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Un 19 de julio de 2016 se jugó la última final a siete partidos. Se cumplieron nueve años y, como si fuese un regalo por el aniversario de aquella remontada de los Cavaliers, volvemos a tener un Juego 7 en las Finales de la NBA, el mejor escenario posible. Indiana le ganó a Oklahoma City Thunder como local por 108 a 91 y esquivó la bala. Ahora todo se decidirá en la casa del Thunder, que tendrá que mostrar una mejor imagen.

El partido se definió temprano gracias al buen juego colectivo de Indiana, que tuvo como figuras a Toppin (20), Nembhard (17), Siakam (16) y Haliburton (14). En Oklahoma City, el goleador fue Shai Gilgeous-Alexander con 21 unidades.

Empezaron 0 de 8 y luego pasaron a meter 8 de 10, con cinco triples al hilo. Las defensas se intensificaron y Chet Holmgren pasó a ser el sostén en la pintura de OKC. Indiana no le tuvo miedo a los lanzamientos y tiró 14 triples en el primer cuarto. Oklahoma mostró una mejor cara, pero dependió demasiado de Shai y Jalen Williams, quienes monopolizaron el balón en los primeros minutos. Esto fue aprovechado por unos Pacers que, gracias a un TJ McConnell encendido, dieron un paso firme en su objetivo de extender la serie.

Indiana luchó, metió toda su energía y siguió golpeando a OKC, llegando a sacar una diferencia de 22 puntos al final del segundo cuarto, que terminó con una hermosa volcada y un buzzer beater en fade away de Pascal Siakam. El tercer cuarto arrancó seco, con ambos equipos teniendo dificultades para anotar. Recién a los cuatro minutos Haliburton volvió a convertir.

El elenco de Mark Daigneault tuvo un intento de reacción con un triple de Joe, algunas acciones de Hartenstein y Shai, y una falta técnica cobrada a Bradley de los Pacers. Sin embargo, Indiana volvió a tomar el control a puro triple, como durante todo el partido, y terminó el tercer cuarto ganando por 30 puntos: el Juego 7 ya era casi una realidad (90-60).

El último cuarto fue puro protocolo; los titulares duraron poco en cancha y ambos equipos mandaron a los suplentes. Finalmente se sentó Haliburton, quien no tuvo restricción de minutos ni se vio muy limitado por la distensión que casi lo deja afuera. OKC no estuvo a la altura, movió poco la pelota (13 asistencias, solo siete antes del último cuarto) y no mereció ser campeón esta noche. Indiana mostró toda su variedad de goleo y sigue con vida. Tal vez en Oklahoma la historia sea distinta, porque los locales se hacen sentir mucho en esta serie. Ahora, a esperar el Juego 7, el mejor escenario posible en unos playoffs.

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