Especial

¡Panathinaikos levantó un partido memorable y es el campeón de Europa!

17:09 26/05/2024 | El Madrid metió 36 puntos en el primer cuarto, pero luego fue todo de los griegos, que ganaron tuvieron a un Sloukas monumental. Luca Vildoza, otro argentino que se corona.

La final de la Euroliga tuvo a dos argentinos y festejó Vildoza

La final de Europa entre el Madrid y Panathinaikos anticipaba un hecho histórico ganara quien ganara. Si lo hacían los españoles, lograrían el primer bicampeonato del club desde 1968, mientras que si se quedaban con el título los griegos, sería el primero en 15 años, siendo el más ganador del siglo. Una curiosidad marcaba la grandeza de ambos. Panathinaikos venía de ser campeón 6 veces en solo 11 apariciones en Final Four (55%), mientras que el Madrid lo había conseguido 5 veces en 13, un muy buen 38% también.

Lo que pocos anticipaban es que podría darse un juego de tan alto goleo como el que se vio en la primera mitad, especialmente por la locura de 36 puntos sumados por el Madrid en los primeros 10 minutos, absurdos comparados con los 77 que le había anotado en todo el partido Fenerbahce a los griegos en semis. Pero el Madrid volvió a ser una catarata de opciones ofensivas. Sorprendió de arranque con 8 puntos de Ndiaye (2 triples), y luego con el desequilibrio de Musa desde el pick and roll, arma central de ese primer cuarto para los blancos. Así empezó a despegar ante un rival no tan agresivo en defensa, que no podía siquiera intentar darle el balón a Lessort (muy opacado por Tavares y Poirier), y que dependió de arranque de Nunn (7 tiros en ese cuarto, contra 2 del segundo que más lanzó), y luego de Sloukas, un especialista en aparecer cuando la cosa viene cuesta arriba. 

Del 36-25 del primer cuarto, el Panathinaikos pasó al otro extremo en el segundo: defensa súper agresiva al balón, aprovechando también las ausencias por rotación de Campazzo, Musa y Hezonja, y ganando confianza en ataque, más allá de que sus 25 puntos del primer cuarto habían sido obviamente buenos. Pero logró meter en juego a Lessort, que le fue tomando la mano a su compatriota Poirier, y del 27-41 en contra pasó al 39-43 que lo metió definitivamente en juego. El Madrid, muy lento y escasamente peligroso en ataque con Chacho, Rudy y Llull juntos, se secó y se vio obligado a volver a mandar al campo a manos anotadoras. Igual, el partido ya se le había complicado. 

Con el regreso de Campazzo, Musa y Hezonja cambió bastante la historia, porque todos fueron más verticales. Facu, sobre todo, tomó la medida del tiempo y fue clave también con un par de libres por atacar a Lessort y un triplazo que le dio una luz de 7 cerca del cierre del período. Así maquilló un segundo período en el que su equipo había bajado a menos de la mitad su poder anotador. La buena noticia fue el ingreso de Vildoza por primera vez en la F4 y el triplazo que clavó para tomar confianza. Sloukas cerró el 54-49 de la mitad: 103 puntos entre ambos. No estaba en los planes. 

En los primeros 5 minutos del tercer cuarto llegó la clásica laguna madrileña y fue el peor momento de los de Chus Mateo. Sin intensidad, se dejaron llevar por delante por Panathinaikos y encima Facu, que era el que contagiaba en defensa, metió la tercera y tuvo que salir. Ya estaban 56-58 abajo (2 puntos en 7 minutos metió el Madrid) y la situación empezaba a ser preocupante, aunque faltara mucho. Porque había algunos malos indicios, como el horrible porcentaje de tres desde aquel 4/6 del primer cuarto (4/18 después). En realidad, un horrible cuarto en todo aspecto. Perdió el período 15-7. Es decir, el Madrid metió 36 puntos en el primer cuarto, 18 en el segundo y 7 en el tercero. No pintaba bien. 

Y fue peor. El Madrid empezó a jugar un básquet de escritorio, sin intensidad, liviano, con Chacho teniendo muchísimo tiempo el balón, sin resolución y, el equipo, en líneas generales sin la actitud suficiente ante un partido que se le escapaba de las manos. Porque si tenemos en cuenta aquel triplem de Campazzo que puso al Madrid arriba 54-47 al terminar el segundo cuarto, en los 15 minutos siguientes el resultado favorecía al Panathinaikos 27-11, para sacar la máxima de 8 (65-73) a 7m del cierre. 

De ahí en más el Madrid recurrió a la estirpe, a la historia y a su leyenda. Sergio Llull, el único que se dio cuenta (con Campazzo), que se les escurría el título, clavó dos bombazos y puso en juego al Real, que en realidad con eso logró despertarse un poco. El tema es que Sloukas estaba enajenado y también sumó dos triples, pero al menos ahora había competencia. Igual, duró poco. El Madrid hizo todo mal: se enloqueció antes de tiempo, empezó a tomar tiros forzados y apurados, desaparecieron sus anotadores (Musa y Hezonja), Facu metió las dos faltas que le quedaban (12 puntos, 4 asistencias) y salió por cinco y el castillo se empezó a desmoronar. 

Panathinaikos jugó con una soltura, una actitud ganadora y una mentalidad general impecable, y fue un auténtico campeón, porque no solo jugó mejor, sino porque supo cómo revertir esos 36 puntos recibidos en el primer cuarto para prácticamente recibir los mismos en los siguientes tres. Una maravilla. Real Madrid no pudo forzar la historia y se resignó ante un rival que, a la larga, terminò siendo muy superior. Los griegos volvieron al título tras 14 años con Sloukas (exestrella del enemigo Olympiacos), como figura clave y MVP indiscutible, con 24 puntos (tiró para 25). Fue victoria final apabullante, 95-80. 

Boxscore

 

Fabián García / [email protected]
Enviado especial a Berlín (Alemania)
En Twitter: @basquetplus

Compartir