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La ausencia de Stephen Curry comienza a sentirse con fuerza en Golden State. El conjunto dirigido por Steve Kerr cayó 102-97 ante Minnesota y ahora está abajo 2-1 en las semifinales del Oeste. Más allá del resultado, el dato que más preocupa es simbólico: por primera vez en la era Kerr, los Warriors no encestaron un triple en una primera mitad de partido, y fue nada menos que en unos playoffs. El 0-5 desde el perímetro al descanso marca un antes y un después en una franquicia que cimentó su éxito reciente en la amenaza constante desde larga distancia.

Sin su dos veces MVP, Golden State ha tenido que modificar profundamente su estilo. El equipo que promedió 15 triples por partido durante la temporada regular, intentó apenas cinco en la primera mitad del Juego 3. Aunque terminaron con 10 aciertos en 23 intentos, la mayoría llegó en el tercer cuarto, cuando Buddy Hield rompió la sequía apenas iniciado el período. La diferencia con su promedio de 41.8 intentos por juego en esta postemporada es abismal y refleja una ofensiva más enfocada en el juego interior y la transición, apoyada principalmente en Jimmy Butler (33 puntos) y Jonathan Kuminga (30 puntos).

Este cambio forzado no es solo una cuestión de estilo, sino de necesidad. "Es difícil generar triples sin Steph", admitió Kerr tras el encuentro. “Tenés que generar ventajas y rotaciones, y eso no es fácil sin él en cancha”. Las estadísticas lo confirman: los Warriors son el único equipo en esta postemporada que ha bajado de los 25 intentos de tres en un partido, un umbral que todos los equipos superan desde hace años. De hecho, ni siquiera los equipos más reacios al tiro exterior durante la temporada regular promediaron menos de 31 intentos por juego.

Otro aspecto que ha emergido es el rol de Butler como líder ofensivo. Desde su llegada en febrero, Golden State ha apostado por una versión más física y defensiva de sí mismo, algo que se vio reforzado por la baja de Curry. El equipo tiene desde entonces la mejor calificación defensiva de la liga, y logró mantener a Minnesota en 102 puntos. Sin embargo, la falta de generación perimetral y la baja efectividad general (43% de campo) vuelven el margen de error mínimo. Aunque Hield encontró su ritmo (4/8 en triples y 14 puntos), su pasividad inicial dejó al equipo sin una amenaza externa real en la primera parte.

Curry sigue en duda y, según informó Shams Charania, recién podría regresar en un hipotético Juego 6, siempre que la recuperación avance sin contratiempos. Su distensión en los isquiotibiales es una lesión nueva en su historial, lo que obliga a un seguimiento diario y sin apuros. Mientras tanto, Golden State deberá reinventarse una vez más. Si quiere soñar con las Finales del Oeste, necesita al menos un triunfo sin su máxima figura. La serie continúa, pero la receta ganadora no tiene al chef, y eso, en San Francisco, se nota.