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Además del análisis basquetbolístico del primer rival de la selección argentina en el Mundial de China, nos adentramos en la historia de Corea del Sur. Uno de los aspectos que resaltan de una cultura tan rica pero diferente a la occidental, son los nombres de las personas. Característicos por su composición de tres silabas, este es su origen.

Entre los años 57 a.C. y 668 d.C, un típico nombre coreano podía ser Sadaham, Gaesomun o Suro. Pero todo cambió a fines del siglo VII, debido a la influencia de China sobre Corea; entonces Kim Seok Jin o Song Hye-kyo pasaron a estar dentro de la norma. Allí surgió el actual sistema onomástico que predomina por aquellas tierras, en donde cada una de las tres sílabas tiene un significado.

La primera sílaba corresponde al apellido, la segunda a un nombre generacional -que comparten hermanos o primos- y la tercera es para el nombre personal de la persona. Tomemos de ejemplo a Park Chan-Hee, escolta del seleccionado que enfrentará a la Argentina este sábado. Park sería el apellido, Chan su nombre generacional y Hee el personal.

Otro detalle interesante con respecto a los nombres y la cultura coreana, es la escasez de apellidos. Según se registró, existen nada más que 300 y más del 50% de la población comparte cinco de ellos. Los más utilizados son: Kim, Lee, Park, Choi y Jeong.