vas a ver ni de quién, tanta es la calidad que se atesora dentro de la cancha. Aparte quedan los 36 puntos y 12 rebotes de Leonard en la 5ª batalla: fue obra de un cirujano tan soberbio como frío.

- La encarnación del carácter. Tiene un nombre, y es Draymond Green. Que los bemoles siempre triunfan, que la energía es contagiosa y mueve montañas lo promulga él. Que tirarse a por cada balón jugándose el cuello es obligado para levantar el clamor de las masas… Estuvo en todas partes, como siempre. Cogiendo el rebote, mandando el contragolpe, repartiendo las asistencias, ejecutando la ayuda defensiva perfecta, discutiendo con  los árbitros, animando a cada compañero. El alma y el corazón que acabó diciendo “no hay victorias morales”. No hay más remedio que quererlo.

Por David Carro

Enviado especial a Estados Unidos

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