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Nikola Jokic volvió a colocarse en el centro de la discusión por el premio al Jugador Más Valioso de la NBA. Con Denver Nuggets en la segunda posición del Oeste y su rendimiento individual en cifras históricas, el serbio aseguró: "Este es mi tercer o cuarto año consecutivo en este asunto, así que… no lo sé. No lo puedo controlar. Diré simplemente que creo que estoy jugando el mejor básquet de mi vida, así que si eso es suficiente, es suficiente. Si no, el chico se lo merece. Es realmente increíble". La referencia es clara: su principal competidor es Shai Gilgeous-Alexander, líder de un Oklahoma City Thunder que domina la Conferencia.

La batalla entre ambos ha sido feroz y se reflejó en el doble enfrentamiento reciente entre OKC y Denver. En el primer duelo, SGA se impuso con 40 puntos para la victoria de su equipo. En el segundo, Jokic respondió con una actuación monumental de 35 puntos, 18 rebotes y 8 asistencias, liderando a los Nuggets al triunfo. En términos colectivos, el base canadiense saca ventaja con un récord de 53-12 para los Thunder, superando por 11 juegos a los vigentes campeones (42-23), una diferencia que puede ser clave en la votación final.

Los números individuales refuerzan la paridad. Jokic promedia 28.9 puntos, 13.0 rebotes, 10.5 asistencias y 1.8 robos en 36.4 minutos por juego, con un 62% en dobles, 43% en triples y 81% en tiros libres. En tanto, Gilgeous-Alexander acumula 32.7 puntos, 6.2 asistencias, 5.1 rebotes y 1.8 robos, con un 58% en dobles, 37% en triples y un notable 90% en libres. Ambos lideran a sus equipos con una eficiencia impresionante, dejando la decisión en manos de la mejor narrativa.

El argumento más fuerte de Jokic es su impacto en todas las facetas del juego, evidenciado en sus 26 triples-dobles en la temporada, superando sus registros previos en años donde se llevó el MVP. Además, se convirtió en el motor absoluto de Denver, con su habilidad para asistir, anotar y rebotear a un nivel pocas veces visto en la historia.