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Pascal Siakam es, sin dudas, uno de los hombres del momento. Con el reciente traspaso del camerunés a Indiana Pacers proveniente de Toronto Raptors, ya no quedan integrantes del plantel campeón de la franquicia canadiense en la temporada 2018/19. Pero, además de eso, se viene a la mente la historia del interno que tuvo un crecimiento muy alejado de las canchas de básquet y no tenía intenciones de ser jugador de este deporte.

Pascal nació el 2 de abril de 1994 en Douala, Camerún. Es el menor de seis hermanos (tres varones y dos mujeres) y durante su infancia no estuvo ligado a los deportes, sino que pensaba más en cumplir el sueño de su padre, Tchamo, que era que sus hijos jugaran en la NBA para asegurarse que su futuro estuviera lejos de país de origen.

Los tres hermanos mayores jugaron en universidades de EEUU, pero Pascal no quería jugar al básquet, sino al fútbol y ser profesional como Samuel Eto´o, su ídolo. Sin embargo, a los 11 años de edad Pascal fue enviado por su padre a estudiar a un seminario para convertirse en sacerdote, un lugar muy estricto, duro y horrible, según contaban sus hermanos.

Pero en 2011 su vida cambió para siempre de manera inesperada. Si bien todavía formaba parte del seminario, se fue con unos compañeros a un campus de Basketball Without Borders, un evento organizado por la NBA. Allí la mejor liga del planeta quería conocer a las nuevas figuras del mañana provenientes del país africano. Justamente un coterráneo que estaba en la competencia estadounidense y fue como representante fue Luc Mbah Moute que por ese entonces jugaba en Milwaukee Bucks.

Moute quedó encantado con Siakam pese a que tenía pocos conocimientos del básquet, de hecho nunca había jugado, pero tenía muchas condiciones físicas. Esta situación le permitió ser invitado para participar de un evento en Sudáfrica al cual aceptó ir, luego de rechazarlo inicialmente, porque aprovechaba a visitar a una hermana que vivía en dicho país. Allí conoció a Serge Ibaka y a Luol Deng, otros dos jugadores africanos, y se dio cuenta que no era imposible llegar a la mejor liga del mundo si trabajaba para lograrlo.

Durante ese campus fue visto por varias hasta que llegó la esperada oferta de Estados Unidos. Si bien no estaba completamente decidido, entre los hermanos que ya estaban en tierras estadounidenses y su padre, lo convencieron de irse para América pese a no saber inglés. Era el primer paso para cumplir el gran sueño de su padre.

Le costó la adaptación pero fue mejorando paulatinamente, se fue consolidando, se fue ganando un lugar, comenzó a destacarse y no demoró en llamar la atención de varias universidades. Se quedó en Texas para competir en la NCAA y tuvo buenas actuaciones, pero un golpe familiar quiso desestabilizarlo: le avisaron que su padre tuvo un accidente de tránsito y murió. En ese momento tenía decidido volver a su país para despedirse de él, pero un problema con su visa de estudio no le permitía volver a EEUU.

Parece que eso fue un golpe que lo marcó pero Pascal se mentalizó en conseguir el sueño de su padre. Se volvió más fuerte y aprovechó una lesión de un compañero para ganarse minutos y demostrar su poderío. Se anotó en el draft del 2016 y fueron los Raptors quienes lo eligieron en la posición 27. El 26 de octubre de ese mismo año, Siakam cumplía el anhelo de su padre y jugaba su primer partido en la NBA. A partir de ahí, es historia conocida, fue uno de los que lideró a la franquicia canadiense a ganar su primer anillo de campeón, en la temporada 2018/19.