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Maxi Ríos, el trotamundos del ascenso argentino

13:04 05/03/2022 | El tirador de Santa Paula Gálvez dialogó con Básquet Plus sobre su extensa carrera como profesional, que empezó en San Nicolás y lo llevó a recorrer países exóticos y gran parte de Argentina.

Foto del media day para la Liga Federal (Foto: Santa Paula Gálvez)

Maximiliano Damián Ríos nació el 16 de abril de 1981 en San Nicolás, provincia de Buenos Aires. Desde joven deslumbraba con la camiseta del Club de Regatas San Nicolás y con la selección de su ciudad. En 1997 tuvo su debut en la Liga Nacional con la camiseta del remero, bajó las órdenes de Sergio Hernández, que daba sus primeros pasos como entrenador.

Al año siguiente, gracias a Carl Amos (extranjero con paso en Regatas, Ferro, Peñarol y Andino), le surgió la oportunidad de viajar a Estados Unidos con Francisco Rasio para terminar la secundaria y jugar allá. A los padres de Maxi no le gustó mucho esa idea y no se lo permitieron hasta no terminar sus estudios en su ciudad natal. Mientras tanto, durante los años posteriores viajaba a Miami en vacaciones de invierno por el ahorro de su salario como jugador.

Ya con el secundario terminado, en el 2000 Rasio se vuelve a contactar con Ríos porque había una vacante en su equipo y quería que vaya a jugar con él. Maxi acepta y tuvo un gran desempeño en el torneo: “Voy ahí y juego, estaba medio asustado los primeros partidos, después me solté en el segundo y empecé a meter 35 por partido. Yo estaba jugando en la liga A acá y pasé a jugar con pibes de la secundaria. De ese torneo volvimos a Miami y me empezaron a llegar cartas de universidades queriendo reclutarme”.

Estados Unidos, sus estudios y el básquet

Tras varias visitas a distintas universidades, Ríos decidió estudiar en Clayton State University en Georgia. Jugó dos temporadas para la universidad y tras buenas actuaciones lo llamó Mercer Bears de la división 1 de la NCAA. Pero cuando lo llaman le dicen que no podía jugar por haberlo hecho profesionalmente en Argentina y debió volver al país a jugar una liga que no fuese profesional.

Allí desembarcó en Río Gallegos para jugar en el Boxing Club la Liga Patagónica y los Juegos de la Araucanía. Regresó a Estados Unidos para jugar en Clayton State y continuar con su carrera académica. Empezó a estudiar astronomía y psicología. Pero al complicarse con los tiempos entre los libros y el básquet se dedicó solamente por la última carrera universitaria.

Luego de dos temporadas en la universidad, solamente le quedaban tres materias para recibirse de psicólogo. Allí le surge la posibilidad de jugar en Europa y se dirigió hacia un campus de reclutamiento en Luxemburgo. A los dos días ficha con el equipo Wiltz, ciudad a 50 kilómetros de la capital. Tuvo un entrenador portugués y él le ofreció mudarse a su país para jugar en el equipo que había fichado. Disputó una gran temporada y en 2005 decidió volver a Estados Unidos a terminar las materias de psicología.

Ríos explicó muy bien cómo funciona el sistema de becas para jugadores universitarios: “Me pagaron todo porque cada entrenador tiene diez becas. Si un jugador no se recibe, el equipo pierde la beca para la temporada que viene. Se tenían que recibir dos jugadores para recuperar la beca que tenían conmigo. Entonces para no hacérsela perder y por el beneficio mío de recibirme, me voy para allá, total me pagaron todo, viví en la Universidad como un estudiante más”.

Regreso a Argentina y su expedición por los torneos de ascenso

Ya con el título universitario bajo el brazo volvió a Regatas de San Nicolás y compartió equipo con Paco Festa y el Negro Olivares. Pero a mitad de temporada cruza de vereda y jugó varios meses en Belgrano de San Nicolás, histórico clásico del remero. “Yo en San Nicolás jugué en todos los clubes. Me conocen y yo no soy de ninguno. Mi bandera es el básquet. Yo donde voy juego y encima entreno un montón.  Y como me ven que entreno y voy a hacer las cosas bien, no me putean”.

Luego tuvo un buen paso en el TNA por Ciclista Juninense en la temporada 2007/08, que lo dirigía Adrián Cappelli. Volvió a Belgrano de San Nicolás y tras un excelente rendimiento lo llamaron de Chaco para jugar en Asociación Española de Charata la vieja Liga B. Rosario Central se cruzó en el camino del nicoleño y cuando finalizó el torneo decidió, para no estar parado, jugar tres meses en Temperley de Rosario con su hermano.

Allí tuvo la suerte de cruzarse con Leonardo Hiriart, que era el entrenador del equipo rosarino y estaba por continuar su carrera como asistente en Unión de Sunchales en el TNA. Hiriart le dijo que necesitaban un dos tirador y que le servía para volver a mostrarse en el plano nacional. Y sin dudas que funcionó. No solamente que volvió a la segunda categoría, sino que fue MVP y máximo goleador del viejo TNA.

