NBA 2019/20

Stephen Curry, un ejemplo de autosuperación constante

18:29 05/03/2020 | El base estrella de Golden State Warriors se convirtió en el mejor tirador de todos los tiempos a base de esfuerzo y dedicación. Un repaso a sus inicios.

Steph Curry, uno de los mejores bases de la historia. Foto: Getty Images.

Esta noche, en el partido entre Golden State Warriors y Toronto Raptors, volverá a las canchas Steph Curry luego de que una lesión en la muñeca lo mantuviera ausente por cuatro meses. Para muchos, el base ya tiene los pergaminos suficientes para ser considerado el mejor tirador de todos los tiempos. Y, aunque otros no lo ubican en la cima de ese podio imaginario, todos reconocen su excelencia a la hora de lanzar al aro. Su soltura y la facilidad con la que anota tiros casi imposibles invita a pensar que Curry cuenta con este don desde que nació. Sin embargo, su historia demuestra que esa cualidad es producto del trabajo duro, de las repeticiones robóticas y de la fuerza de voluntad.

Para entenderlo, hay que remontarse a sus orígenes. Años en los que el pequeño Steph era conocido como el hijo hiperactivo de Dell Curry, uno de los mejores tripleros de la década del noventa. En sus tiempos de instituto, el mayor de los hermanos estaba muy lejos de ser una eminencia en el tiro. Tenía talento y lo exhibía cada vez que podía, pero sufría mucho por su fragilidad física y le costaba incluso levantar la pelota para lanzar correctamente. Era una deficiencia que provocó que su padre le preguntara si verdaderamente quería entrenar ese aspecto. Curry, mucho más bajo que la gran mayoría de sus compañeros, entendía que debía ser implacable a distancia y aceptó.

Lo que siguió no fue fácil para él ni lo hubiera sido para ningún adolescente: tardes interminables en las que Dell intentó perfeccionar su mecánica. Tiro tras tiro. Repetición tras repetición. Hubo momentos en los que Steph casi tira la toalla: "Salía llorando y decía que no quería seguir. Era muy duro para un muchacho de su edad", cuenta su hermano Seth, quien también destaca en la NBA por su facilidad para encestar. A pesar de las dudas, Curry se mantuvo firme. Poco a poco, sus modos se ajustaron y comenzó a disfrutar de una nueva forma de ejecucción. Una más fina y que le permitía acertar con mayor asiduidad.

El resto es conocido por todos los fanáticos del juego: llegó a la Unversidad de Davidson, brilló en el March Madness y fue seleccionado en la séptima posición del Draft 2009 por los Warriors. Desde ese entonces, se transformó en una superestrella y en uno de los atletas más lujosos, divertidos y ganadores del mundo. Pero nunca, ni cuando la fama lo elevó hasta la cima, dejó de entrenar como un obseso. Hasta el día de hoy, el dos veces MVP completa rutinas que desafían la resistencia de un deportista. Todos ellos con Brandon Payne, su personal trainer desde que pisó la liga. En esas jornadas de perfeccionamiento, Curry practica una y otra vez cada uno de los movimientos que luego hace en la cancha. Utiliza lentes especiales, pica pelotas de tenis con una mano y de básquet con la otra y se encomienda a realizar secuencias de tiro tan complejas como ridículas.

El agente de Luka Doncic, la sensación del deporte estadounidense en estos tiempos, pactó hace poco más de un año una cita con el tres veces campeón de la NBA y Payne. ¿La razón? Una muy simple: mostrarle de primera mano lo que se requiere para ser una leyenda: "Quería hacerle entender que alguien en ese nivel también puede tomar instrucciones, ser corregido. Brandon está aquí diciéndole a Steph que haga esto o lo otro. Es uno de los tres mejores jugadores de la liga y tiene a alguien que lo empuja a ser todavía mejor. No se trata tanto de su habilidad, sino del trabajo que le pone a ello", contó Bill Duffy, el representante del esloveno. Y es cierto: Curry no nació siendo una figura. Se lo ganó, como diría Winston Churchill, a base de "sangre, sudor y lagrimas".

 

Leandro Carranza/[email protected]
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