NBA 2015/16

Kobe vs Duncan, último capítulo: dos caras de una generación

15:34 19/02/2016 | Kobe Bryant y Tim Duncan han sido probablemente los jugadores más icónicos del nuevo milenio. Hoy se enfrentan por 52° y última vez.

Duncan y Kobe, referencias NBA por casi dos décadas.

A la hora de pensar en los jugadores que han marcado a una generación en el nuevo milenio, es imposible no hacer foco sobre Tim Duncan y Kobe Bryant. Es cierto que el interno de los Spurs y el escolta de los Lakers no están solos, pero su rivalidad deportiva es el fiel reflejo de como se puede llegar a la grandeza por caminos prácticamente opuestos.

En esta ocasión no hablaremos tanto de números ni de títulos ganados, más allá de marcar que esta será la 52° ocasión en la que ambos jugadores se vean las caras a lo largo de su carrera. Sino que los pondremos como ejemplo de que no hay un sólo estilo o una sóla forma que sea la ideal para buscar un lugar de relevancia histórica.

Más allá de las distancias basquetbolísticas obvias de un perimetral con un jugador interior, la brecha entre Kobe y Duncan va mucho más lejos. En algún aspecto, podríamos vincularla con la propia personalidad de sus franquicias y ciudades: la pomposidad de Los Angeles, con la sobriedad de San Antonio.

Bryant pasó por todas las etapas habidas y por haber a lo largo de su carrera. Desde aquel joven caprichoso que empezaba a destacar por su increíble talento, al asesino puro que ganó todo con Shaquille, al conductor más maduro que guió a Gasol y compañía a un par de campeonatos. Afuera de la cancha también vivió todo tipo de situaciones, que lógicamente acompañaron sus mutaciones en el campo de juego.

Lo de Duncan fue siempre mucho más lineal. Aburrido, en el sentido más irónico de la palabra. No tuvo grandes transformaciones en su juego, no le dio de comer a la prensa con frases explosivas, no se peleó con nadie y siempre mantuvo un perfil bajo que no fue de la mano con su terrible mentalidad ganadora y liderazgo desde el ejemplo.

¿Qué es más importante: un nivel sostenido durante casi 20 años o distintos picos de rendimiento que, por por momentos, superaron esa línea? Lo cierto es que resulta imposible cuantificarlo o precisarlo. Los dos fueron exactamente lo que tenían que ser, dadas las circunstancias y el escenario que les tocó vivir. O mejor dicho, fueron todavía más de lo que se les exigía y esperaba. Mucho más.

Kobe es Hollywood y no sería tal sin una buena historia de resurrección. Desde que lo vimos caer, distintas actitudes que en muchos otros nos molestan, nos despiertan hasta admiración en él. Su mentalidad, asombro.

Duncan es por otro lado, todo lo que puede pedirse de un deportista y específicamente, de un jugador de básquet. En su caso no fueron las caídas las que nos despertaron la simpatía (más allá de la obvia relación con uno de los nuestros), sino su capacidad para hacer todo de la manera correcta, en el momento justo y siempre en pos de lo colectivo.

Con un guiño para su nuevo lema (Hero-Villain), podríamos decir que mientras no es difícil imaginar a Duncan como miembro de alguna liga justiciera, luchando contra los males de la humanidad, Bryant es y será ese villano carismático que aprendemos a querer. O que no podemos dejar de mirar. En una época donde un traficante de metanfetaminas puede ser un ícono pop, ¿cómo podemos cuestionar el amor por Kobe, aún con sus contradicciones y fantasmas? Después de todo, ¿quién no los tiene? Exceptuando probablemente a Tim Duncan, claro.

Ahora bien, aún con sus inmensas diferencias, siempre ha existido el mayor de los respetos entre ambos competidores, básicamente por las pocas cosas que sí comparten: el liderazgo, la inteligencia, la sangre fría. El hambre ganador. Dicen que los extremos se tocan y en este caso, la afirmación no podría ser más real. A la hora de buscar ganar un partido o para ir acordes con sus carreras, un título, los dos fueron tan capaces de guiar a sus conjuntos como el otro, a pesar de tomar rutas opuestas.

Cuando esta noche salgan a la cancha Kobe Bryant y Tim Duncan, lo harán por última vez al mismo tiempo, dos símbolos eternos del deporte. Dos referencias que con sus distancias han despertado pasión, admiración, amor y en algunos casos puntuales, hasta odio. Podemos tener nuestro favorito o considerar que la actualidad de uno es superior a la del otro, pero sería un buen ejercicio disfrutar una vez más, de un duelo que será díficil que encuentre un semejante en el futuro inmediato.

 

Juan Estévez
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @JuanEstevez90
 

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