Mundial 2023

La historia de los Mundiales: 14º Edición, Estados Unidos 2002

11:00 24/08/2023 | Por primera vez, el Mundial se juega en los Estados Unidos. Los norteamericanos eligen Indianápolis, cuna del básquet, para festejar en casa, pero todo sale mal. Argentina es la sensación del torneo.

Es difícil separar Indianápolis 2002 de Argentina. Para cualquier fan del básquetbol, la sola palabra Indianápolis lleva al Mundial 2002. Un Mundial que, por primera vez en la historia, se jugaba en los Estados Unidos, donde volvían a estar los NBA locales. Un Mundial con 16 equipos, similar en formato al de 1998, con estos participantes: el local y campón olímpico (Estados Unidos), los cinco mejores del Eurobasket (Yugoslavia, Turquía, España, Alemania y Rusia), los cinco mejores de América (Argentina, Brasil, Canadá, Puerto Rico y Venezuela), los dos mejores de Asia (China y El Líbano), los dos mejores de África (Angola y Argelia) y...aunque usted no lo crea, un campeón distinto a Australia por el lado de Oceanía: Nueva Zelanda, que de hecho sería la revelación del torneo. La historia del 2002, de todos modos, está centrada en Argentina, y aquí la contamos, con el informe que Básquet Plus publicó en su edición papel antes del Mundial de 2006, cuando hizo un excelente especial de 5 entregas, escrito por Alejandro Pérez.
 
Y un día Argentina volvió a ser potencia mundial en básquetbol. Algunos tuvieron que esperar, sufriendo, 50 años. Otros nacieron en este deporte cuando los grandes triunfos fueron moneda habitual. Y también están los oportunistas de siempre, que se asomaron para aprovechar el presente ganador. Sin embargo, se sospecha que ninguno se atrevió a imaginar tanto. Los sueños parece que fueron superados por lo que la selección argentina alcanzó en la realidad. Superioridad ante los más poderosos, victorias épicas, actuaciones memorables, medallas, podios, himno, elogios desbordantes, pero sobre todo respeto general. El básquetbol argentino hoy es reconocido en el mundo entero. Si hasta se habla de una “escuela argentina”… 
 
¿Cómo fue que pasó? ¿Cuándo fue? ¿Cuál fue la causa? ¿Hubo una sola? Existía el deseo por dar el gran salto, pero nadie se animaba a precisar cuándo sería. Había indicios importantes. Aún a costa de un éxodo masivo impiadoso, que desangró a la Liga Nacional dejándola desnuda de sus hombres más convocantes, la selección se benefició con la situación, ya que las principales figuras se fortalecieron al ser parte del máximo nivel de clubes. Que equipos de enorme prestigio, de esos que acaparan títulos y los que nos encandilaban con su ejemplar poderío, empezaran a fichar jugadores argentinos ya era algo sensacional. Que esos mismos jugadores inscribieran sus nombres entre los ganadores de algunos de los torneos más prestigiosos del Viejo continente sonaba grandioso. Pero cuando Rubén Wolkowyski y Pepe Sánchez desembarcaron en la NBA para Seattle y Philadelphia, respectivamente, fue el paraíso. Nadie, en su sano juicio, podía vaticinar un puñado de años atrás que un argentino podía ser parte del mundo NBA. Mientras tanto, en Italia, Emanuel Ginóbili empezaba a gestar una de las trayectorias más firmes, jerarquizadas y maravillosas de la historia de todo el deporte argentino. Manu explotó, ganó todo lo que se le puso adelante en Europa y en todas esas conquistas fue el mejor. Pero fue por más y solo le quedó por delante la NBA. Y allí también fue, vio y venció. Además, como si eso no alcanzara, tiró junto a sus compañeros/amigos del carro de la selección hasta llevarla hasta lo más alto posible, a los triunfos históricos. Hasta la gloria eterna.
 
En 2000, sin competencia importante por la que jugar, la selección argentina inició un nuevo proceso. A fin del año anterior Lamas optó por seguir su carrera en España ante una oferta del Tau Cerámica (otro síntoma del momento que vivía nuestro básquetbol) y ahí sí, Rubén Magnano aceptó el cargo. Si antes costaba armar la selección por renuncias, cuestiones personales y dudoso nivel de juego, ahora sucedía lo mismo, pero era por los compromisos deportivos de nuestros jugadores en el exterior. El año anterior había sido traumático para el seleccionado, debido a varias renuncias, algunas no muy claras, que debilitaron al equipo en la lucha por la clasificación olímpica. Con un equipo con muchos pibes, con Sconochini como nuevo líder, Argentina hizo una campaña bárbara, quedando a las puertas de la clasificación. Pero allí el equipo volvió a mostrar síntomas individuales y colectivos de que se iba hacia el estilo que el ámbito internacional exige. 
 
