Efemérides

Felices 63 Larry: el día que decidió jugar un partido sólo con la zurda

17:02 07/12/2019 | La leyenda de los Celtics jugó un partido entero con su mano menos hábil. A continuación, te contamos la historia completa.

Bird ante Washington Bullets (Foto: NBA)

El público está de pie, enfadado y silbando a Larry Bird, quien desde que sonó la bocina está dando el biberón a los jugadores de Portland Trail Blazers. Nadie puede frenarlo, está desaforado. Ganchos, lanzamientos de media distancia, asistencias y triples por doquier suenan como un canto de sirena que atrapa y confunde al rival, hasta lo hipnotiza. Los locales ponen todo de sí y consiguen mandar el partido al tiempo suplementario, pero otra vez aparece el rubio de melena rebelde, que para este momento ya es juez y verdugo de su propia sentencia a muerte. Ni lo intenten, el encuentro ya estaba ganado hace mucho tiempo y los Celtics continúan su buen andar en la Conferencia Este. 

Como todo hito, es necesario explicar y analizar el trasfondo para entenderlo por completo. Es por ello que hay que situarse en 1986, más precisamente el 14 de febrero de dicho año. Los Boston Celtics, plagados de figuras como Larry Bird, Bill Walton y Robert Parish, arribaban al Memorial Colliseum para enfrentarse a los Portland Trail Blazers, que en sus filas tenían a jugadores de la calidad de Clyde Drexler, Terry Porter y Jerome Kersey. 

A pesar de tener a Kevin McHale fuera por lesión, los de KC Jones estaban pasando por un gran momento, habiendo conseguido ganar 14 de sus últimos 15 enfrentamientos. Liderando la Conferencia Este de manera autoritaria (39-9) y desplegando un baloncesto tan lírico como efectivo, los celtas eran los verdaderos reyes y pocos equipos lograban jugar de igual a igual frente a ellos. 

Tras el último triunfo ante Seattle SuperSonics, Larry Bird estaba hablando y charlando con algunos periodistas. Entre carcajadas y bromas, el de Indiana entró en confianza y les comentó que durante la racha vencedora de su equipo se estaba sintiendo un poco aburrido y que los partidos previos le estaban resultando muy fáciles, por lo que tomó una decisión polémica de la que todos en el recinto se mantuvieron escépticos: en el siguiente encuentro usaría sólo su mano izquierda para anotar todos sus tiros en la zona o cercanos a ella

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A medida que se acercaba la hora del partido todos continuaban escépticos ante la decisión del gran Larry y pocos le tenían fe. Mientras tanto, el número 33 permanecía tranquilo, calentaba en shorts largos y conversaba con sus pares. Todo se modificó cuando el árbitro indicó el pitido inicial y los Celtics empezaron a buscar a Larry Bird en la zona, donde aprovechaba sus centímetros y su fuerza para postear a aleros de menor talla que él. 

Con skyhooks al mejor estilo de Kareem Abdul Jabbar, bandejas a aro pasado, mucho posicionamiento y aprovechamiento de los espacios, Bird castigó constantemente toda oposición blazer, que no encontraba la forma de pararlo. A pesar de algún que otro triple en estático o saliendo de los bloqueos, Bird se mantuvo fiel a su promesa y durante todo el partido se encargó de hacer daño en la zona, utilizando su mano izquierda como un pincel, como una extensión de sí mismo, tan disciplinada y técnicamente letal como su propia diestra. 

Como si de un videojuego se tratase, el alero consiguió que el enfrentamiento fuese entretenido y divertido, con ambos conjuntos apostando al todo por el todo por llevarse la victoria. Tras 48 minutos de paridad, Larry mandó el partido a la prórroga con un lanzamiento de media distancia imposible de ser frenado. En el tiempo extra, el partido continuó equilibrado y ninguno de los dos pudo escaparse en el electrónico. 

Al llegar a la hora de la verdad, con 17 segundos restantes, fue otra vez el rubio el que tomaba posesión del balón, se posteaba desde un poco más atrás de la línea de triples y penetraba con su derecha hacia el medio de la zona pintada. Ya sabían lo que iba a hacer, pero nadie reconocía cuando lo haría. Siete, seis, cinco, cuatro, marcaba el reloj… Fue en ese momento cuando se elevó, levitó en el aire y, ante tres camisetas blancas, realizó un tiro con la mecánica perfecta que sentenció las esperanzas de victoria de su rival, al tiempo que se retiraba al banco de suplentes con una mirada que no decía nada, pero que entendía absolutamente todo. 

Sucesivamente, los de Boston perdieron en las finales de esa temporada ante Los Angeles Lakers por 4-2, pero lo que quedó para siempre en la historia fue ese partido de Larry Bird. Aquel en el que demostró que no era un simple jugador de baloncesto y que el resto de sus compañeros en la NBA ni siquiera estaban a su alcance. Un encuentro en el que se mofó de sus adversarios y en el que decidió todos y cada uno de sus movimientos. En definitiva, su mejor sinfonía. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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