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Para muchos, Michael Jordan ha sido (y aún sigue siendo) el atleta más competitivo de todos los tiempos. Su deseo de autosuperación y, por consiguiente, de superar a todos los demás lo ha convertido en un símbolo de la evolución deportiva. Algo así vivió durante las Finales de 1993 entre Chicago Bulls y Phoenix Suns, cuando encaró una lucha con Charles Barkley para demostrar quién era el mejor jugador del mundo. Y el segundo partido fue la prueba perfecta.

El jugador de la franquicia de Arizona había sido el MVP de la temporada regular, con promedios de 27,3 puntos, 13,0 rebote y 5,5 asistencias por partido. Según Jordan, él había sido merecedor del premio y estaba dispuesto a probar quién era más valioso en la serie por el campeonato. En aquel juego 2, ambos desplegaron todo su arsenal y protagonizaron una actuación que quedará en la historia: 42 puntos, 12 rebotes y 9 asistencias para MJ. La misma cantidad de tantos, 13 rebotes y cuatro pases gol para Sir Charles.

El triunfo fue para los Bulls por 111-108, el equipo que eventualmente se llevaría el trofeo por tercera vez consecutiva. Sin embargo, la gran historia de esa noche fue que ellos se transformaron en la segunda pareja desde que se creó la NBA que anotó cuarenta unidades o más por cabeza en unas eliminatorias por el título. ¿Los primeros en hacerlo? Jerry West y John Havlicek durante las Finales de 1969.