La primera prueba de Magnano fue en el Sudamericano de Valdivia 2001. Con el estilo férreo de conducción con el que el cordobés se siente cómodo, hizo una convocatoria general y al que dijo que no, Nicola por ejemplo, lo borró para siempre. En Chile realizó una mezcla interesante que terminó con el título, que no se ganaba desde 1987. Inmediatamente vino el Premundial en Neuquén. Allí el entrenador apeló a lo mejor que tenía y el equipo fue una aplanadora que ganó el campeonato con una contundencia inapelable y llenó los ojos de un público que empezaba a percibir que algo bueno tramaba ese grupo.
 
Tal vez porque en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 pasó algún susto en su camino a la medalla de oro, Estados Unidos se animó por primera vez a recibir un Campeonato Mundial. Se eligió una ciudad bien basquetbolera como Indianápolis.
 
Magnano no anduvo con misterios y confirmó casi a los mismos del Premundial, con Alejandro Montecchia (un inoportuno desgarro lo marginó de Neuquén) en lugar de Daniel Farabello. El resto, Ginóbili, Oberto, Sánchez, Wolkowyski, Sconochini, Andrés Nocioni, Leandro Palladino, Luis Scola, Gabriel Fernández, Leonardo Gutiérrez y Lucas Victoriano, eran los mismos, pero distintos. ¿Cómo era eso? Es que Ginóbili ya no era la figura de Europa, sino un flamante jugador de la NBA. Pepe Sánchez, también volvía al gran circo, luego de ganar la Euroliga con Panathinaikos y Oberto, Scola, Nocioni, Sconochini y Fernández llegaban como flamantes campeones de España con el Tau. Aquellos pibes se iban convirtiendo en figuras internacionales.
 
Más allá de esto, ellos no querían subirse al micro del exitismo desmedido y conocedores de los torneos internacionales, siempre aclaraban “escalar internacionalmente no es fácil. Si nos metemos entre los 5 ó 6 primeros sería muy bueno y si llegamos a semifinales sería una hazaña”. Lo declaraban todos. Tal vez el mérito psicológico de Magnano fue decirles: “Seamos respetuosos, pero no le pongamos límites a nuestros sueños”. El técnico sabía perfectamente que ese grupo, desde que todos eran bien chicos, jamás le tuvo miedo a nadie. Que una de sus marcas distintivas fue ser siempre correctamente irrespetuosos, aún con los más poderosos.
 
Entonces llegó, como un torbellino, la historia que todavía tenemos en la memoria. El equipo ganó, perdón, aplastó a los tres rivales de su grupo. A Venezuela lo masacró en el debut 107-72. Era lógico que existieran temores ante Rusia, por toda su historia y los dos últimos subcampeonatos mundiales. No hubo contemplación con ellos tampoco y fue victoria por 19 puntos (100-81). Ante la sorprendente Nueva Zelanda, que costó en la primera mitad, terminó con baile: 112-85. Era lógico pensar que en la segunda fase la cosa se complicaría. Fue cierto, pero allí llegó lo mejor. La altura y la calidad de Yao Ming eran de temer. Sin embargo, allí los pivotes jugaron un partido casi perfecto, con Wolkowyski aguantando al gigante en defensa y en ataque tirando de tres puntos para abrir espacios y que Oberto y Scola jugaran cómodos. Otra paliza: 95-71. De la Alemania del fenomenal Dirk  Nowitzki se podía esperar cualquier cosa (buena). Fue un partido duro, pero otra vez el Colo estuvo bien en defensa (el NBA tiró 0-8 triples) y en ataque respondieron varios. Se ganó 86-77.
 
En un torneo con varios resultados locos, Argentina llegó a la última fecha clasificatoria invicto, pero obligado a ganarle al Dream Team norteamericano, para evitar a Yugoslavia en cuartos, ya que los europeos habían perdido contra España y Puerto Rico y terminarían terceros en su grupo. Argentina, cayendo ante Estados Unidos, sería segunda en el suyo y no podría evitarlo. La Gloria o Devoto. Una injusticia. Pero, ¿cómo llegaba Argentina a ese partido? Confiado, seguro y ganador. Con Ginóbili como hombre determinante, con Oberto en crecimiento constante, con Sconochini como equilibrio, con Sánchez inmenso en defensa y Nocioni y Scola matando desde atrás. De esa manera jugaron ante el Dream Team para terminar con el mito, con la imbatibilidad de 54 partidos y con la lógica del básquetbol. Argentina le arrebató la virginidad en la derrota a los norteamericanos y provocó el impacto más importante del deporte mundial. Fue noticia en todo el planeta y puso patas para arriba el orden preestablecido. A partir de esa inolvidable victoria (87-80) se empezó a escribir una nueva historia del básquetbol. Como si no alcanzara con haber obtenido el triunfo más anhelado de la última década, eso los llevó a otro beneficio: el cruce de cuartos de final ante Brasil, el rival más accesible del cuadro.
 
