Entrevista

Ricardo González, la leyenda del 50

16:48 18/05/2020 | No queríamos dejar pasar mucho tiempo después del festejo íntimo de su cumpleaños número 95 y llamamos al capitán del campeón mundial de 1950. Una leyenda.

Ricardo González junto a un cuadro de su época de gloria

El martes 12 de mayo, lamentablemente sin la posibilidad del merecido agasajo, Ricardo Primitivo González festejó en su departamento de Palermo sus 95 años. Recibió muchos llamados, claro, pero le faltó esa juntada familiar que tan bien le hace. Igual, ni la pandemia ni nada parece aflojar el temple de esta leyenda que sigue firme, amable, gentil y abierto para la charla en todo momento. 

- El martes pasado cumplió 95 años. ¿Se imaginaba que todavía le iba a tocar vivir algo como esto del Coronavirus?
. No, la verdad que no, jeje. Muchos años 95 ¿no? Los del Mundial del 50 éramos casi todos de la misma edad, entre 23 y 25. Ya no quedan muchos desgraciadamente. Hace pocos días nos dejó Menini y quedamos solo cuatro de los quince de aquel equipo.

-¿Le parece poco 4?
. No, no. Mirá, de los 4 que quedamos, yo cumplí 95, Uder tiene 93, y después está Poletti que tiene 91 y el Negro Bustos en Córdoba que tiene 90/91. 

- Cuatro de más de noventa. Ustedes son únicos.
. Je. Siempre nos juntamos. Casualmente hace unos días hablé con el nieto de Uder y me dijo de hacer un asadito cuando pase todo esto. Él vive en Valentín Alsina, Poletti está en Villa del Parque y yo en Palermo. 

- Hay que traer a Bustos en avión así están los 4. 
. Sí, jajaja. Ojalá podamos. De alguna forma vamos a hacer que venga al asadito. Yo me hablo todos los meses con Bustos. 

- Cuando ustedes fueron a Londres en 1948, la guerra hacía poco que había terminado. Esto es lo más parecido a una guerra.
. Nosotros fuimos en barco, que nos dejó en Génova. De ahí nos tomamos un tren hasta Calais, Francia, para cruzar en barco el Canal de la Mancha hasta Inglaterra. En Calais lo único que había era la Aduana. Lo demás estaba arrasado. Y Londres no te voy a decir que estaba destruido, porque ya había pasado un tiempo, pero habá manzanas enteras arruinadas. 

-¿Y cómo se está llevando con la cuarentena? Porque usted es bastante salidor. 
. Bueno, lamentablemente hace 8 meses falleció mi esposa, así que me agarró solo. Aunque estoy con una chica que me ayuda, que era la que la cuidaba. Se extraña el salir un poco. Yo todos los miércoles iba al club Palermo y siempre tenía algún amigo que venía acá también. Por suerte tengo muchos amigos, la mayoría de Palermo. Pensá que yo llegué al club en 1947, hace ya más de 70 años, jeje. Y sigo yendo. 

-¿Quién es el encargado de organizar el festejo por los 70 años de haber ganado el Mundial que se cumplen el 3 de noviembre?
. Mirá. Hasta hace poco, Pillín (Furlong), que hace un par de años nos dejó, me decía siempre "vos eras nuestro capitán, así que organizá cuándo nos juntamos". Me tenía que encargar yo de juntarlos. Fuimos varias veces a su casa en Pilar. A veces a Palermo, que tiene un quincho muy lindo, o a un restaurante, con nuestras familias. 

- Para el 3 de noviembre hay que armar algo más grande. 
. No sé, vamos a ver cómo sigue esto y si podemos. El quincho de Palermo seguro que va a estar disponible. 

-¿Que se acerque el aniversario 70 lo hizo recordar más el Mundial en estos tiempos?
. Lo que pasa es que como el otro día cumplí 95 años me llamaron algunos periodistas y obviamente de lo que más hablé fue del Mundial de 1950, porque fue lo más importante que nos pasó en nuestras vidas. Uno entonces empieza a recordar. 

