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A lo largo de la historia hubo muchos momentos que serán recordados por siempre. Uno de los hechos que quedó grabado en la retina de muchas personas es el vivido por Michael Jordan en las finales de 1997 entre Chicago Bulls y Utah Jazz por la NBA. Esta situación también formó parte de la serie The Last Dance.

En la previa del quinto partido de la final de la temporada 1996/1997 entre los Bulls y el Jazz por la NBA, Jordan se antojó con comer una pizza. Tim Grover, preparador físico de Chicago y hombre de confianza intentó convencer a Su Majestad que no lo haga, pero no lo logró.

El quinto partido se jugaba en Salt Lake City y la serie estaba nivelada en dos victorias para cada uno. Jordan y Grover encargaron la pizza que llegó unos minutos después pero hubo algo que llamó la atención: fueron cinco personas las que hicieron la entrega. Poco le importó eso a Su Majestad que se comió la pizza sin problemas.

Los problemas comenzaron un rato más tarde. A partir de las tres de la mañana Jordan comenzó a sentir malestar: había sufrido una intoxicación alimentaria. Aunque se especuló con su posible ausencia del partido, Michael se presentó igual y dio una verdadera muestra categórica de juego.

Volando de fiebre, Jordan fue imparable para Utah, se destacó con 38 puntos para darle la victoria a Chicago y poder desnivelar la serie por 3-2. De esa jornada quedaron algunas imágenes icónicas como la de Michael tirado en el banco de suplentes durante los minutos tratando de recuperarse, agachado en cancha buscando un poco de aire y la de Scottie Pippen que lo cargó en sus hombros para llevarlo al vestuario tras una nueva muestra de su calidad.