Aún con la borrachera de alegría por el triunfo ante Estados Unidos, los argentinos vencieron a Brasil (78-67) en un sufrido juego en el que quebraron al rival en los minutos finales. Los pibes no paraban de festejar, después de cada victoria, con el puñado de hinchas que desafiando la devaluación (el país había explotado 9 meses antes) llegaron hasta Indianápolis. Estar en semifinales merecía festejarse hasta el hartazgo. Pero ese grupo tenía la bendita manía de querer siempre más. Y fueron por más. Y consiguieron más, porque en semifinales Alemania, sorpresa del torneo junto a la hasta ahí desconocida Nueva Zelanda, que se cruzó con Yugoslavia, tampoco pudo frenar la avalancha ganadora de los argentinos. Ese partido, uno de los más dramáticos que se recuerden, Argentina no lo jugó bien y para rematar un cuadro descarnado, se lesionó el tobillo derecho Ginóbili. Pero sobre el final se defendió a morir, Wolkowyski le metió un tapón antológico a Okulaja, Montecchia hizo unos puntos decisivos y se ganó 86-80. Otra vez el festejo loco, Ginóbili saltando en un pierna, el llanto de los hinchas, las banderas y los abrazos. Postales que nunca, nunca más, podremos olvidar.
 
También la final, por otro motivo, quedará grabada por siempre. Por lo bien que jugó por momentos ese equipo, por la hombría para sobrellevar la ausencia de su hombre distintivo, ya que Ginóbili tuvo solo una participación testimonial, sin estar apto para jugar, pero empujado por el ansia de ayudar a conseguir el título. También se recordará el trabajo monumental de Oberto (28 puntos y 10 rebotes), ridiculizando en la pintura a un prócer como Vlade Divac, y que a 2m31s del cierre Argentina ganaba por 8 puntos: 73-65. También recordaremos las pelotas perdidas, los tiros de Bodiroga en ese cierre, los foules cobrados y sobre todo, los no cobrados. Nos acordaremos de los árbitros Reynaldo Mercedes, de Nikos Pitsilkas y de sus madres… Fue en suplementario la derrota (77-84) más dolorosa de la historia.
 
Hubo sí, algunos premios morales, bien legítimos, como la elección de Ginóbili en el quinteto ideal del torneo y el reconocimiento unánime de que los argentinos jugaron el mejor básquetbol del torneo. Algo bien bueno hizo ese equipo que enamoró a la gente, que venía golpeada por el fracaso del Mundial de fútbol. A los que entienden los atrajo la forma de jugar, pero a todos los conmovió la entrega de un grupo que dejó sus tripas sobre el parquet. Si uno se mueve por las estadísticas, estas dicen que en Argentina ESPN batió en la final el récord de audiencia hasta ese momento para la televisión por cable. Ese Mundial y esa medalla de plata reinventaron el básquetbol en Argentina. Lo hicieron trascender. 
 
En cuanto al resto del torneo, poco más para decir. Estados Unidos, luego de caer ante Argentina, también perdió, destrozado moralmente como estaba, contra Yugoslavia y contra España. Aunque muchos creen que ese plantel de Estados Unidos era malo, los nombres que tenía lo contradice: Paul Pierce en su mejor momento, Baron Davis, Reggie Miller, Shawn Marion, Elton Brand, Jermaine O'Neal. Segunda línea de la NBA, pero no una banda. Terminaron sextos, la peor ubicación de la historia de un equipo norteamericano en Mundiales o Juegos Olímpicos. 
 
Indianápolis, además de ser el Mundial que mostró el surgimiento de Argentina, también quedará marcado en la historia porque de alguna manera también fue el comienzo de la generación dorada española, con Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes, José Calderón y Jorge Garbajosa. La presencia de Nowitzki por primera vez, de una Turquía poderosa (Turkoglou, Turkcan, Kutluay, Okur), demostraban que la expansión de la NBA al mundo empezaba a generar efectos en el resto de los países fuera de los Estados Unidos. De algún modo, los norteamericanos estaban cosechando lo que ellos mismos habían sembrado. 
 
