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El éxito del equipo durante la temporada regular suele ser un factor clave al considerar a un jugador para el premio al Jugador Más Valioso de la NBA. Esto se debe a que la mayoría de los jugadores que han ganado el máximo galardón individual de la liga provienen de equipos con un récord ganador, y algunos provienen de campeones o equipos con el mejor récord en la conferencia.

Las únicas excepciones fueron Kareem Abdul-Jabbar, quien jugó para los Los Angeles Lakers con un récord de 40-42 durante la temporada 1975-76, y Bob Pettit, cuyos St. Louis Hawks tuvieron un récord de 33-39 durante la temporada de la NBA de 1955-67.

Entre los dos, el caso de Pettit destaca porque, mientras los Lakers de Kareem estaban en la mitad de la tabla esa temporada, en el décimo lugar entre 18 equipos, los Hawks de Pettit estaban en el penúltimo lugar en la clasificación de una conferencia de 8 equipos.

Pettit fue nombrado Novato del Año de la NBA en 1955 después de promediar 20.4 puntos y 13.8 rebotes por juego. A pesar de tener al mejor jugador nuevo de la liga, su equipo, en aquel entonces en Milwaukee, terminó último en la División Oeste con un récord de 26-46 y se perdió los playoffs.

Durante la temporada baja, el equipo se trasladó a St. Louis y los Hawks ganaron 33 juegos durante la temporada siguiente en 1956. Pettit lideró la liga en puntos y rebotes con 25.7 puntos y 16.2 rebotes por juego, respectivamente, y fue nombrado el primer ganador del MVP de la NBA.

Pettit obtuvo 33 de los 50 votos en la votación para el MVP para ganar el premio. Paul Arizin de los Philadelphia Warriors quedó en segundo lugar con 21 votos al MVP, mientras que Bob Cousy de Boston obtuvo los 11 restantes. De esta forma, Pettit se convirtió en el primer - y casi último - jugador en ganar el MVP perdiéndose los playoffs al mismo tiempo.