Liga Nacional 2020/21

San Lorenzo, el campeón que supo adaptarse a todos los cambios posibles

20:35 17/05/2021 | Utilizó 20 jugadores en la temporada, la pasó mal por momentos y pareció caerse. Se recuperó como siempre. Un informe en conjunto con Tubscout.

San Lorenzo tuvo sus decaídas, pero se compuso (Foto: La Liga Contenidos)

La ley de Murphy defiende que si algo puede salir mal, saldrá mal. Así lo afirmó en 1949 un ingeniero aeroespacial llamado Edward Aloysius Murphy cuando descubrió que no estaban bien conectados todos los electrodos de un arnés que buscaba medir los efectos de la aceleración y desaceleración en los pilotos.

Aquellos principios y máximas poseen su nodal explicación en lo que es la memoria selectiva de los seres humanos y sus respectivos sesgos, tales como la inclinación hacia la negatividad, que provoca tenebrosidad y recordar con más énfasis los casos negativos ante los positivos o los neutros, y la confirmación, que genera hacerle caso solo a los ejemplos que ratifican las creencias de cada persona.

San Lorenzo, en cierto punto, logró quebrar con algunos de esos postulados de la ley de Murphy, recuperándose de lo que parecía ser una crónica de irregularidad anunciada por toda la temporada. Utilizó la exorbitante cantidad de 20 jugadores en la campaña 2020/21 y supo sobreponerse a las adversidades para mutar y evolucionar en forma de mariposa, alcanzando su versión más óptima en el momento más decisivo. 

El primer aspecto que establece la volatilidad por la que tuvo que pasar el equipo de Silvio Santander es el ritmo (PACE), en el que el Ciclón empezó jugando desmedidamente, a un impresionante 79,92 durante el tramo que recorre el inicio de la temporada el 4 de noviembre y la pausa obligada por el Covid desde el 18 de noviembre.

Poco a poco, el Azulgrana supo bajar su ritmo, manteniéndose en 77,5 desde el 4 de diciembre hasta el final de la regular el 4 de abril, y decreciendo aún más en los playoffs, con 75,98 en los cuartos, 74,54 en las semis y 72,42 en la instancia decisiva, en la que hubo mérito de Quimsa por su defensa y también una prioridad por seleccionar mejor los tiros de los campeones.

 

Gráfico: Tubscout

 

¿La razón que lo justifica? El paradigma que se ve en el paulatino decrecimiento del ritmo en relación con la mejora en los porcentajes de tiro verdadero, que suma todos los lanzamientos de dos, de tres y de libres. Pasó de 53,75 en el primer tramo a 55,94 en el segundo, 67,02 en el tercero, 59,45 en el cuarto y 54,79 en el último, con una final en la que la defensa de Quimsa se hizo notar, como así también la baja efectividad en los triples, ya que solo el 10,87% de sus tiros anotados en total provinieron desde ese sector. 

 

Gráfico: Tubscout

 

A la hora de hablar del rating ofensivo los de Santander supieron también adaptarse, ganando claridad a medida que pasaron los meses y demostrando su mejor cara en los playoffs, especialmente en los cuartos de final. Se fueron de un 106,16 en el primer corte tomado a un 128,06 en la ronda inicial de playoffs. Otra vez, aquel bajón en ataque mencionado en la instancia decisiva se vio en este índice, en el que mejoró con respecto a la semi (de 108,55 a 111,71), pero se cayó si se evalúa la etapa anterior. 

 

Gráfico: Tubscout

 

“Nada dura para siempre, así que en algún momento todas las piezas de una máquina se romperán”, es una de las principales máximas de la ley de Murphy que San Lorenzo logró sortear, y la defensa tuvo muchísimo que ver. Si una característica define a los equipos de Santander es la falange que se suele formar atrás y el Ciclón no fue la excepción.

 

Solo en los cuartos y en la final su rating defensivo fue superior a la media que la Liga tuvo esta temporada (102,01) y en ambas situaciones hay que destacar los excelentes niveles ofensivos de sus rivales, Instituto y Quimsa. Los dos fueron Top 5 en eficiencia de ataque esta campaña, con la Gloria siendo segunda (108,07) y los de González primeros (108,67). 
 

Las reglas hicieron lo suyo, pero la creatividad defensiva que le aportó Santander a sus jugadores fue clave. En el último tramo intentaron marcar el pick and roll con atrapes, steps, cambios y show, siempre buscando forzar el error, con mucha complicidad de sus dirigidos para interpretar las desventajas de los atacantes.  

 

Gráfico: Tubscout

 

Por último, su cuidado del balón siguió con el patrón de menor ritmo mejor cuidado y eficiencia. Empezó con un ratio de asistencias/pérdidas por debajo de la media del certamen (1,03 San Lorenzo y 1,21 la Liga Nacional) y solo en las semis y la final volvió a repetirlo, con la misma complicidad de las defensas de sus contrincantes, puesto que San Martín y Quimsa mantuvieron dos de los mejores rendimientos del torneo en la 2020/21. De hecho, los correntinos y los santiagueños compartieron con el Azulgrana el podio de menos tantos recibidos por posesión. 

 

Gráfico: Tubscout

 

Otro de los principales fundamentos de la ley de Murphy, publicado en 1997 por Robert Matthews en un artículo en Scientific American, es que llevar un paraguas cuando hay previsión de lluvia hace menos probable que llueva. 

Y ese paraguas de San Lorenzo fue la defensa, en conjunto con un ritmo no tan elevado en comparación al que inició buscando y con mayor eficiencia a la hora de seleccionar sus lanzamientos, con intérpretes como José Vildoza, Penka Aguirre y Nicolás Romano, entre otros, que rompieron sistemas con creatividad, exigencia y disciplina en ambos costados. 

Cinco títulos seguidos, quizás el de la 2020/21 fue el más sacrificado de todos. Nada les llegó fácil, se adaptaron a los contratiempos, florecieron sobre las piedras y se levantaron para demostrar por qué nunca, absolutamente nunca, hay que subestimar el corazón de un campeón.

Sangre, también planificación, respeto por el plan y conjugación a la perfección por sus jugadores para evitar que lo que podía salir mal, salga mal.

¿La ley de Murphy? No, la ley de Silvio. A levantar el anillo, que se vea el brillo. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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