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Además de hombres imprescindibles como Bogdan Bogdanovic y Nikola Milutinov, Serbia tiene actores de reparto que desde el silencio se destacan. Y en esta semifinal el caso fue el de Aleksa Avramovic, cuyo trabajo fue frenar a Shai Gilgeous-Alexander, en una árdua tarea que le dio réditos y llevó a los balcánicos a la final del Mundial. Y casualmente el jugador de Partizán llegó al partido definitorio como en 2002, cuando el campeonato de Yugoslavia ganado ante Argentina lo inspiró a jugar.

“Llévame al gimnasio. Quiero entrenar baloncesto. Quiero hacer lo mismo” contó en FIBA que le pidió a su madre el nacido en 1994. “Por eso decidí ir a entrenar y empezar a jugar baloncesto en serio. Recuerdo esa época. Un día de septiembre, nos levantábamos a las 2 o 3 de la madrugada para ver esos partidos. Me gustó mucho cómo jugaba entonces Dejan Bodiroga y cómo jugaba. Era un líder en el campo. En mi opinión, es uno de los mejores de todos los tiempos”.

Debutó en Borac Cacak, para luego pasar por OKK Belgrado, desde donde dio el salto a Italia, a Varese, donde jugó por tres años. “Tenía 21 años y ya era hora de seguir adelante porque una buena parte de mis compañeros ya estaban en el extranjero. Así que Varese se convirtió en mi segunda casa. Pasé tres grandes temporadas allí, jugué los playoffs, jugué la Basketball Champions League (BCL), me encontré con muchas personas maravillosas aprendieron el idioma. Lo que es tan importante en todo, maduré, tanto como jugador como como persona” contó.

En 2019 jugó la ACB con Unicaja y de ahí pasó a Estudiantes de Madrid, donde sufrió el descenso. Desde el 2021 es parte importante del Partizán de Belgrado, el equipo de su país que es protagonista de la Euroliga.

“Es un hombre que lo entiende todo, que entiende a los jugadores al 100 por ciento. Y yo agregaría lo más impresionante: una calma irreal. Y eso me emocionó. Esa estabilidad, esa compostura, es increíble” expresó Igor Kokoskov.

Con la selección debutó a los 25 años en las Ventanas para el Mundial 2019, con solo 4 partidos, pero no quedó para la posterior Copa del Mundo. A partir del 2021 se hizo un fijo y poco a poco se ganó su lugar, con picos de 17.3 puntos y 3.7 asistencias en los clasificatorios a la cita del 2023 en Japón, Indonesia y Filipinas como un hombre importante para Svetislav Pesic.

Ya en este Mundial lleva 9.6 puntos, 1.6 rebotes y 2.2 asistencias, explotando en los dos costados con su intensidad desde la defensa.  Terminó contra los canadienses con 10 unidades y 2 robos, sin ir más lejos, su ingreso en el primer cuarto le permitió sacar hasta 11 puntos de diferencia.

Su cruce con Shai Gilgeous-Alexander fue su objetivo por varios días. Bogdan Bogdanovic contó los pormenores: “Aleksa estuvo mirando videos de Shai Gilgeous-Alexander los últimos dos días. Highlights, todos sus partidos, y dijo ‘Confíen en mí, voy a robarle una pelota’, y creo que le robó dos. Aplausos para él, para todos los chicos, un triunfo increíble.

"Es uno de los mejores días de mi vida. Mostramos lo que significa luchar por nuestro país, lo que significa luchar por las familias, los padrinos, los compañeros de equipo, la camiseta. Luchamos por nuestro hermano Borisa. Lamento estar tan emocionado" expresó luego del juego, y no es para menos.