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¿Y ahora qué, Sixers?

15:20 15/05/2022 | Philadelphia terminó una temporada más sin cumplir los objetivos, pero el futuro se presenta todavía más complicado. ¿Qué hacer con Harden?

Harden y Embiid son el epicentro, pero Morey y Rivers tendrán un rol clave en el futuro

Aunque salten rápidamente a criticar esta frase, James Harden es un enorme jugador de básquetbol. Con defectos, claro. Con algunos problemas todavía más complicados, como el hecho de no poder hacer ganadores a sus equipos. Quizá él, y los que lo contratan, le ven una condición que no posee, o que todavía no pudo explotar, sobre todo este año, o en el mejor momento de Houston. 

El tema es que, como a todos, los años le han pasado y hoy La Barba tiene casi 33 años, un contrato altísimo, con una temporada más opcional a su favor y una decisión que tomar (optar por ese año o firmar un contrato nuevo). También tiene que tomar decisiones Philadelphia, que hizo una jugada poderosa en el trade deadline tomando a Harden por Ben Simmons y puede terminar cayendo en uno de los peores contratos de la historia. 

Veamos. Harden tiene el 2022/23 con 47.4 millones garantizados. Puede tomarlo o no y entrar en la agencia libre. Si lo toma, luego podría extenderlo con los Sixers por 4 años y 223 millones. Si no, en la agencia libre, podría firmar con los propios Sixers por 5 años y 270, o con otro equipo por 4 y 200. En todos los casos, son cifras gigantescas, que no parecen coincidir con lo que Harden viene devolviendo a sus equipos. 

Se sabe que Daryl Morey, actual GM de los Sixers, fue el mismo que ocupando ese cargo en Houston lo llevó a los Rockets, y que ayer, en la conferencia de prensa post final de temporada, aseguró que Harden va a seguir. No dijo cómo, pero sí que va a seguir. Lo mismo respondió sobre Doc Rivers, al que muchos dan como futuro coach de los Lakers. Doc estaba al lado de Morey cuando respondió por su continuidad y no reveló nada con su rostro. Inmaculado. De hecho, Rivers tiene 3 años más de contrato.

¿Cuál sería el plan de Morey ahora? La opción de darle 270 millones a Harden no está en los planes. Por cómo jugó en los Sixers, y sobre todo por la pésima imagen que dejó en el encuentro eliminatorio ante Miami, donde tiró 2 tiros en toda la segunda mitad y fue un fantasma. Morey no lo dice, pero aspira a que Harden acepte un contrato menor (gigante de cualquier modo), para que el equipo tenga cierta flexibilidad económica que permita rodearlo mejor, porque aunque el equipo tenga el año que viene toda la pretemporada para prepararlo realmente (este año llegó para el final), Harden ya no será el de sus años top, porque físicamente ya no puede hacerlo. Sin embargo, en Brooklyn, donde tuvo muy buenos momentos, demostró que puede ser muy útil generando juego para los demás. 

También se espera que Embiid mantenga este nivel (tiene 28 años, puede hacerlo), que no se pierda más partidos que los de este año por lesiones (14, la menor cifra de su carrera), que Maxey siga creciendo para justamente aprovechar a Harden al lado, que Harris sea regular, que Thybulle, Green y Niang rindan en su rol y agregar algo más. 

De todos modos, quizá el mayor problema no sea ese. La consistencia mental de los líderes de Philadelphia aparece como el mayor escollo. Embiid tiene la lengua fácil, Harden la salida rápida (se fue por pedido suyo de sus últimos dos equipos en los últimos dos años), y las palabras del camerunés, quizá mal interpretadas, en relación a Jimmy Butler, puede que no terminen siendo gratis. Para manejar eso, igualmente, Doc Rivers es uno de los mejores. Aunque su falta de éxitos recientes es otra presión que se agregarán estos Sixers para el año que viene. ¿La última chance?

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