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Chicago Bulls estaba buscando un pivote. Una opción era Jack Sikma, quien jugaba en Seattle Supersonics. La otra variante era cambiar su tercer pick del Draft de 1984 a los Hawks de Atlanta por Wayne Rollins, a quien lo apodaban el árbol por su inmensa estatura. Ninguno de los dos era una estrella de la liga, pero los de la Ciudad del Viento necesitaban reforzarse en ese puesto.  

En aquel sorteo había dos hombres grandes prometedores: Hakeem Olajuwon y Sam Bowie. Lamentablemente Chicago no iba a poder seleccionarlos porque en todos los rincones de la liga se sabía que Houston Rockets seleccionaría al primero y Portland Trail Blazers el segundo. Estos dos equipos tenían los picks uno y dos, por lo que los Bulls tendrían que conformarse con un tal Michael Jordan o traspasarlo para adquirir un interno.  

Presumiblemente, el jugador universitario del año en la temporada 1983-84 era un activo lo suficientemente intrigante como para que los Hawks lo arrebataran con la tercera selección, tal como lo hicieron los Bulls en realidad. 

No se revelaron demasiados detalles sobre este posible acuerdo, pero, si se hubiera materializado, los Hawks habrían tenido en su lista al mejor de todos los tiempos para emparejarse con Dominique Wilkins. ¿Se imaginan a Air Jordan y Human Highlight Film en un mismo equipo? Una verdadera locura.  

Junto con Wilkins y Jordan en los dos, su quinteto inicial habría sido integrado también por Doc Rivers, Cliff Levingston y Kevin Willis. Sin embargo, nada pasó y los Bulls se quedaron con el escolta que les regaló seis campeonatos. Atlanta Hawks, por su parte, tuvo la oportunidad de avanzar a las Finales de la Conferencia Este en 1988, pero en el séptimo partido de las semifinales ganaron los Celtics.