El MVP del torneo fue el alemán Dirk Nowitzki y los otros cuatro integrantes del quinteto ideal, el argentino Emanuel Ginóbili, el chino Yao Ming, el yugoslavo Peja Stojakovic y el neocelandés Peron Cameron. Nowitzki fue además el goleador del certamen con 24.0 puntos de promedio. 

El plantel argentino y sus estadísticas
 

Jugador Altura Puesto Club PJ Pts Prom Min 2C 2L % 3C 3L % 1C 1L % As RD RO PP PR T FP
4 Juan Sánchez 1.92 Base Panathinaikos (Grecia) 9 37 4.1 179 8 12 67 7 11 64 0 0 0 38 29 1 9 11 0 21
5 Emanuel Ginóbili 1.98 Escolta San Antonio Spurs (EEUU) 9 127 14.1 202 44 69 64 3 28 11 30 45 67 32 12 10 16 19 2 23
6 Alejandro Montecchia 1.82 Base Valencia (España) 9 54 6.0 154 5 8 62 11 28 39 11 14 79 23 18 3 10 12 1 24
7 Fabricio Oberto 2.07 Pivote Valencia (España) 9 120 13.3 244 52 71 73 0 1 0 16 24 67 20 35 15 17 10 6 32
8 Lucas Victoriano 1.90 Base Real Madrid (España) 5 16 3.2 38 0 1 0 4 8 50 4 4 100 6 4 1 8 2 0 6
9 Gabriel Fernández 2.04 Pivote Valladolid (España) 8 20 2.5 61 4 5 80 4 7 57 0 2 0 4 4 4 4 2 0 18
10 Hugo Sconochini 1.91 Alero Tau Cerámica (España) 9 101 11.2 204 27 48 56 5 25 20 32 37 86 26 22 2 14 5 2 32
11 Luis Scola 2.06 Pivote Tau Cerámica (España) 9 83 9.2 166 31 62 50 0 0 0 21 31 68 10 19 11 13 5 6 32
12 Leonardo Gutiérrez 2.00 Ala pivote Drac Inca (España, LEB) 5 11 2.2 39 1 3 33 3 9 33 0 0 0 4 5   2 0 2 8
13 Andrés Nocioni 2.00 Alero Tau Cerámica (España) 9 115 12,8 183 33 50 66 7 26 27 28 36 78 10 34 9 8 6 4 25
14 Leandro Palladino 1.94 Escolta Nápoli (Italia, A2) 9 68 7.6 146 5 12 42 17 33 51 7 8 87 12 6 0 1 8 1 10
15 Rubén Wolkowyski 2.06 Pivote CSKA Moscú (Rusia) 9 76 8.4 209 21 47 45 6 18 33 16 20 80 10 30 10 5 5 6 22
DT Rubén Magnano     Totales 9 828 92.0 1800 231 388 59 67 194 34 165 221 75 195 218 66 107 85 11 253

 

 
Resultados de Argentina
Ronda clasificatoria
Argentina 107 – Venezuela 72
Argentina 100 – Rusia 81
Argentina 112 – Nueva Zelanda 85
Segunda fase
Argentina 95 – China 71
Argentina 86 – Alemania 77
Argentina 87 – Estados Unidos 80
Cuartos de final: Argentina 78 – Brasil 67
Semifinales: Argentina 86 – Alemania 80
Final: Argentina 77 – Yugoslavia 84 (ts) 
 
El plantel campeón (Yugoslavia)
Dejan Bodiroga, Dejan Koturovic, Zarko Cabarkapa, Igor Rakocevic, Predag Stojakovic, Vladimir Radmanovic, Marko Jaric, Predag Drobnjak, Vlade Divac, Milos Vujanic, Dejan Tomasevic, Milan Gurovic. Entrenador: Svetislav Pesic. 
 
Posiciones finales
1 – Yugoslavia (7-2)
2 – Argentina (8-1)
3 – Alemania (6-3)
4 – Nueva Zelanda (4-5)
5 – España (7-2)
6 – Estados Unidos (6-3)
7 – Puerto Rico (6-3)
8 – Brasil (4-4)
9 – Turquía (4-4)
10 – Rusia (3-5)
11 – Angola (2-6)
12 – China (1-7)
13 – Canadá (2-3)
14 – Venezuela (1-4)
15 – Argelia (1-4)
16 – Líbano (0-5)
 
 
 
Fuente: 
Archivo, Historia de la campeonatos del mundo (F.Ferrándiz), linguasport.com

Compartir