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El quinto partido comenzó como había terminado el cuarto en Córdoba, con un Instituto agresivo y un Boca con más pérdidas de lo habitual, más Lugarini anotando 8 puntos seguidos para un 16-3 de la visita que podía hacer imaginar que se repetiría la historia. Pero ahí se cortó. Pérez movió fichas rápido con el ingreso de Ibargüen y con eso, más el oficio de Vega, pudo descontar con una segunda de cuarto a la inversa, con Instituto perdiendo muchos balones y Boca castigándolo hasta incluso pasar al frente con un triple sobre la chicharra de Cuello.

Instituto jugó en esa parte un dos contra uno contra Vildoza y José entendió que, como generador, lastimaba. Desde su pase de salida Boca convirtió tiros abiertos con muy buena ubicación de espacios. No necesitó de su anotación. 

El segundo cuarto tuvo nombre y apellido: Andrés Ibargüen. Castigó Boca todos los cambios defensivos de Instituto metiendo el balón cerca del cesto con el colombiano. Sin tener en sus armadores el poder de gol, creo que ellos fueron el señuelo para que Boca terminara consiguiendo también lanzamientos abiertos, con Giorgetti anotando varios triples y un buen ingreso de Cooper. Se vislumbraba ahí un Boca cómodo, con Instituto corriendo de atrás por primera vez en la serie en lo defensivo, con un tanteador alto al final del segundo cuarto (45-40), pero con una diferencia corta. 

Destaco otra vez dos individualidades en la segunda mitad, sobre todo en el 3C: Negrete en Instituto y Vega en Boca. Empieza a darse ahí un juego de golpe por golpe donde se veía a un Boca dominante, pero que no quebraba en el score. Eso, sabiendo la amenaza que es Instituto, siempre hace creer que el resultado estaba abierto.

Instituto dejó de hacer la defensa de cambios y empezó entonces a aparecer la figura de Pepe Vildoza. El último cuarto fue una continuidad del tercero, con Instituto sobreviviendo con los tiros de Copello, las caídas de Saiz, y Boca sintiéndose cómodo, pese a no convertir tanto. No parecía que fuera a darse un cierre tan apretado. Pero por eso esta final es tan atrapante. Porque los dos equipos tienen argumentos para poner en problemas a su rival en una o dos posesiones. 

Rebotes ofensivos de Instituto, acciones profundas con descargas para Saiz y Negrete tomando decisiones difíciles en momentos calientes hicieron que se llegue a ese final donde una falta sobre Ibargüen terminó definiendo el juego. Pepe Vildoza también metió dos pinceladas clave ante una defensa que ya no se cerró tanto sobre él. 

Otro factor importante fue el de Cooper. Él tiene claro su rol en Boca y su tarea fue parecida a la de la final del Súper 20. Ese rol se maximiza cuando sus acciones ofensivas son efectivas. Es decir, Cooper es un jugador de uno contra uno y cuando él entra en acción Boca pierde circulación, pero al ser un anotador, tiene libertades para buscar anotar y su capacidad para hacerlo es innegable. Cuando Pérez lo pone, el equipo sabe que va a tomar decisiones, y ayer las tomó y le salieron bien, por eso fue un factor clave. 

Curiosamente, creo que fue quizá el mejor partido de Boca, pero que ganó de forma más apretada. Detalle a tener en cuenta desde las rotaciones: Pomoli está claramente diezmado y eso Instituto lo siente, lo que llevó a Lucas a probar algo que pensé que iba a usar antes, incluso durante la temporada: Aaliya de cinco, Lugarini y Monacchi. Instituto se siente cómodo jugando bajo.

La serie es pareja, emotiva, la estamos disfrutando mucho los que estamos afuera y seguramente lo que queda no va a defraudarnos. 

Juan Pablo Varas
Entrenador de Regatas Corrientes