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Dante Exum fue considerado alguna vez una de las grandes promesas de la NBA. Tanto es así que fue elegido en el 5° puesto del draft 2014, por delante de nombres importantes como Marcus Smart, Julius Randle y Zach LaVine, entre otros. Sin embargo, las lesiones fueron un lastre y nunca pudo establecerse.

El triple para igualar el juego ante Houston y enviarlo a suplementario fue solo una muestra de su confianza en unos Mavericks convencidos del potencial que tiene Exum para sumar. Y todo es ganancia para el australiano.

El alero solo jugó más de 60 partidos en la 2014/15, su año de rookie, y la 2016/17, recuperado de una lesión de ligamentos de la rodilla izquierda que se produjo jugando con su selección. A partir de allí tuvo lesiones de hombro y en 2019 una más de rodilla, esta vez en la derecha y en el tendón rotuliano.

Después de un paso por Cleveland de dos temporadas y solo 30 partidos, decidió salir en busca de minutos después de un trunco paso por Houston donde no llegó a jugar.

“Llevaba 7 años había tenido muchas lesiones. Pasaron cosas desafortunadas. Esa era la gran cuestión detrás de mí. Cuando pasó todo esto con Houston tomé la decisión de que sería salir y jugar” contó en Sporting News.

Y su destino fue Europa, más precisamente a un Barcelona que lo necesitaba para alargar el plantel en 2022. “Me puse a mirar y esperar la mejor oportunidad fuera de Estados Unidos y ahí fue donde apareció el Barcelona”.

A partir de allí fue una gran decisión, primero con paso en España y luego en Partizán de Belgrado, donde mostró su mejor versión en el Viejo Continente. “Ir a Europa fue una gran experiencia para mí. El juego tiene una calidad increíble y tiene a algunos de los mejores entrenadores con los que he estado estos dos últimos años”.

“Ir al Partizán me dio la oportunidad de hacer una temporada entera, mostrar dónde estoy y quién soy. Creo que gracias al Partizán estoy aquí de regreso” contó un perimetral australiano que para la 2023/24 firmó por dos temporadas con los Mavericks y sorprendió a muchos.

Desde allí comenzó a ganarse poco a poco su espacio y con un aporte importante desde la segunda unidad para los de Jason Kidd. Y el australiano dio un salto de calidad tan grande que cumple su tercera temporada con mayor cantidad de partidos y la mejor en minutos desde su año de rookie, con 20 por juego. Pero también con sólidos 8.1 puntos, 2.7 rebotes y 2.9 asistencias, coronando su mejor año en la liga.