- Usted sigue el básquet actual. Vio que la Generación Dorada tuvo varias selecciones menores en donde ellos se fueron conociendo. La de ustedes fue la primera Generación Dorada. ¿Hubo algún torneo en el que se conocieron o fue medio de casualidad?
. No. En mi época el básquet era un retroceso, y te explico por qué. Se jugaba el Campeonato Argentino una vez por año y la selección nacional salía de ese Argentino. Quiere decir que si vos tenías un tobillo mal y no ibas al Argentino, no podías estar en la selección. Del equipo campeón iban 5, del subcampeón 4 y del tercero 3. En 1948 tomó la selección Canavesi y lo primero que hizo en la Confederación fue cambiar eso. "El equipo argentino lo formo yo", les dijo. Tuvo una resistencia, pero él te reventaba con la lengua, y tuvieron que aceptarlo. A todo esto, Canavesi no quería dejar a nadie afuera, pero arregló que los delegados de las provincias podían ofrecer qué jugadores estaban para ir a la selección. Entonces el delegado podía mandar la cantidad de jugadores que creía que podían estar. Pero sin control. El delegado de Río Negro mandó a 14 jugadores. Para quedar bien. Entonces, en la primera preselección para ir a Londres, Canavesi respetó parte de eso, y no terminaron yendo todos los mejores. Si en la selección que fue a Londres ponen a Galaso y dos lungos más, ¡a Estados Unidos le ganamos! Perdimos por los rebotes. Pero no importa. Pero digamos que ése fue el punto inicial. En el 49 jugamos el Sudamericano y en el 50 vino el Mundial. Y otra vez la misma historia: 15 de esta provincia, 10 de otra, etc. Canavesi entonces hizo 3 seleccionados. Armó partidos porque había 200 jugadores. Entonces después de la primera preselección quedaron 100. En la segunda quedaron 50 y después 30. 

-¿Y dónde vivían?
. En los hoteles. Ya con 30 Canavesi armó el cuerpo técnico con Casimiro González Trilla, Jorge Boreau, 4 kinesiólogos que vinieron gratis, dos médicos gratis, uno de ellos traumatólogo, y estuvieron hasta el último día. 

-¿Eso ya en River?
. Sí, en River. Argentina sale campeón por ese entrenamiento. Ponele que se armaban parejas de tiro entonces tirabas 20 jumps, 50 foules, y se empezó a llevar la estadística. La primera semana, el equipo completo metía 30/32 tiros de cada 50. ¿Sabés cuánto embocaba la última semana de entrenamientos? 

-¿40?
. ¡48 de 50! ¡El equipo eh! Había tipos que metían 50 de 50. Como nada. Estábamos bien entrenador, bien mantenidos. Boreau era preparador físico, Don Casimiro era el estratega. Creo que no ví a nadie que supiera tanto de básquet como Casimiro. Me decía: "Ricardo, el básquet se juega con las manos, pero para ser un gran jugador hay que mover bien las piernas". Ginóbili fue un fenómeno por eso. Tuvo unas piernas bárbaras. Vuelvo a las estadísticas. Argentina sale campeón mundial con un 72% de efectividad en tiros de cancha. Y 82% en los foules. ¿Vos creés que hoy algún equipo pierde con esos números? Está todo dicho.

-¿Usted por qué empezó a jugar al básquet, porque era relativamente un deporte nuevo en su época?
. Yo jugaba al fútbol en Chacarita y también al básquet en el club Añasco, en la calle General Rodríguez de La Paternal, donde yo vivía. Todavía existe. Añasco tenía cancha de básquet, pero no reglamentaria. Yo tendría 11 años, jugaba en infantiles. O sea que sería por el año 1936.

- Por eso le decía, no había empezado mucho antes el básquet en Argentina. 
. No, claro. Yo iba todos los días a Añasco y estábamos todo el día ahí. Había un muchacho que se llamaba Juan Fleita, nunca me voy a olvidar, y era entrenador de infantiles y cadetes en Sportivo Buenos Aires, que estaba en San Martín y Gaona. Y me llevó a jugar ahí. Era espectacular. Tenía 10 canchas de tenis, cancha de básquet, primera de fútbol. Desapareció hace unos 10/11 años. Sportivo era de la Asociación, no de la Federación Porteña. Yo tenía un amigo y me dice que vaya a jugar a Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Y me fui. Armamos un equipo de segunda. Salió tres años campeón de segunda, ganándole siempre a San Lorenzo. 

