La Liga 2015/16

Oveja x 1000: "Me cuesta creer que esto me pase a mi"

10:48 06/11/2015 | Hablamos de todo con el entrenador de Peñarol, en el día de sus 1000 partidos en la Liga. Un repaso por dos décadas de gloria y los momentos que potenciaron su crecimiento.

Hernández y Peñarol, un matrimonio inigualable.

No hay dudas de que hay pocos entrevistados más ricos en el medio que Sergio Hernández. Y si a eso le agregamos su llegada a un logro tan enorme como los 1000 partidos en la Liga, está claro que se abren distintas ramas, ya no sólo en el presente, sino también para tomarse un tiempo para reflejar en un pasado (en ciertos casos no tan lejanos), repletos de momentos inolvidables.

A continuación, hablamos con Oveja del hito, de Peñarol, pero más que nada de una carrera que ni el mismo puede terminar de contextualizar.

 

No se si sos de seguir mucho el tema de los números, pero ¿has pensado lo que representa esto? Son 1000 partidos...

Sí, la verdad que los que me conocen saben que no soy muy de números. Soy bastante despelotado. Me van avisando ustedes, los periodistas. Se que soy el primero en llegar a 1000 partidos y es fuerte. Me pongo en el lugar de si le pasara a otro, diría Dios mio. Es una instancia fuerte. Me agarra en una etapa de reflexión. Me encuentro muchas veces hablando con mis asistentes o con mis jugadores de cosas pasadas, contando historias, recordando momentos... y yo no soy muy así. Debe tener que ver con mi momento, de mirar un poco para atrás. Esperemos que no me haga perder el presente. Pero sí, es un momento que yo no había tenido nunca. La verdad no miró videos viejos, no se dónde están los premios. Soy un bicho medio raro, pero en este caso noto que estoy un poquito más atento a estas cosas. Debe tener un poco que ver con que ya me relajé un poco. No a la hora de competir, pero si de disfrutar las cosas que han pasado. En definitiva para algo las viviste. Son cosas que costaron mucho. Sabés como es esta profesión, con mucha presión, uno vive obsesionado con el rendimiento, con el resultado. Y no hay tiempo para disfrutar lo que se logra. Incluso cuando uno es más novato no te das ni siquiera el lujo, porque te da hasta culpa disfrutar. Y la verdad no debería tener mucho que ver. Lo que se logró, se logró. Hay que estar orgulloso de eso. Espero cumplir 1000 partidos más. Es un orgullo. Me cuesta creer que yo formo parte de la historia. Cuando consigo algo histórico por primera vez, como esto, me cuesta creer que me pase a mi. Yo siento como que todos los días mi carrera empieza ese día. Como que estoy empezando. No tomo conciencia de que soy yo el que está viviendo esa situación. Incluso cuando alguien lee mi currículum, me parece que están hablando de otra persona, no de mi. Pero no porque yo no pueda creer que haya ganado tal o cual cosa. Sino porque todo pasó muy rápido y uno tiene referentes. Yo como soy de Bahía Blanca vivo el básquet a nivel cultural, de toda la vida. Me cuesta creer que esté logrando cosas por primera vez en la historia de la Liga Nacional. Sobre todo cosas que se logran con el tiempo. Ponele, ser el primer en ganar un partido por 95 puntos, sería una buena noche y nada más. Hasta algo casual. Pero en este caso, lograr por primera vez los 1000 partidos jugados, es algo que no lo reconozco en mi.

Me parece que se ve la clara esencia de la pasión. En vos algo se mantiene desde que arrancaste hasta hoy. Será la pasión pero también otros condimentos que te ayudan a seguir.

