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Panathinaikos fue campeón de la Euroliga y Kostas Sloukas el MVP de la Final Four. Pero casi nada hubiera logrado el conjunto griego en la temporada si no fuera por Mathias Lessort. El francés fue clave desde la pintura, integró el quinteto ideal de la competencia y logró el brillo necesario en los momentos claves para los de Ergin Ataman.

Nacido en Martinica, una pequeña isla del Caribe, Lessort pasó por mucho para llegar a esta actualidad: “Poder estar aquí no me lo podría haber imaginado de niño. Ser profesional es increíble. Estar a un partido de ser campeón de Europa es emocionante. Me crié en un entorno difícil, en una pequeña isla, y jamás creí que podría llegar aquí”.

A su vez, en conferencia de prensa agregó: “Esto es más grande que yo, porque quiero mostrarle a la gente eso de donde soy, crecí de la manera en que crecí. Cosas como estas son posibles y yo soy de una isla pequeña. Tengo mucha suerte de estar aquí, esto no sólo es una gran oportunidad para mí, pero también para la gente de mi isla”.

Tan lejos estaba del básquet, que en su infancia su pasión era el futbol en la isla antillana. Sin embargo, conforme creció encontró el básquet y se enamoró, tomándolo también como un trabajo para “asegurar mi futuro y el de mi familia”. Desde allí se dio su llegada a Élan Sportif Chalonnais, formándose y debutando en la liga francesa. A partir de allí se dieron buenos pasos por Nanterre 92, Estrella Roja, Unicaja Málaga, Bayern Munich y Mónaco. Pero sus grandes tareas se vieron primero en Maccabi, luego en Partizán y finalmente en un Panathinaikos que fue de menor a mayor y terminó festejando una vez más en la Euroliga.