Como no le gustaba estar sin jugar al básquet, viajó a Misiones para jugar en El Dorado y recibió el llamado de Leandro Ramella para jugar en Quilmes de Mar del Plata. Se formó un equipo increíble con Luca Vildoza, Maximiliano Maciel, Gregorio Eseverri, Tayavek Gallizzi y Gastón Essengue para conseguir el ascenso a la Liga Nacional en la temporada 2012/13. Maxi recordó su paso por el Cervecero y dijo: “El ascenso en Quilmes fue lo más groso por lo que representa, es un club especial. Te sentís un pro. Va mucha gente a la cancha, vas caminando por la calle y te piden autógrafos. Tienen eso que idolatran al jugador, entonces te hace sentir bien, te levanta el autoestima. Encima teníamos un equipazo y le ganábamos a todos. Encima Mar del Plata tiene la playa, hay gente de todos lados. Es el lugar ideal para jugar. Pero los que jugaron ahí y les fue mal, dicen que es terrible”.

Luego de una buena temporada en el cervecero recibió varios llamados de otros equipos de la Liga, pero habló con Rubén Wolkowyski y continuó su carrera en Sarmiento de Resistencia, Chaco. Luego desembarca en Viedma para jugar en Alianza con varios de sus compañeros que consiguieron el ascenso en Quilmes. Allí tienen una temporada discreta y se mudan con Eseverri a Salta Basket.

Pasó un año con Los Infernales y regresó a San Nicolás para jugar dos temporadas en Belgrano el Torneo Federal. En 2018 regresa a Ciclista para jugar la Liga Argentina y al pasar una temporada más, viaja a San Juan para jugar en Jáchal. No llegó a terminar la temporada por la pandemia y cuando se reanudó la actividad jugó en Zárate Basket medio Torneo Federal.

Tras un sorpresivo corte del equipo zarateño para que ingresen al equipo Brocal y Chaine, llamó a su amigo Renzo Piccarelli que era asistente en Jáchal. Negocian rápidamente y Maxi Ríos volvió al equipo sanjuanino a disputar los playoffs del Federal. Armaron un equipo muy interesante para pelear el torneo y lograron el título en el cuadrangular final disputado en Córdoba ante Pergamino Básquet, Comunicaciones de Mercedes y Zárate Basket.

Ríos recordó el título conseguido en la cancha de Instituto y dijo: “Encima el primer partido fue contra Zárate, con todos los que me habían echado. Ganamos, todo re bien. Al día siguiente jugábamos de nuevo, una presión bárbara. Le ganamos a Comunicaciones y pensábamos que habíamos ascendido. Pero no, le teníamos que ganar a Pergamino por más de 5. Encima cuando se jugó estaban todos los de Zarate porque habían ganado antes. Cuando salimos lo primero que hice fue saludar en la cancha y después me fui con la gente de Zárate a saludarlos. Me abracé con el intendente, con el entrenador. Con todos. Habían sido mis compañeros y luchábamos juntos hace unos meses.”

Actualmente el nicoleño se encuentra en Gálvez para jugar la Liga Federal en Santa Paula. Su equipo es el puntero de la división Córdoba-Santa Fe con cuatro triunfos y una caída.

Psicología deportiva y cómo ayuda al equipo

Además de jugar básquet, golf y formar una banda con un amigo colombiano, Maxi Ríos le dedicó gran parte de su estadía en Estados Unidos a estudiar psicología. Tras su graduación nunca ejerció de manera tradicional, pero si ayuda a sus compañeros de equipo o amigos siempre y cuando ellos lo requieran.

Generalmente suelen escribirle adolescentes, madres de jugadores adolescentes, las personas que no se deciden entre estudiar y jugar al básquet, y también conocidos o allegados que no saben para donde disparar.

Maxi explicó qué rama elige de la psicología y expresó: “Me gusta la psicología conductista, porque acá en Argentina es muy freudiano la psicología, muy del psicoanálisis, vuelven mucho para atrás en la conciencia. En Estados Unidos no es tan así, es más de la conducta. Hay un par de autores que se focalizan solamente en las conductas, en lo que hace el ser humano.  El psicoanálisis, si bien es efectivo también, lleva mucho tiempo. Hay gente que se pasa años yendo a terapia hablando de cuando eran jóvenes, y se les pasa la vida. Entonces nosotros miramos que aspectos de tu vida querés cambiar”.

El alero finalizó afirmando que varios compañeros de equipo también lo han buscado porque necesitan ser escuchados y no tienen a quién contarle sus problemas. Entonces buscan una persona neutral para sacárselos de encima. Y él los ayuda para que afronten sus problemas de la mejor manera posible, no solamente para el beneficio de quién lo necesita, sino también para lograr el mejor rendimiento de su equipo posible.

Maxi Ríos no planea dejar de jugar profesionalmente y dijo: “Yo digo que voy a jugar hasta que no me contrate nadie. Que el básquet me deje a mí. Uno nunca deja el básquet, el básquet te tiene que dejar a vos. Pasas toda una vida y es tan lindo que no lo queres largar”.

 

Francisco Messina/[email protected]

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