Puede ser, en definitiva es un poco lo que te mantiene joven. No te permite aburguesarte  o dormirte. De manera natural encontrar nuevos desafíos. Yo no necesito ponerme motivaciones especiales para los entrenamientos o partidos. No tengo que buscar nada extraño, lo que hago me motiva en sí mismo. El paso del tiempo y lo vivido, lo ganado, lo jugado, no ha modificado eso. No se si llamarlo pasión, pero sí esa adrenalina de buscar mejorar lo que hiciste, llegar a esa situación de perder y sentirte el peor del Mundo. Y cuando ganás sólo pensás en el próximo. Por eso digo que hay que disfrutar y no sentir que ganaste e hiciste la tarea nomás. Todo debe tener que ver con la pasión, sí. Y con esta cosa competitiva que tenemos los seres humanos dentro. Todo lo que hacemos queremos que tenga suceso. Ser mejor que el otro, aún cuando eso no debería ser el objetivo, sino buscar hacer las cosas bien uno. Aunque reconozco que tengo una personalidad especial y que siempre me quedó hablando con los entrenadores más jóvenes, antes o después de los partidos, transmitiéndole mi experiencia. Porque acá somos un todo. Sino no vamos a crecer. Y como me gusta crecer, me gusta que los demás crezcan. Todo es causa-efecto. Todas estas cosas son las que me mantienen vida, disfrutando y hasta sufriendo distintas etapas de mi carrera. Porque también sufro. A veces digo, me voy a poner un kiosco.

Uno palpa tu pasión, y piensa que cuando no la tengas más, es para dejar. Nos pasa a todos. A veces uno tiene un día libre y no sabe que hacer. Lo terminás laburando. Y ahora con lo que decís de disfrutar un poco más, ¿en qué recuerdo reincidís en tu memoria? Si hay alguno en particular.

Son dentro de la Liga 25 años. 1000 partidos. Es muy difícil poder puntualizar. Yo recuerdo con la misma añoranza las cosas buenas que me han pasado, como las malas. Pero si te piden que recuerdes momentos, recordás el momento de llegar a la Liga Nacional a través de Julio Lamas en 1989. No lo podía creer. Me faltaban los finales de cuarto año de Educación Física. Y Julio me llama de asistente y le digo, tengo que rendir los finales. Pero él necesitaba el asistente ya y olvidate, me olvidé de los finales. Era una oportunidad que tenía que aprovechar. Esos años en Cañada de Gómez fueron la Universidad para mi. Los tengo en mi memoria todo el tiempo. Porque después en mi primera Liga de entrenador principal, me eligen mejor técnico del año. Y pensaba que los demás eran todos tontos. Que era muy fácil... y a los dos años casi me voy al descenso. Todo eso lo recuerdo. No puedo olvidar mi pasaje por Roca, por San Nicolás. Mi primer título con Estudiantes, la despedida de Olavarría cuando me voy a España. El día que me voy le ganamos a Atenas y la despedida fue increíble. Mi vuelta a la Argentina a Boca, al equipo del que soy hincha. Me toca enseguida ganar cosas. Ganamos cinco títulos en dos temporadas con Boca. Todo esto con la Liga, porque si hablamos de Selección no paramos más. Y lo de Peñarol es todo como una gran película. Los seis años. Me presentan en conferencia de prensa en el 2007 y me acuerdo que no había nadie. Era un papelón, no me daba bola ni el gato. Y de pronto me dicen, vamos a esperar que llegue el Intendente y ahí empezamos. Pero bueno, era mi presentación. Ellos venían de jugar la final con Romano. Y entramos a la cancha y estaba llena. Había 500 personas, había una mascota disfrazada de Oveja. Ahí dije están todos locos. A partir de ahí fue una película, ganamos todo. Hemos tenido momentos que podrían haber sido exagerados hasta soñarlos. Hay mucho que se me viene a la cabeza, pero no me gustaría ser desagradecido con otras cosas. La escalera es mi entrada a la Liga con Cañada de Gómez, mi primer título con Olavarría y la etapa con Peñarol. 

Uno no sólo atesora los buenos momentos, sino los no tan buenos, porque los otros también te forman el caracter. Seguramente hay un montón de cosas que en el medio te sirvieron para madurar.