-¿Pero usted cuántos años tenía?
. 14/15. Y jugaba en primera. Los únicos dos que jugábamos en segunda y en primera éramos Horacio Carry y yo. Te voy a contar el partido más emocionante de mi vida. Lo tengo grabado. Jugaba Gimnasia de Vélez Sarsfield contra Boca, donde jugaba Stroppiana. Era un hombre que mediría 2 metros o un poquito menos. Un oso. Excelente tipo. Yo saltaba mucho. El entrenador me dice: "Marcalo a Stroppiana. Adelantátele". Le saqué dos o tres pelotas y le ganamos. Terminó el partido, Stroppiana vino, me dio un beso y me dijo "seguí jugando al básquet nene". En vez de estar envenenado, hizo eso. Yo no tenía ni 17 años. Yo ya jugaba el campeonato bancario para el Citibank. En la primera de Gimnasia jugaba un muchacho que se llamaba Bobi Gattinoni. Había unos mellizos y otros que tenían unos cargos de la puta madre. Uno era presidente de Armour, otro presidente de otra empresa. Resulta que el papá de Gattinoni era el obispo de la iglesia anglicana y Bobby era gerente de cambio del Citibank. Y me hizo entrar a trabajar ahí. Yo entré contento. Para mi mamá y mis hermanos era un dinero importante. 

-¿Usted era clase media?
. Media para abajo. Yo tenía dos laburos. Y jugaba. Si te cuento cómo hacía, te vas a reir. ¿Vos sabés cuál es el apodo de los hinchas de Estudiantes de La Plata? En aquel tiempo, en Dock Sud, en la isla Maciel, estaban todos los grandes depósitos de cereales. Se embolsaban. Tomaban empleados como súper numerarios. Yo me levantaba a las 4 de la mañana, tomaba el tren en Paternal, me bajaba en Retiro, tomaba el ómnibus La Patria hasta el trasbordador, que todavía está, y cruzaba el riachuelo hasta la isla Maciel. Cuando sacaban las últimas bolsas de los cereales, salían las ratas. Los perros las mataban y nosotros las pinchábamos y las metíamos en bolsas. Cobraba 160 mangos por ese laburo. Era un buen sueldo. 

-¿Por eso se le dice a los hinchas de Estudiantes pincharratas?
. Claro, porque ese laburo normalmente se lo daban a los pibes que estudiaban en La Plata. Después volvía a mi casa y me iba al banco, que estaba donde está ahora, en pleno centro. Bobby fue armando, con la venia del gerente, un equipo para ganarle al Banco Popular, que era habitualmente el campeón del bancario. Me puso a mí, a Federico Graso, a Pedrero, y armamos un plantel de la puta que lo parió. Salimos tres años seguidos campeones y tres años campeones sudamericanos. 

-¿Había sudamericano bancario?
. Sí. Bueno, salía del banco siete menos cuarto, me tomaba el subte, mi vieja me esperaba con un menú livianito, me acostaba a dormir hasta las 9 de la noche, me levantaba y me iba hasta Santos Lugares a jugar al básquet. A Defensores, donde me fui después de Gimnasia. Te cuento cómo fue. Había un muchacho Bonano que tenía un garage muy grande en Beiró y la General Paz. Iban mucha gente de Santos Lugares. Ellos tenían el mismo problema que Gimnasia. Jugaba un grupo y no dejaban avanzar a los jóvenes. Este Bonano, además de tener mucha mosca, un día va a Defensores y dice: "Yo tengo un equipo para traer a Defensores. Si le ganamos a los que están, nos quedamos con la Primera". Los que estaban no podían decir que no. Jugamos y los hicimos boleta. Y nos quedamos con la Primera. 

.¿Ahí cuánto estuvo?
. Dos años, y me fui a Palermo, justo antes de ir a los Juegos Olímpicos de Londres. Yo todos los sábados y domingos iba a jugar a los clubes, a Grafa, que era de la empresa. Ahí estaba Luisito González, que jugaba bien y era excelente persona, y me dice de ir a Palermo, que ahí jugaba el que se lo merecía. Yo en Santos Lugares ya estaba podrido, porque en dos años tuve muchos problemas. Cuando me voy a Palermo, dejé el Citibank y don Juan Borrachia me llevó a trabajar con él. Tenía que laburar sábados y domingos en ventas particulares, pero era un ingreso de dinero muy bueno. Vendíamos lotes. Juan era el loteador más importante de la zona. Y ahí trabajé hasta hace dos años. La familia Borrachia se portó conmigo de una manera extraordinaria.

