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En la NBA de los 80,90 y hasta cierto punto de los 2000, las figuras de la liga generalmente estaban asociadas a una sola franquicia con la cual podían hasta llegar a renovar tres contratos, por eso que cuando se habla de Shawn Kemp, automáticamente lo que se viene a la imagen del fan es la camiseta verde y amarilla de los Sonics.

El idilio entre The Reign man y los Sonics, aún está intacto  por lo realizado a lo largo de ocho temporadas con volcadas increíbles y grandes campañas junto a Gary Payton, hasta que Kemp optó por otro camino, en busca de un mejor contrato y ser miembro del club de los cien millones. La primera experiencia en los Cavs no fue nada mal con una media de 18.0 puntos y 9.3 rebotes en un equipo que llegó a los playoffs y cayó en primera ronda.

Los 107 millones de dólares que invirtió Cleveland en Kemp, no había empezado mal en la primer campaña, dado que el ex Seattle cumplió, pero para el segundo capítulo, el lookout patronal fue un antes y un después. La huelga se extendió desde el 1 de julio 1998 al 20 de enero de 1999 y estuvo a punto de no jugarse en aquel año, sobre el límite estipulado por David Stern (7 de enero) los jugadores arreglaron la situación y acordaron jugar una temporada corta, con calendario comprimido de 50 partidos desde el 5 de febrero.

Con esta situación, la condición física de los protagonistas corría por cuenta de ellos mismos y algunos se cuidaron y otro no. Shawn Kemp fue de los que no y volvió al campamento de pretemporada con 15 kilos de más, demasiado para una figura estelar a la cual habían depositado toda la confianza con una extensión de contrato de semejante suma.

Kemp estaba anotado con 127 kilos y cayó a la pretemporada corta con 142 kilos y un estado que denotaba que no había hecho mucho ejercicio en el verano. Mike Fratello, entrenador del equipo en aquel entonces cuando recuerda la anécdota, resalta la honestidad de Shawn.”Fue realmente muy honesto. Le pregunté ‘Shawn ¿cómo sucedió esto? y el me respondió ‘coach, sinceramente no pensé que íbamos a volver esta temporada’”.

Toda aquella situación fue risueña para la NBA, al ver el estado de forma de Kemp, comparándolo con su fineza en Seattle. Pero en lo interno de la franquicia, fue un quiebre debido a que Reign Man no quería saber nada con dietas y se rehusó a contar con un chef personal para acondicionarse desde lo alimenticio, solo quería ponerse bien haciendo básquet y físico. En los números no le fue mal, promedió su mejor número en puntos en Cleveland con 20.5 y 9.2 rebotes, aunque el equipo no llegó a playoffs con registro de 22 triunfos y 28 derrotas.

Aquella falta de compromiso provocó malestar en la dirigencia y la historia de Shawn duró una temporada más sin playoffs y en sus tres años en Ohio, su máximo recuerdo es aquel mal estado de forma de una estrella que fue desinflando su imagen de jugador, conforme fue llegando su etapa final y al contrario de lo que sucede ahora, cuidarse en las comidas no estaba en la agenda principal de los jugadores y para Kemp ese detalle fue demoledor.

En Twitter: @osoresmauro