No tengas dudas. En Roca viví dos años muy difíciles en todo aspecto. Agarré al club en un mal momento. No ganábamos, jugamos playoffs por la permanencia. La gente no estaba muy contenta conmigo. Yo lo sabía. Tenía sólo 32 años y ya pensaba que era un veterano, por mi experiencia en Cañada. Había que llevar esa disconformidad. Yo llegaba a mi casa con una sonrisa por que me estaban esperando mis hijos de dos años y mi señora que no tenía nada que ver. Pero después me encerraba en la habitación a llorar porque no podíamos ganar. Y me tenía que lavar la cara para salir. A la gente que no le va bien, si lo sabe capitalizar, eventualmente le va a servir. Porque para aprender a ganar, hay que perder y mucho. Esto es lo mismo del chico que nace en una cuna de oro, comparado con el que debe ganarse su dinero, que es normal que aprenda a valorarlo más. 

Te debe pasar que cuando empezás a añorar, te acordás de 20 mil cosas.

Muchísimo. Encima ahora tengo a Piccato en el cuerpo técnico, que le encanta que recuerde cosas del pasado. O recordar cosas en Boca de cuando estábamos juntos. Me hace vivir del recuerdo. Aparecen 1500 anécdotas. Jugadores que dirigía de juveniles y están retirados hace 10 años. Los pibes de Cañada... para mi siguen siendo los pibes de Sport y son todas personas de 40 años.

Me acuerdo que le preguntaba a Piccato cuando lo llamaste para ser tu asistente, y me decía que era algo único estar en Peñarol. Estaba maravillado de estar en un lugar así. 

Sí, es una locura lo que se vive acá. Una locura que disfruto. Nada es casual, por algo estoy en Peñarol, un toque de locura también debo tener. Las historias no las escribe uno sólo. Los 1000 partidos no los escribo yo sólo. Tienen que ver con los lugares que estuve, la gente de la que aprendí, los dirigentes. Rivales, como olvidarme de Milanesio o de Campana, son los tipos que me perfeccionaron como entrenador. No sabés lo que era jugar un playoffs contra ellos, eran 20 días sin dormir. Siempre te iban a complicar la vida. Imaginate lo que fue llegar a un séptimo partido contra esos tipos y a dos minutos del final, estar iguales. Y no hablamos de la Selección, como por ejemplo retirarse al vestuario después del triple que erró Chapu. Parecía de seis kilómetros el trayecto. Hay mil cosas así en la Liga. Tengo unas 2000 horas de juego, más o menos. Es mucho, lo reconozco. Hasta demasiado... pero después miro a Popovich y me tranquilizo. Si aguanta este tipo, aguanto yo.

Ayer publicamos la nota de los 1000 partidos en una Liga y es un club totalmente selecto. Sos una referencia a nivel nacional, pero evidentemente también a nivel internacional con logros como este.

Sí que se yo, son más motivos de orgullo para quienes me quieren, que para mi. Yo siento que esto le está pasando a otra persona. Y encima mirá como es el destino: me toca conseguirlo contra Quilmes. Lo que es espectacular para mi. Yo estoy muy orgulloso de tener a Quilmes como rival especial, muy orgulloso del clásico. Está genial que me pase esto contra ellos. Pero la adrenalina es tan grande, que ¿cuándo te acordás de los mil partidos?.

Igual se van a acordar, algo te deben estar preparando...

No tengo idea sinceramente. Pero jugar el clásico, sin importar como venimos, es otra cosa. Celebro enormemente que me toque jugar contra Quilmes justo. Sinceramente. Parece una película de un muchachito norteamericano. Pero a la vez va a ser relativo el tiempo ese de tomar conciencia de los 1000 partidos porque después el clásico te lleva a un nivel competitivo tan alto, que te olvidás si tenés 1000 o 10 partidos.  

 

Lucas Leiva / [email protected]
En Twitter: @lucassleiva
En Twitter: @basquetplus
 

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