-¿Cómo fueron a Londres?
. En barco. Tardamos 16 días. 

-¿Y podían entrenarse o algo?
. Teníamos un aro por ahí, jeje. Caminábamos. Cuatro años después, para ir a Helsinki, los únicos que fueron en avión fueron los jugadores de básquet. ¿Cómo íbamos a ir otra vez 20 días en barco sentados?

- Cuénteme algo de esos 15 días en el barco. 
. Boludeábamos. ¿Qué íbamos a hacer? Caminábamos alrededor de la cubierta. Había un aro y tirábamos. No era un crucero. Era un barco de pasajeros bueno, francés. Irían 100 pasajeros, no mucho más. 

- No voy a preguntarle demasiado del Mundial, prefiero hablar de su vida, pero le pregunto algo más. En esa época no había mucha referencias para saber si ustedes eran buenos. 
. No. El equipo se arma en el Mundial. Porque de los que fueron a Londres, Guerrero, Tomasito del Vío, Martinetti, Ruffa, Lledó, Pérez Cattáneo, Varani, Calvo, no fueron al Mundial. Solo quedamos Furlong, Uder, Contarbio, Menini y yo. En realidad fuimos 15 con Nuré, Poletti y Lozano, pero a la cancha íbamos 12. Te cuento algo más de la concentración en River. Los últimos 16 días no salimos de River. Corríamos 20 kilómetros todos los días. Estábamos como presos. Los casados tenían permitido irse los miércoles a las 8 de la noche para cenar en sus casas, pero el jueves a las 7 de la mañana tenían que estar de nuevo. Y el domingo, después del mediodía era libre. Hasta el lunes. En total debemos haber estado unos 4 meses concentrados. 

-¿Y no hicieron amistosos?
. No podíamos jugar contra nadie. Hacíamos amistosos de entrecasa, con amigos nuestros. Pero ganábamos 80-20. 

- Ustedes después del Mundial juegan los Panamericanos de 1951, también en el Luna.
. Sí, pero ahí ya se había metido la política. Para el Mundial, el gobierno no se metió para nada. De hecho Perón no vino a ver ningún partido de Argentina. Para los Panamericanos, en cambio, fue distinto. No pudimos hacer la preparación en River y nos fuimos a unos hangares en Ezeiza. Todos los equipos fueron a ahí. Un día aparece Perón y viene a la cancha de básquet y me dice "¿ustedes se entrenan acá?". Yo no sabía qué contestarle. Le dije que sí. "¿Pero cómo puede ser?". Claro, imaginate que eran canchas de polvo de ladrillo. Se puso como loco. Lo llamó a Canavesi y ahí medio que lo cagó a pedos, aunque no era culpa de Canavesi. Jorge le dijo que él había planteado el problema desde el primer día, y que si él lo habilitaba, tenía la solución inmediata. "Delo por hecho", le dijo Perón. Y nos fuimos los últimos 15 días a entrenar al Instituto de Educación Física de San Fernando. Conseguimos dos cocineros, gente para limpiar... porque al ser marzo el Instituto estaba cerrado. Había dos canchitas, y ahí otra vez estuvimos dándole con todo 15 días, y levantamos. 

- En 1951 fue la famosa gira a Europa de Palermo, ¿no?
. Sí. El tema fue así. Cuando vino el All Star a jugar a Buenos Aires, contra el único que perdió fue contra Palermo. Entonces ellos quisieron armar una revancha. Y don Juan Borrachia les dijo que sí, pero en Estados Unidos. Don Juan era un hombre muy pudiente. Y así charlando con él un día le digo, ¿y por qué no nos vamos a Europa? "Bueno, dale, armate algo", me dijo. Así que con el delegado y el entrenador nuestro armamos una gira. Un negocio de ropa nos regaló dos juegos de calle y todo. Ponele que un martes teníamos que tomar el avión. El primer partido lo teníamos que jugar contra el Real Madrid. La semana anterior a partir sale una orden que no nos daban el permiso para ir. No sabíamos por qué. Después sospechamos que era porque pensaban que íbamos a perder todos los partidos. Nos imaginamos bah. Y como habíamos ganado el Mundial, no servía de nada. La cuestión es que en esa época había una artista llamada Fanny Navarro, que había venido a vernos en el Mundial. Yo la fui a ver, porque ella tenía mucha relación con Eva Perón, y me dijo: "Mañana la señora va inaugurar un hospital, venite con todos tus compañeros pero yo le voy diciendo algo". Fuimos, y ella nos armó una cita para ver al General. Al otro día fuimos a ver a Perón. "No puede ser", nos dijo, y nos dieron el permiso. Yo nunca supe si la orden de no darnos el permiso la había dado él. Pero bueno, entonces me preguntó si íbamos a ir a París. Yo le dije que no. Entonces me dijo: "Bueno, si hacen una buena gira, yo los invito una semanita en París". Llegamos un viernes a las dos de la tarde a Madrid y a la noche jugamos. Perdimos por un punto. Después ganamos todos los demás partidos: 12. A la selección de España, de Italia... una gira brillante, en todo sentido. Cuando faltaban unos días para terminar la gira, lo llamamos a Juan (Borrachia), que habló con Valenzuela, que era el contacto en el gobierno, y le dijo que nos mandara la plata él, que después él se la iba a reponer. Y nos fuimos una semana a París. Cuando volvimos nos recibió Perón.

