NBA

La tarde en la que Kobe Bryant destrozó a Isaiah Rider en plena práctica

17:20 31/01/2020 | El primero lo desafió a un enfrentamiento de uno contra uno en medio de un entrenamiento. ¿El resultado? Una victoria aplastante de Bryant.

Bryant a punto de volcarla (Foto: NBA)

Había dos jugadores a los que nadie podía hacerle trash talk, aquel modismo que usan los norteamericanos cuando alguien habla mal del otro en cualquier tipo de cancha deportiva. Uno era Michael Jordan y el otro Kobe Bryant. Decirles cosas que los puedan llegar a molestar era firmar su propio obituario, una crónica de muerte anunciada en cuestión de minutos. El primero sacaba la lengua, el segundo se ponía serio y sacaba la mandibula hacia afuera. El 23 te llevaba al poste bajo y el 8 te enloquecía con sus fintas. Pero si había algo que los dos tenían en común era que nunca perdían, ni en la cancha ni fuera de ella. 

Precisamente esto ocurrió una tarde de 2001, en la que Isaiah Rider fue desafiado por Kobe a un duelo de uno contra uno en medio de un entrenamiento. Todo comenzó cuando el de Oaklad llegó a Lakers. Venía de ser figura en Minnesota Timberwolves, y en Los Angeles sería el reemplazo de quien por aquel entonces portaba la número ocho. Desde el primer entrenamiento empezó a burlarse de Bryant, diciéndole que no era lo suficientemente bueno y que en cualquier ocasión podría ganarle y sacarle el puesto de titular. 

Pasaron los días y Kobe no reaccionó, pero llegó el momento en el que finalmente explotó y le dijo: "¿En serio vos pensás que podés competir conmigo? Después del entrenamiento vos y yo, y nadie más, jugaremos un uno contra uno". Rider estaba confiado y por supuesto le dijo que sí. Inmediatamente Ron Harper gritó: "¿Quieren jugar? Traigan un Gatorade y pororó. Yo me siento acá a verlos". 

Con el aval de uno de los veteranos del plantel, quien también fue compañero de Jordan en los Bulls, Kobe Bryant e Isaiah Rider dieron por finiquitada la práctica, se pasaron la pelota y empezaron el partido mientras todo el equipo y el cuerpo técnico los veía entre risas, bebidas y un poco de comida. 

Rider era un veterano y un portento físico increíble. Kobe tenía apenas 22 años y su cuerpo todavía estaba desarrollándose. Nada de eso importó, y el escolta destrozó y liquidó a Rider en cada posesión, humillándolo frente a sus nuevos compañeros que se mofaban, agitaban la toalla y le gritaban cosas punto tras punto, triple tras triple y volcada tras volcada. Finalmente, el partido finalizó antes de lo previsto e Isaiah nunca más volvió a burlarse de Bryant después de esa agonía en la que pidió clemencia y no recibió ningún tipo de respuesta. 

Ese fue uno de los primeros cruces en la NBA para Kobe, pero él se había preparado para eso toda su vida. Cada pique, cada fundamento y cada lanzamiento en las noches de soledad o en las mañanas por la ciudad lo llevaron hasta ese punto de dominio total. Nadie lo podía frenar, mucho menos anotar. No tenía benevolencia, ni cuidado por el daño personal. Su destrozo era total. "En 20 años nunca perdió un uno contra uno", aún rememora Harper. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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