Basquetplus.com

Houston Rockets fichó a James Nunnally el 16 de enero, en el marco de un contrato de 10 días prorrogable, para subsanar su enorme mala racha con respecto a los jugadores lesionados. Sin embargo, el alero ni siquiera pudo completar ese ínfimo lapso como consecuencia de una serie de eventos desafortunados que se llevaron a cabo al mismo tiempo y que conspiraron con su ilusión de mantenerse en la mejor liga del mundo.

¿Qué pasó? Este lunes se confirmó, vía Adrian Wojnarowski, que la franquicia texana llegó a un acuerdo con los Bulls para desprenderse de Carmelo Anthony. Sin embargo, el movimiento no pudo efectivizarse esa misma jornada debido a que las oficinas de la NBA permanecieron cerradas por feriado (día de Marthin Luther King). A su vez, los Rockets cuentan con el plantel completo por lo que se quieren añadir a un jugador al equipo, indefectiblemente tienen que dar de baja a alguno.

Justamente esa eventualidad también ocurrió: desde los despachos de los Rockets tenían todo acordado con el exjugador de los Nets Kenneth Faried y querían que jugara esa misma noche de lunes ante Philadelphia. En un principio, la salida de Carmelo iba a subsanar el asunto, pero el día de Martin Luther King obligó a realizar un cambio brusco en el diagrama y cortaron por el hilo más fino: James Nunnally, quien pese a formar parte de la rotación solamente pudo jugar dos partidos en Houston (4.5 puntos en 19 minutos).

Definitivamente estuvo en el lugar incorrecto y en el momento equivocado. De esta manera se frustró por tercera vez su sueño NBA: en esta misma temporada disputó 13 partidos para los Timberwolves (2.1 puntos y 4.9 minutos), mientras que tuvo otra breve etapa de 13 encuentros en la 2013/14 con la particularidad de que los dividió entre dos franquicias, los Sixers y los Hawks.