-¿Usted cuándo lo había conocido a Perón?
. En el Mundial. Pasó una vez por la concentración en River. Nos deseó suerte y todo, pero a la cancha no fue nunca. 

-¿Usted se acuerda cómo se enteró de la sanción de la Revolución Libertadora que hizo que no pudieran jugar más?
. Mire, fue una cosa muy triste, porque nosotros estábamos listos para ir a Melbourne, a los Juegos Olímpicos de 1956. Y llegó la orden. No fue solamente una sanción al básquet. También a la natación, donde estaba Nicolao, a atletas que teníamos que eran muy buenos. Lo más lindo es que la Confederación nunca intervino. No tomaron ninguna medida. Algunos muchachos eran muy jóvenes. Colombo por ejemplo. Yo tenía 30 años. Estábamos varios de Londres 48 y de Helsinki 52: Uder, Menini, Furlong, yo. Hubiese sido un gran orgullo ir a tres olimpíadas seguidas.

- Con la mano en el corazón, ¿ese equipo estaba más para medalla que los de 1948 y 1952?
. Yo creo que sí, porque mirá lo que te voy a contar. Yo siempre tuve muy buena amistad con la gente de Uruguay. Palermo, de hecho, fue 30 años seguidos a jugar allá. Cuando Uruguay se preparaba para ir a Melbourne, nos pidió si podíamos armar un equipo entre Parque y Palermo para jugar contra ellos tres partidos, en Montevideo. Lo armamos y fuimos. Ganamos dos y perdimos uno. Uruguay después salió tercero en Australia. Y nosotros, no la selección argentina, sino un combinado solamente de dos clubes, le habíamos ganado dos veces. Eso creo que te da una respuesta.

-¿El equipo del 56 qué jugadores nuevos tenía?
. Teníamos a Ricardo Alix, a Horacio Colombo...no me acuerdo mucho ya, pero eran 3 o 4. Ya en los Panamericanos de 1955 no había muchos campeones de 1950. La mitad. La otra mitad ya era gente joven. Y para Melbourne, del 50, estábamos Furlong, yo, Menini, Contarbio, Uder, Viau. 

- La camada de 1948 a 1956 fue extraordinaria. ¿Cómo jugaban ustedes? Porque era otro básquet.
. Mirá, ¿querés que te diga una cosa? No sé si era tan diferente a como es ahora. Lo que pasa es que las reglas al juego lo han hecho más rápido. No te olvides que Argentina en 1950 le gana a Estados Unidos 64-50. Y en los Panamericanos de México tuvo un promedio de casi 70 por partido. No había triple ni regla de 24 segundos. Entonces no se tiraba tan rápido. Ahora nadie llega ni a 20 segundos. Y si pueden, tiran a los 5. 

-¿Quién era el mejor tirador del grupo?
. Roberto Viau era el que tiraba de más lejos. 

-¿Por qué lo eligieron capitán a usted?
. Porque Canavesi dijo que no quería intervenir en el nombramiento. Entonces dijo: "Para que nadie se sienta mal, yo le voy a dar un papelito a cada uno de ustedes y ahí ponen a quién quieren de capitán". Y mis compañeros, casi por unanimidad, me eligieron a mí.

