Informe Especial

El seleccionado argentino masculino U16 demostró que hay futuro

16:40 30/08/2021 | Los resultados acompañaron, pero lo más importante es el talento, la unión y el margen de progreso que dejó un grupo que ilusiona muchísimo.

Argentina solo perdió un partido en el torneo (Foto: FIBA)

A pesar de la poca preparación y la incertidumbre en medio de una pandemia, el seleccionado argentino masculino U16 demostró estar listo para el desafío y el resultado final fue solo eso.

El proceso viene confirmándose y el objetivo de la clasificación al Mundial U17 del año próximo dejaron en claro que todavía no se descubrió el techo de un grupo que ilusiona a muchos.

Se compitió contra las potencias, se le ganó a Canadá en la presentación y se imprimió el adn del seleccionado mayor, con la idea del dominio defensivo para luego retroalimentarse adelante con variantes que pregonan la creación de los intérpretes.

En ataque ningún jugador del plantel de Leo Gutiérrez y Mariano Marcos promedió al menos 13 puntos, pero tres lograron una media de 12 o más tantos y cuatro más de seis, lo que significó que las ofertas fueron múltiples y la ofensiva no se centró en pocos activos.

Tiziano Prome fue incluido en el quinteto ideal en base a sus 12,0 puntos y 7,0 rebotes, con una proyección interesante para amoldarse a lo que se demanda de un interno en el básquet actual, y gracias a una mejoría física notable, dominante potencia, control del cuerpo y facilidad para llegar al aro.

Juan Bocca terminó siendo el goleador con 12,7 tantos, imprimiendo una habilidad particular para encenderse de tres (¡41,9% en triples en el certamen!) y con todavía mucho margen de progreso atrás, a la vez que Lucas Giovanetti no mostró su mejor versión en la final, pero logró dar luces de su calidad en ambos costados a lo largo del FIBA Américas tras promediar 12,2 puntos por juego.

Nacho Respaud desde el banco fue una solución fija (11,5 tantos por encuentro), Peral Solana contribuyó en ataque y con la presión defensiva, Drazen Singoj hizo lo propio adelante con la conducción y el goleo, López y Lomello en la pintura, y Pérez, Sucatzki, Zanotto y Pratto se acoplaron aportando un poco de todo cuando los utilizaron.

Altura, habilidad para atacar de frente desde la generación con el balón y buenos tiradores (Argentina fue el mejor del torneo en triples anotados de promedio con 10,2 y en total con 61) terminaron siendo las variantes de un elenco que tiene aún cosas por afianzar.

Lo mismo en defensa, con la presión todo el campo y después zona 2-3 o el hombre a hombre cubriendo espacios y comunicándose constantemente entre todos para luego salir en transición, tal y como se viene haciendo en todas las camadas de la selección argentina.

Funcionamiento desde los nombres propios y también en cuanto a lo colectivo, el crisol perfecto para alcanzar las metas y continuar respetando el crecimiento. El norte se va despejando y el futuro del básquet puede estar tranquilo. El Mundial, entre ceja y ceja. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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