- A ustedes los sancionan en 1956. ¿Lo último fue jugó fue entonces en la preparación de Melbourne?
. Sí, claro. Porque después la CABB nos inhabilitó y no pudimos volver. Cuando se levantó la sanción, después de la salida de los militares, jugué un poco más, pero ya era grande. Los más jóvenes pudieron retornar mejor, como Colombo, Viau. Porque eran muy jóvenes cuando los sancionaron. Yo jugué en Palermo unos cuantos partidos, pero era grande ya. 

-¿Y mientras estuvo sancionado tuvo relación con el básquet?
. Sí, yo seguía yendo a Palermo a jugar con los jóvenes, pero no podía jugar oficialmente en los torneos. Y después fui entrenador del equipo. Me dio mucha bronca porque cuando me sancionaron yo tenía 31 años y sentía que estaba en plenitud. 

- A casi 70 años de aquello, ¿me cuenta cómo fue lo del famoso regalo por el que los terminaron sancionando?

. Después del Mundial, fuimos a ver a Perón. Todo el equipo. Y él nos dijo qué queríamos, si necesitábamos algo. Había muchos que estaban haciendo el servicio militar, entonces le pedimos si les podían dar la baja. Aceptó. Entonces Pérez Varela, que era un chiquito muy simpático, tenía un autito de juguete. Lo puso arriba de la mesa y le dijo que él quería comprarse un autito, pero que la importación estaba cerrada. Que había que tener un permiso especial. Él trabajaba en Anilinas Colibrí. Entonces Perón nos dijo que el que quería el permiso se anotara. Te imaginás, ahí nos anotamos todos. Entrenadores también. 

-¿Pero alguien se trajo el auto?
. Sí. En realidad el tema fue así. Alberto J. Armando tenía una agencia de autos Ford, entonces él lo que hizo fue traer los autos que se podían traer con ese permiso, que en su mayoría fueron Ford Mercury, y algún Chrysler, y venderlos. Los vendió y nos pagó a nosotros por los derechos de importación que nos había habilitado Perón. Representaba un dinero importante. Uder se compró una casita por ejemplo. 

-¿Siguió mirando básquet, a la Generación Dorada?
. Sí, siempre. Y de hecho muchas veces vinieron los muchachos a Palermo: Ginóbili, Scola, Oberto. A comer, a visitarnos. Y hacíamos un regio asadito. 

- Ustedes fueron la primera Generación Dorada. 
. Yo pienso que sí, hasta que después León Najnudel creó la Liga que desembocó en todo esto. Es muy triste lo que pasa ahora con los clubes, sobre todo los clubes de barrio. Palermo no tiene problemas económicos, pero porque no participamos en torneos. No podríamos mantener ni una división de cadetes. Los chicos vienen, juegan en la cancha, la alquilan, pero si quisiéramos tener un equipo, un partido de infantiles te sale 10.000 pesos. Entre árbitros, mesa de control y demás. ¿Qué club puede bancar eso? Nosotros no tenemos problemas porque alquilamos el gimnasio, hay gente que colabora, tenemos alquilada también la parte donde está el restaurante. Cuando yo empecé en Añasco, o en Sportivo Buenos Aires, el entrenador, los cronometristas, los referís, eran amigos. Nadie cobraba nada por eso. El árbitro Ernesto Lastra, cuando fueron los Juegos de Londres en 1948, en la Federación no lo podían mandar para que arbitrara allá. ¿Sabés quién le pagó el pasaje para que fuera? El presidente de Palermo, don Juan Borrachia. Ahora, si en aquella época teníamos un millón y pico de jugadores federados, hoy tendríamos que tener cinco millones, ¿no?

- Creo que federados hay menos de 100.000
. Menos que cuando yo jugaba. Eso no puede ser. Antes los clubes estaban llenos de chicos jugando. Alguien tiene que hacer algo. 

-¿A la selección de China la vio? ¿Quién le gusta?
. Sí, la ví. Juegan muy bien. Campazzo es un gran jugador. Hay dos o tres llevadores muy buenos. La verdad es que todos lo hacen maravillosamente. 

- Le propongo un juego. Pongamos que en vez de 1925 hubiese nacido en 1995. ¿Le hubiese gustado ir a la NBA?
. Jajaja, qué se yo. ¡Claro que me hubiese gustado! El asunto sería saber si hubiéramos estado en condiciones. Yo creo que sí. 

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

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